Capítulo III

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Mientras barría las calles de mi antiguo distrito, y miraba la cantidad de polvo y mugre acumulado, no podía evitar pensar en que, después de tanto tiempo, estaba allí, en Konoha: el lugar que juré destruir, y luego proteger.

Todavía no lograba entender por qué, después de todas las cosas que hice, siguieron existiendo personas que estuvieron a mi lado. No lo merecía.

Fui una basura, cegado por la venganza, sin lograr ver nada más. Realmente, no lo entendía.

También seguía pensando en Sakura. Aunque no lo demostré, me sorprendió bastante que pudiera darse cuenta de lo que iba a hacer. A pesar de estar tanto tiempo separados, ¿Cómo era posible que me conociera tan bien? ¿Acaso era tan predecible?

En el tiempo que estuve fuera intentando redimirme, pensaba todos los días en las cosas que me habían pasado: desde mi infancia con Itachi, hasta mi última batalla con Naruto. Intentaba descifrar con detalle qué era lo que sentía con respecto a mi equipo, mi familia y Konoha.

Como dije anteriormente, admiro la fuerza de voluntad de mis compañeros, siempre creyendo que podría volver al camino correcto, aunque yo había pensado que mi objetivo era la oscuridad. Pero ellos siguieron creyendo que a pesar de todo, merecía otra oportunidad. Sin importar las veces que había intentado hacerles daño físicamente, porque la parte de los sentimientos era tema perdido.

Por ello, decidí volver a Konoha, e intentar redimirme. Reestablecer mi clan, ser de utilidad para la aldea y poder ser una buena persona, aunque sabía que nunca podría cambiar el daño que causé.

Mientras pensamientos de ese tipo rondaban en mi mente, no noté que cierta Haruno se acercaba al distrito, y llevaba con ella muchos productos de limpieza.

—Hola, Sasuke-kun— dijo Sakura al llegar junto a mi. Me sobresalté, ya que estaba demasiado inmerso en mis pensamientos, y no esperaba que alguien apareciera —. ¿Estás bien? Es la primera vez que logro acercarme sin que te des cuenta.

—Ya me había dado cuenta de tu presencia, pero como sabía que eras tú, no hice nada — mentí. A pesar de que ella notó que estaba mintiendo, lo dejó pasar. — ¿Qué haces aquí? ¿Y por qué traes todos esos productos contigo?

— Es obvio, voy a ayudarte a limpiar el distrito Uchiha — contestó mientras agitaba su mano, restándole importancia al asunto.

— No necesito ayuda, puedo solo — volví a mentir, realmente limpiar todo era un gran problema, pero no quería su ayuda, ya suficientes problemas le causé por tantos años. Además, seguro tenía muchas cosas que hacer en el hospital.

Noté como su expresión cambió,volviéndose triste. Pero a pesar de ello, rápidamente se recompuso.  Genial, otra vez haciendo mierda los sentidos de la gente. Ni siquiera cuando intento ayudar puedo ser de utilidad. Merezco un premio al idiota del año.

—  Espera, lo dije porque no quiero resultar una molestia, suficientes problemas ya te causé — le dije, antes de que se fuera.

Buena elección de palabras, Sasuke. “Molestia” no fue la mejor palabra para utilizar.
Aunque a pesar de ello, ella se volvió, y sonrió.  Noté como mi estómago dio un vuelco, tal vez debería haber comido algo antes de comenzar a trabajar.

—¿Era por eso? Deberías saber que ayudarte no me supone un problema. Para algo están los amigos, ¿No?— di-jo, volviendo a sonreír. Ese sentimiento de antes volvió, pero con mayor intensidad que la vez anterior.

Decidí no contestar, pero permití que me ayudara a limpiar. Siendo honesto, era demasiado trabajo para mí solo, pero no podía decirlo. Tenía cierto orgullo que mantener.

Yo seguí barriendo el lugar donde antes estaba mi casa, mientras Sakura se encargó de limpiar la entrada al distrito. Intenté evitarlo, porque sabía que era una parte bastante difícil de limpiar, pero ella se negó. Tal vez, porque en lugar de decirle que podríamos limpiarlo juntos, y que así sería más fácil, le dije que era demasiado difícil para ella sola. En serio, ni una cosa puedo hacer bien, ¿Y yo le decía a ella inútil? Soy idiota.

