I. El linaje Córcega

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Ser alguien en el mundo mágico era una tarea difícil, las antiguas guerras mágicas habían traído muchos héroes a la historia pero no todos habían prevalecido a través de los años.

Alfredo Córcega había sido un excelente Auror cuando la primer guerra mágica en México había iniciado, siendo de gran ayuda para su mundo y el cotidiano al ayudar en la independencia del país en 1810, sin embargo sus méritos fueron principalmente para la comunidad mágica, siendo así un héroe entre los magos y un Don nadie para los muggles.

Tras los sucesos de la guerra contrajo matrimonio con una hermosa mujer quien había sido una amiga en sus años de colegio y que ahora sería la madre de sus hijos. De este matrimonio nacieron los dos primeros miembros del ahora conocido apellido Córcega; Maximiliano y Alexander, quienes al crecer demostraron ser dignos del apellido que llevaban, su primogénito fue un Auror tal y como él había sido y el segundo se había interesado por la alquimia.

Tener un apellido conocido les facilitaba algunas cosas pero también se les complicaban, sin embargo consiguieron ser alguien importante en su mundo, casarse y continuar con el linaje que apenas comenzaba.

La gloria que venía con su apellido desde entonces se mantuvo intacta. Generaciones pasaron y los hijos se convertían en personas importantes, Autores principalmente por la influencia de la familia, pero siempre destacaban si su apellido era Córcega, incluidas las hijas pues aunque no pudieran seguir manteniendo el apellido tenían sangre Córcega y debían honrarla.

El permanecer el apellido Córcega era difícil, en muchas ocasiones las tragedias o la misma genética les hacían creer que en un futuro dejarán de ser una de las familias más respetadas y reconocidas de su mundo, por ello cuando un hijo nacía el peso del apellido y las miradas recaía en él, pues se esperaba que siguiera con las tradiciones tanto laborales como personales.

Canuto Córcega, un hombre digno y de buenos valores, era el actual portador de prevalecer el apellido, cosa que no le costó mucho pues en el colegio conoció a una hermosa chica de nombre Imelda con la cual compartía la atracción por el otro. Casarse no fue un problema, conseguir trabajos dignos e intentar tener una familia tampoco pues la suerte les dio tres hijos varones, Eugenio, Tulio y Audifaz.

Los primeros años fueron maravillosos para la família, sin embargo el trabajo de Canuto le quitaba gran parte de su tiempo al tener que viajar. Un día Canuto salió como era costumbre a uno de sus viajes, su familia se despidió segura de que lo verían dentro de dos días, pero eso nunca pasó. Tras pasar un par de días más el Ministerio mágico se preocupó de su paradero y comenzaron a investigar, fallando en encontrar alguna pista de que seguía vivo. La perdida dejo devastada a Imelda, pero no podía darse el lujo de dejarse caer, pues era consciente de la importancia del apellido, volviéndose en la matriarca de la familia.

Los años pasaban y los nuevos herederos Córcega crecían sin complicaciones, alguno enamorandose, otro más siendo un rebelde y el último estando más centrado en sus estudios pero todos con las mismas creencias. Crecieron y se convirtieron en los hombres que estaban destinados a ser.

Eugenio fue el primero en traer alegría a la familia al anunciar el nacimiento de su primer hijo, luego de casarse con la mujer que amo desde casi toda su vida escolar llamada Blanca. Al nacer se convierte en el primer heredero Córcega pues con el paso de los años Eugenio y Blanca tuvieron tres hijas más.

Tulio y Audifaz se mantenían neutros ante la decisión de casarse y formar una familia, pero al ser criados con los ideales de la familia sabían que tarde o temprano tendrían que casarse. La decisión definitiva cuando la típica suerte en la familia les trajo la mala noticia que el primogénito de Eugenio se había perdido.

Magia con el Corazón || Aristemo (Pausada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora