OFICINA DEL CAMARLENGO. 21:07 h.
Vittoria estaba adormilada en un sofá de la oficina del camarlengo, con un vaso de agua en una mano y un sándwich en la otra. Los pies le ardían y las emociones vividas en las últimas horas le habían pasado factura. Poco a poco, entre los brazos de Roberto, en ese sofá, se iba dando cuenta del lío en el que estaba metida, y de que tenía pocas posibilidades de salir ilesa de aquella.
El camarlengo, de pie frente a su mesa, rompió el silencio:
- Inspector, Comandante, ¿alguna novedad? -, dijo el sacerdote.
Olivetti, con semblante cansado, pero erguido, comenzó:
- Como ya sabe, los cardenales Ebner y Lamassé han sido asesinados. El primero en Santa Maria del Popolo hace una hora, y el segundo hace diez minutos, aquí, en la Piazza San Pietro. El asesino escapó en ambos casos, pero aún tenemos otras dos oportunidades.
Vittoria no prestaba atención a la conversación. El sacerdote, abatido, se dejó caer en su silla. Con un hilo de voz, se dirigió a Richter:
- ¿Que hay de la búsqueda del explosivo, Comandante?
Vittoria, que ya había terminado su sándwich, espoleada por su interés en encontrar el próximo indicador, y cada vez más esperanzada en encontrar intacta la iglesia de la Iluminación, se acercó a un mapa que había colgado en una de las paredes de aquella habitación, y, de nuevo, cogió la app de brújula de su móvil, y comenzó a valorar opciones en aquel mapa.
Richter, tan impasible como siempre, comentó, con aire militar:
- Sin resultados. Ya hemos cortado la luz en el 20% de la Ciudad del Vaticano.
El camarlengo, frío, le dijo al Comandante:
- ¿Cuanto duraría la evacuación de la plaza?
Richter ya lo había pensado:
- Retirando a mis hombres de la búsqueda del explosivo, 20 minutos.
El camarlengo, superado por las circunstancias, se acercó a Vittoria, que seguía enfrascada en su inspección del mapa:
- Señorita Vetra, por ahora no se ha equivocado en cuanto al sendero. Son las nueve y diez, ¿tardaría en encontrar la siguiente iglesia?
Vittoria, señalando en distintos puntos del mapa, comenzó a explicarle:
- Las ráfagas de aire del bajorrelieve apuntaban hacia el oeste, lejos del Vaticano, pero eran cinco, así que hay margen de error - Se dio la vuelta y miró cara a cara al camarlengo -. Unas veinte iglesias se cruzan en el camino - Olivetti se dirigió a la puerta a recoger un bolsa que un compañero suyo le traía, y que desapareció a los pocos segundos -, ninguna con un nombre que simbolice el fuego. Así que debe de haber una escultura de Bernini que sí lo haga en el interior de alguna. Necesito una lista de todas las obras de Bernini - Vittoria puso una voz más seria, mirando al camarlengo a los ojos -. Tendría que volver a los Archivos.
El camarlengo miró intermitente a Olivetti y a Richter, buscando en sus miradas otra solución menos arriesgada. No encontró nada. Dudó, pero finalmente asintió:
- Inspector, acompañe a la Señorita Vetra.
Ambos se ponían ya en marcha cuando una frase resonó en el walkie-talkie de Olivetti:
- Ispettore, accendi il televisore.
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Tempe Sede Vacante
Mystery / ThrillerImagina que, un día, mientras que estás en tu trabajo, alguien te visita. Sales de tu país con lo puesto y, sin quererlo ni beberlo, sin que te des cuenta, te estás jugando la vida por una de las organizaciones más influyentes y ricas del mundo. Te...