Mientras barría, seguía pensando en todo lo que antes comenté, y recuerdos de mi infancia con mi familia e Itachi vinieron a mi mente. Sabía que era inevitable no recordar todo eso estando donde me encontraba. Pero aún así, me invadió una nostalgia inmensa: veía las calles, las fachadas de los antiguos locales, las casas, y me imaginaba caminando allí junto a mis padres, mi hermano. También me puse a pensar como hubiera sido todo si nunca hubiera pasado lo que sucedió: ¿Naruto y yo habríamos sido mejores amigos desde el principio? ¿Sería un poco menos… yo?

Aunque sabía que pensar en todo esto no podría traerme nada bueno, no podía dejar de hacerlo. Mi mente no dejaba de imaginar.

—Ya terminé, ¿Qué más puedo ha-
cer—preguntó Sakura mientras se acercaba a mi. Esta vez, a pesar de estar distraído, sí noté su presencia. No iba a volver a pasarme lo de antes.

—Por hoy está bien, ya es tarde —contesté. Ella miró al cielo, y su rostro mostró sorpresa al notar que estaba atardeciendo—. ¿No lo notaste?

Sí que soy idiota. Mis palabras sonaron con más desdén de lo habitual.

—No, no lo noté. Si quieres, mañana puedo volver, y seguir ayudándote. Prometo no decirle a nadie— dijo. No noté ningún cambio en su expedición.

—No, está bien. Seguro tienes muchas cosas que hacer en el hospital. Además, tienes que prepararte para la misión— respondí, mientras la miraba. Nuestros ojos se encontraron, y por un segundo, volví a sentir ese vuelco en el estómago. Tenía que comer algo, o iba a morir.

—¿Estás seguro? En el hospital no tengo mucho que hacer. Puedo venir un rato.

—Si, en serio. No necesito tu ayuda, otra vez.

Genial. Soy el número uno en cagarla. Aunque… eso no es novedad.

Noté como su expresión cambió por un segundo, pero, otra vez, la recompuso rápidamente, y con una sonrisa dijo:

—Está bien, nos vemos mañana.

Luego, se alejó.

Yo seguí barriendo por un rato más, hasta que se hizo de noche: una luna creciente iluminaba los restos de mi antiguo hogar, y las estrellas, brillando intermitentemente, la acompañaban. Era una noche hermosa, y no había rastro alguno de nubes, por lo que se podía ver bastante bien por donde andaba.

Mientras caminaba hacia mi casa, me crucé con Ino, Shikamaru y Choji, quiénes estaban por entrar al local de barbacoa. Al verme, me hicieron una seña para que me acercara a ellos, invitándome a comer, pero preferí seguir mi camino, necesitaba seguir pensando.

Creo que estoy reflexionando todo, con tanto detalle, para compensar el tiempo que estuve sin hacerlo.

Cuando llegué a mi casa, abrí la puerta, la cual hizo un molesto ruido, consecuencia del tiempo que estuvo cerrada. Me prometí a mí mismo arreglar eso al día siguiente sin falta.

Al encender la luz, puede ver toda mi habitación completamente ordenada: la cama tendida, la ropa prolija y apilada en una silla, esperando para ser guardada, y el piso bien barrido. Se puede decir que el orden que mantengo es una de las pocas cosas buenas que tengo, aunque no es mucho en comparación al resto de cosas malas.

Decidí hacerme un ramen instantáneo para saciar mi apetito, sentía que en cualquier momento mi cabello iba a volverse rubio, mis ojos, azules, y comenzaría a decir “dattebayo” al final de cada oración.

Mientras comía, encendí la televisión, en la que estaban dando un programa sobre cómo se realizaban las shurikens. Aunque, siendo honesto, no le estaba prestando atención. Mis pensamientos seguían volviendo a mi compañera de equipo, y otra vez, mi estómago dió un vuelco. No podía creerlo: a pesar de estar comiendo, seguía teniendo hambre.

Todavía no podía comprender qué era lo que realmente me pasaba.













¡Holiii! Espero que les haya gustado el capítulo de hoy, se qué es corto, pero dentro de poco la cosa va a ponerse buena.
Y ya saben, si les gustó, no olviden darle a la estrellita, y comentar.
Ahora sí, ¡Adiós! 💙

After the War (NaruHina/SasuSaku) #Wattys2019Donde viven las historias. Descúbrelo ahora