Tempe Sede Vacante

Capítulo 8: La iglesia más antigua de Roma

Roberto y Vittoria se dirigían al Panteón, ambos muy tensos. Iban observando cualquier indicio de violencia al que pudieran adelantarse. Vittoria notó en Roberto una intranquilidad creciente:

- Relájate, se supone que somos pareja.

Roberto, observando a su alrededor, la respondió en voz baja:

- A lo mejor hoy no tenemos un buen día...

Sonrió ligeramente, aunque en realidad ella se sentía igual de inquieta. Además, debajo de la chaqueta de Roberto ahora este portaba una veretta semiautomática que le había dado Olivetti, lo cual justificaba su nerviosismo. Seguían caminando hacia el Panteón cuando Vittoria lanzó un:

- Dame la mano.

Roberto le cogió la mano, pero más fuerte de lo que ella esperaba:

- Pero no me la retuerzas.

Roberto se disculpó con un destello de humor:

- Lo siento, los nervios del recién casado.

Llegaron a la puerta del Panteón sin añadir nada más. Ante ellos quedó la gran plaza, y, como un acto reflejo, ambos miraron hacia arriba:

- Oh, mira, cariño el occulus.

En la boca de Vittoria afloró un sonrisa nerviosa:

- Tiene que ser el agujero del demonio del poema.

Roberto reparó en algo:

- ¿Por qué están las tumbas ladeadas?

Vittoria ya sabía aquello, aunque se apresuró a aclarárselo:

- Están orientadas al este para adorar al Sol naciente.

A Roberto no le convenció:

- Pero es una iglesia cristiana.

Parecía mentira que no supiese aquello. Mientras observaban a su alrededor en busca de sospechosos, pasando desapercibidos como dos turistas más, Vittoria le respondió:

- Las nuevas religiones adoptan costumbres y festividades existentes para facilitar la conversión. Como el 25 de diciembre. Es la fiesta pagana del Sol Invicctus, del resurgimiento del sol, y a la vez una fecha muy práctica para celebrar el nacimiento de Cristo - Hizo una pausa -. Comprobemos por separado. Hagamos un semicírculo de 180 grados.

Indicó a Roberto que fuese hacia la izquierda, y ella comenzó la búsqueda de la tumba del artista en el lado derecho. Mientras buscaba la tumba, y más indicios de sospechosos, resonaban en sus oídos las explicaciones de una guía de habla hispana. Vittoria se paró a observar uno de los nichos, que le pareció precioso, cuando en sus oídos resonó un:

- ¡Vittoria!, ¡Vittoria!

A la simbóloga le invadió un miedo absoluto, y se dio rápidamente la vuelta. Por suerte lo único que se encontró fue la cara desencajada de Roberto, que había encontrado la tumba de Rafael, y le indicó que se dirigiese hacia ella, mientras le explicaba:

- Aquí está la tumba de Rafael, pero no es esta.

Vittoria solo pudo articular un:

- ¿Qué?

Llegaron ante la tumba de Rafael. Roberto siguió explicándole:

- Le trajeron aquí en 1759, un siglo después de la publicación de "Diagramma". Antes, ¿Dónde le enterraron?

Vittoria puso a su cerebro a funcionar:

- En Urbino, creo... El mausoleo terrenal de Sanzio...

El cerebro de Vittoria funcionaba de forma frenética. "¿Qué podía ser?". Hasta que reparó en algo.

El 'David' de Miguel Ángel.
La 'Mona Lisa' de Leonardo da Vinci.
El 'Inferno' de Dante Alighieri.

Vittoria levantó la cabeza y, alterada, explicó a Roberto su deducción:

- ¡Mierda! ¡La tumba de Sanzio! Tiene que ser una capilla que él construyo. No esta enterrado, la diseñó él - Se giró hacia el agujero situado en el centro de la cúpula -. El agujero del demonio no es el occulus, está bajo tierra, ¡Es una cripta!

Rafael había diseñado un número considerable de tumbas, y Vittoria no tenía ni idea de cuál podía ser. Por suerte, la guía de habla hispana que Vittoria había escuchado antes, le dijo a los turistas:

- ¿Alguna pregunta?

Vittoria gritó:

- ¡Sí, sí! - Roberto y ella se colocaron a su lado, cruzando entre los turistas. Vittoria sabía perfectamente que preguntar -. ¿Diseñó Rafael Sanzio una capilla con un osario al lado y la figura de un ángel, por encargo de la Iglesia Católica?

La mujer, sorprendida, que por suerte sabía bastante sobre las obras de Rafael, le respondió:

- Lo siento... Solo... Solamente se me ocurre una.

Vittoria miró fugazmente a Roberto. No podía haber soñado una respuesta mejor:

- Una, necesito.

*~~~~~~~~~~~~*

Vittoria corría, seguida de Roberto, camino a los coches mientras un enfurecido Richter le gritaba:

- ¡Un error!, ¡¿Cómo que un error?!

Vittoria procedió a explicarse:

- Es la capilla Chigi, en la iglesia de Santa Maria del Popolo. Antes se llamaba la "Cappella della Terra". Tierra. Es el primer elemento. Ahí es.

Richter, impasible, respondió a Vittoria:

- Eso dijo del Panteón.

Vittoria insistió:

- Tenemos cuatro minutos.

Richter ni la miro:

- Indietro in Vaticano!, Presto!

Roberto, a la vez que recriminaba a Richter, tradujo a Vittoria:

- ¿De vuelta al Vaticano? ¡No puede!

Vittoria no lo podía creer. Insistió una vez más, mientras Richter seguía caminando a paso de gigante:

- Comandante, si le importa su Iglesia, hágame caso.

- ¿Mi Iglesia? - Gritó Richter, enfadado. Se dio la vuelta y se colocó en frente de Vittoria, imponiéndose con su gran silueta frente a la menuda simbóloga -. Mi Iglesia consuela al enfermo, mi Iglesia da de comer al hambriento, ¿Qué hace su Iglesia, señorita Vetra? - Vittoria, sintiéndose diminuta y sin ganas de tener un debate de ese tipo con aquel hombre, se quedo muda. Richter continuó -. Claro, no tiene ninguna.

Vittoria le dirigió una mirada furtiva a Lezzo. Richter se dirigió a Olivetti, que se encontraba más adelante, y que, por supuesto, había oído todo:

- Lléveles si quiere. Ya me he hartado.