Capítulo 4: Ahorros familiares.

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Desde la colina observaba las reses pastando. Su hermano, de apenas diecisiete años, corría por la pradera detrás de una pequeña ternera. Luffy siempre había tenido ese corazón infantil, pero a la vez, era un gran soñador que, en parte, animaba sus días. Si no hubiera sido por él, quizá ni siquiera le hubiera merecido la pena vivir. Eso es lo que llegó a pensar Ace años atrás.

Desde niño se había metido en peleas y había sido un rebelde empedernido. Aguantaba los insultos que decían de su padre y pese a que él le odiaba, no podía evitar pelearse cuando hablaban mal del hijo de aquel delincuente. Nadie sabía en realidad si llegó a tener descendencia o no, nadie sabía que él era esa descendencia, pero todos opinaban igual... "Si Gold D. Roger hubiera tenido un hijo, éste no debería haber nacido". Todos le querían muerto ya desde antes incluso de nacer.

- Ace – escuchó la voz de su hermano a la espalda, subiendo la colina con rapidez – Enséñame a montar toros.

- Eres muy joven para eso – sonrió Ace.

- El abuelo dice que tú empezaste incluso a menos edad que yo.

- El abuelo intentó detenerme varias veces. Supongo que soy muy cabezón, pero no es algo que me gustaría para ti, Luffy.

- ¿Por qué no? Tú lo haces.

- Yo soy idiota – le agregó antes de darle un golpecito a ese característico sombrero de paja que su hermano siempre llevaba y del que nunca se despegaba – en serio, Luffy, es peligroso. Tenemos muchos accidentes y algunos de ellos mortales. Es mejor que te mantengas lejos de los rodeos.

- No es justo. Tú sigues montando.

- Lo dejaré si me prometes que no lo harás tú.

El cansancio se acumulaba en su cuerpo y el intenso sol que cegaba sus ojos le obligaban a cerrar los párpados, sin embargo, no quería dormirse. Demasiadas cosas atormentaban su mente, desde ese médico que le había ayudado y del que todos los bandidos parecían saber algo excepto él, a las conversaciones agotadoras con su abuelo sobre ser un Ranger. ¡No quería ser un Ranger! ¡No quería ser el perrito faldero del gobernador! Sólo... quería ser libre y hacer lo que quisiera cuando quisiera. ¿Era tan complicado de entender? Por otro lado... si se enteraban que él era "puño de fuego", todo acabaría. Le ahorcarían y nadie podría ayudarle. Ni siquiera al que consideraba su padre, uno de los bandidos más temidos en esta nueva era.

- Tienes ojeras – sonrió Luffy mientras se sentaba a su lado bajo aquel gran árbol que les proporcionaba un poco de sombra.

- Lo siento, ya te he dicho que no he dormido nada.

- ¿Sigues en esa banda? Debe ser genial – sonrió Luffy – yo también tendré la mía algún día.

Ace sonrió. El mayor miedo de su abuelo era que ellos se convirtieran en forajidos, pero no había logrado apartar a Ace de ese mal camino y no parecía que ahora fuera a lograr que Luffy siguiera los pasos de su hermano mayor.

- Yo... tengo un poco de envidia.

- ¿Por qué? – preguntó Ace mirando las pocas nubes del cielo y cómo avanzaban con lentitud.

- Porque incluso tras esos dos años que estuviste en el frente, ellos nunca te han dado la espalda. Cuando volviste a Bodie, te acogieron como a uno más, ni siquiera les importa que seas el nieto de un Ranger.

- He pasado muchas cosas con ellos, Luffy, y estoy seguro que tú también vivirás tus propias aventuras en el futuro. Además... la guerra ha terminado, tú no irás al frente – sonrió Ace, golpeando con su índice la frente de su hermanito –. Eso me tranquiliza.

Ace of Hearts (One piece, Law-Ace)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora