El Ángel.

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Eliaz quitó el arma de la mano de su cuñado y lo golpeó en la cara.

El señor Ulises no pudo evitar pronunciar un grito ahogado.

-¡Ay no! -gritó Ulises-. ¡Ángel!

Todos los hombres de la señora Mádison, hasta Osmán, estaban impactados. ¿Qué demonios ocurrió? Los hombres de Eliaz bajaban sus armas pero un loco le disparó a Ángel. Había algo ahí que ese momento no tenía total lógica.

-¿Qué es lo que has hecho, Eliaz? -gritó la señora Mádison.

Eliaz alzó la mano en señal de que aguardara.

-Llévencelo -dijo Eliaz al oido de dos de sus hombres para que se llevaran a David.

Eliaz iba a dar un paso hacia adelante, sin embargo, aquella figura que yacía en el suelo se comenzó a mover; Ángel se estaba sentando en el suelo, en posición para colocarse de pie. 

-¿Cómo es posible? -susurró Ozän, quien tenía su traje todo mojado, al igual que todos y que posiblemente se les encogerían.

Todos los hombres, tanto de la señora Mádison como de Eliaz, estaban con los ojos como platos y con la boca abierta, algunos dieron un paso hacia atras, posiblemente por el miedo o la sorpresa.

Ángel, recuperando el equilibrio, logra imcorporarse y con un dolor punsante en el lecho aun así logra ponerse erguido.

-Señor Eliaz, esta noche... -decía Ángel, pero se interrumpió por un leve mareo-... esta noche nadie tiene que morir. Sé que en su corazón hay odio y lo comprendo, pero tenemos códigos.

La señora Mádison no pudo evitar sentir que la palabra "nosotros" sonó algo impropia.

-Le pido a usted, ¡y a sus hombres!, que vengan a la mesa del patrón en tres días, él estará ahí y usted podrá corroborar que él aún vive -dijo Ángel con su mano en el pecho.

La señora Mádison dibujó en si rostro la expresión de la sorpresa, jamás imaginó que aquel chico podría hablar como un adulto; como un hombre de la mafia.

Eliaz logra borrar la expresión de nostalgia de su rostro y asiente.

-Piense bien lo que hace -dijo Gabe tomando a Eliaz del brazo.

-Lo hago, vendremos en tres dias -dijo y les hizo a sus hombres un ademán para que le siguieran.

Los hombres se fueron y Ángel pudo al fin darse cuenta de cuanto dolia realmente su pecho.

Osmán, por orden del señor Ulises, fue a buscar a Ángel y este ultimo se afirmaba en él para poder caminar.

Los enfermeros y enfermeras corrian por toda la mansión y dejaron a Ángel sobre una mesa para poder examinarlo.

-Tijeras -ordenó la enfermera en jefe.

Un enfermero se las entregó y cortó la camiseta que Ángel vestía. Y entonces la enfermera comprendió por qué no había sangre. La bala impactó justo sobre el amuleto de Adam y solo dejó una marca roja en el pecho del joven esclavo.

La jefa de enfermeras y enfermeros hace señal para que se calmen.

-El chico está bien, solo es un rasguño, pero hay que mantenerlo vigilado hasta que salga del shock -dijo la jefa.

Un enfermero y una enfermera quedaron al cuidado de Ángel durante su estancia en aquella habitación capacitada de emergencia para hacer una enfermería.

A la mañana siguiente Ángel despertó y vio a Adam parado a su lado.

-Tienes un talento natural para meterte en problemas -dijo Adam.

El esclavo de la mafia (Parte 1)(gay)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora