Capítulo 3

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Al sentir los labios de Andrew sobre los de ella Leslie dio un respingo y separó sus labios de los de él, eso no era adecuado, ella era una señorita y no podía hacer eso, pero tras mirarlo a los ojos, decidió dejar de pensar. Por lo que, tomando esta vez la iniciativa, agarro a Andrew por el cuello y volvió a unir sus labios con los de él.

Durante unos minutos sus labios no se separaron, hasta que la necesidad de aire los obligó a hacerlo.

- ¿Estás bien? -. Preguntó Andrew sin apartar los ojos de sus labios húmedos, rojos e hinchados de sus besos.

- Sí, solo, que no me esperaba ese beso. Ni siquiera esperaba que se sintiera... todas estas cosas con un simple beso.

- ¿Te gusto?

- ¿Gustarme? Me encantó. Aunque, sabes que esto ha sido totalmente indecoroso, ¿Verdad? -. Susurró Leslie, quien empezó a sonrojarse al pensar que diría su madre si la hubiese pillado en ese momento.

- ¿¡¿Indecoroso?!? ¿Besar a la que quiero que sea mi futura mujer es indecoroso?

- ¿De..., de verdad quieres casarte conmigo? -. Preguntó Leslie completamente atónita.

- Claro. Me encantaría casarme contigo, que fueras la madre de mis hijos, la señora de mi castillo y de mis hombres. Pero antes-. Dijo Andrew al tiempo que se levantaba y se alejaba un par de pasos de ella, bajo su mirada-. Tengo que hacer las cosas bien. Lo primero es cortejarte como te mereces, por lo que, por mucho que me duela, a partir de ahora no voy a volver a besarte, ni a estar a solas contigo. No, déjame terminar-. Pidió Andrew al ver que Leslie iba a protestar-. Quiero hacer las cosas bien contigo. Todo el mundo, empezando por mis hombres te tienen que respetar, por lo que, a partir de ahora pasearemos con alguno de ellos a unos cuantos metros de distancia, para que vean como intento agradarte. Y, por último, tengo que pedirle tú mano a tu padre, pero para eso, antes tengo que arreglar la situación en mi castillo y en mis tierras. Las cosas están difíciles por allí desde que nos volvimos unos prófugos y McFallen quedó al mando.

- De acuerdo, a partir de ahora haremos las cosas así. Pero antes, tengo que ir a casa y decirle a mi padre de tus intenciones. Antes de que le pidas mi mano, tengo que ir preparándolo y contándole cosas sobre ti. Pero, sobre todo, necesito decirle que el rey te ha devuelto tus tierras y ha olvidado tu destierro.

- ¿Crees que tu padre me creerá conveniente para ti?

- No lo sé-. Dijo Leslie mientras apartaba la vista-. Pero voy a hacer que él lo crea. Eres el único hombre que ha hecho que sienta cosas cuando me mira, y no quiero perder eso.

Tras esa pequeña charla, Andrew y Leslie volvieron al castillo. Al llegar comprobaron que había un par de decenas de hombres a caballo, con las caras cubiertas de barba, y sucias por el polvo, al igual que su ropa, como si llevarán días cabalgando sin descanso. Cuando comenzaron a entrar por la puerta del patio del castillo, ambos reconocieron al hombre que lideraba el grupo, y que en esos momentos se encontraba saludando a Kendrick y a Lindsey.

- ¿Ken? -. Preguntó Leslie con una sonrisa mientras corría hacia el hombre que con una sonrisa la esperaba con los brazos abiertos.

- Veo que al final has entrado en razón y has dejado de acosar a este buen hombre-. Dijo Ken mientras soltaba a Leslie y le daba una palmada a Kendrick en la espalda.

A Leslie comenzó a embargarla la vergüenza al oír las palabras de Ken. Ellos dos se conocían desde hacía años. El padre de Ken y el de Leslie fueron amigos y compañeros de batalla desde muy jóvenes, y con el paso del tiempo su amistad fue creciendo cada vez más, hasta que el padre de Ken murió en aquella horrible batalla.

Enamorada de un ProfugoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora