o4 . INCÓGNITA -مجهولة

76 15 21
                                    

Tras salir de la habitación de Raúl, fui a buscar a mi hermano para hablar sobre la entrevista de trabajo pero, antes de poder hacerlo, él entro a la casa y, con una botella de cerveza en la mano, dijo:

- Hay una fiesta en el barrio, de unos chicos que tienen mucho dinero. - se le notaba que había bebido: arrastraba las palabras como si estuviera un poco borracho. Le miré, interrogante, ya que él esperaba una reacción por mi parte. - ¡Vamos, anímate! ¡Vente un rato a la fiesta! Quiero celebrar que mi hermanita esta aquí. - No pude evitar sonreir: lo noté más feliz que nunca.

En ese justo instante recordé el motivo por el que había buscado a mi hermano.

- ¿Y la entrevista de trabajo? - le pregunté a Jace

- Iremos mañana, no te preocupes. - dijo él, con aire despreocupado, mientras posaba sobre mis manos una botella de licor.

Mis manos la cogían como si fuera una bomba a punto de explotar. Nunca había bebido nada que conteniera alcohol .

Una voz conocida me sacó de mis pensamientos:

- Yo paso. - dijo Mickel, apareciendo de entre las sombras del pasillo.

Jace le miró y, tras unos segundos, apartó la mirada y se encogió de hombros.

- Tu mismo. - dijo, sin interés. - No entiendo porque te empeñas en ser siempre tan solitario.

Myckel se dirigió de vuelta a su habitación, ignorando a Jace y pasando por mi lado, sin apenas prestarme atención.

Jace y yo andamos varias calles hasta llegar a una gran casa en la que adolescentes con trajes caros se estaban divirtiendo. Al ver a todo el mundo con trajes de etiqueta, me sentí ridícula porque no iba para nada elegante: tenía la ropa con la que me había ido de casa, y no es que fuera precisamente lo mas "fashion" que tenía en el armario.

Cuando entramos a la casa, una potente luz morada recubría todos los rincones del gran salón. "Así deben de ser las discotecas, ¿no?", pensé. Vi que una chica que había a unos metros de mí me saludo, como si la conociera de algo. De lejos no la reconocí, y las luces que teñían sus rasgos de púrpura tampoco ayudaron mucho. Pero, a medida que se fue acercando hacia mi me fui dando cuenta de quien era y me llevé una grata sorpresa.

- ¡Luna! ¿que haces aquí? - Le digo a la chica: era una antigua amiga del colegio.

- ¿Y tu, pequeña marciana? - Me dio un golpecito en el brazo: su equivalente a que me había echado de menos. Luna me llamaba "pequeña marciana" porque me conoció cuando repitió curso y, bueno, siempre sera un año mayor que yo. Nunca olvidaré esas conversaciones en las escaleras antes de entrar a clase de historia, esas anécdotas con las que no podía parar de reírme, o cuando cantábamos parodias de nuestras canciones favoritas y bromeábamos con patentar las y hacernos youtubers influencers famosas... En fin, recuerdos que en mi conciencia se quedaran para siempre...

...hasta que, un día antes de que ella se fuera, me confesó que estaba enamorada de Sam y me hizo prometérla que no tendría nada con él, ya que tanto ella como yo sabíamos que a Sam le gustaba yo, y no Luna.

Que caprichoso es el destino, ¿no crees?

Todos esos recuerdos vinieron a mi mente en un torrente, pero cesaron igual de rapido que aparecieron.

- Tia, ¿qué tal estas? ¿donde has estado todo este tiempo desde que te fuistes en sexto? - pregunté, ya que nadie de la clase habíamos vuelto a hablar con ella desde que se fue del colegio.

- Muy bien, la verdad. Me vine a vivir aquí, en San Francisco, con mi primo y mi tia cuando mis padres decidieron cambiarme a un instituto de pago, pero el año pasado he alquilado un piso y lo comparto con unos amigos. ¿Y tu qué, que te trae por aquí?

THE LOST MIND - العقل المفقود ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora