Jennie estaba en su cuarto, ordenando su ropa. Por fin había llegado el fin de semana, y junto con él, las vacaciones.
Lisa no le había contestado su último mensaje desde la semana pasada.
Oyó el sonido de notificación, y saltó, literalmente, desde el otro lado de la habitación. Leyó por fin el mensaje que quería, el de Lisa. Aunque no era exactamente lo que quería leer.
- Ya no me hables. Eres ostigos@.
Todo dentro de ella se derrumbó. Quizás se había pasado al ilusionarse, y ya no hay remedio. Jennie entiende cuando ya no tiene nada que ver en un lugar, y ese era el caso de Lisa. Si ella no quiere que le hable, Jennie no lo hará.