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Sábado 7 am. Mi madre me despertó demasiado temprano para mi gusto porque no encontraba no sé que del  trabajo que resultó estar en su coche; pero al menos puedo aprovechar para retomar algo que hace un rato no hago.

Busqué un pantalón cómodo, una blusa holgada, sujete mi cabello en una coleta, me puse los tenis y con una sudadera ligera me encamine al parque.

7:30 am, después de calentar un poco comencé a correr por el parque.

Es muy reconfortante sentir la brisa en la cara, la mañana es fresca es muy bonito ver el amanecer; no piensas en nada, te envuelve solo el ritmo del respirar y los latidos en los oídos, hasta que unos ladridos te sacan de la ensoñación.

Gire un poco la cabeza para observar si no me pasaría encima el perro pero ...

- Buenos días - saludaba un sonriente Kentin emparejandose conmigo - no imaginé que fueras madrugadora

Traía de la correa a Cookie y corrían juntos

- Hola, podría decir lo mismo de ti - dije algo más agitada que él, he perdido práctica.

- Ya es costumbre para mi - dijo restándole importancia - en el colegio militar el día empieza desde las 5 de la mañana, así que se me quedó esa rutina

- ¡5 de la mañana! Yo no podría con eso. ¿Cuánto llevan corriendo exactamente?

- Llegamos desde las 6, - que determinación, yo no suelo abandonar mi cama tan temprano aunque me guste correr. - hago en entrenamiento general y después corremos un rato.

Cookie le dio la razón respondiendo con un ladrido, es un perro adorable.

- WOW, yo a esa hora me envuelvo con más cobijas para seguir durmiendo.

- Entonces ¿había un monstruo bajo tu cama o que te hizo abandonarla hoy? - dijo con media sonrisa.

- Fue culpa de mi madre, me arrebato las cobijas y me empujó fuera de la cama, - hice una mueca de disgusto por recordarlo -  como ya no pude retomar el sueño pues decidí salir un rato, solía hacerlo seguido pero perdí interés.

8 am. Dimos al menos dos vueltas más al parque y yo ya no pude aguantar, mientras él se veía tan fresco como lechuga.

Me aleje del circuito de corredores y me dejé caer en una banca, había olvidado traer agua, moría de sed.

- Estoy muerta -  digo dejando caer mi cabeza en el respaldo de la banca.

Kentin más prevenido tenía agua para él y para su perro; amablemente me ofreció de su agua, acepte dar un trago que se convirtió en su botella vacia.

- Lo siento mucho - dije apenada - la rellenare de nuevo.

- Descuida, puedes devolverme el favor con otro favor. - se sentó junto a mí - tengo que comprar algunas cosas para la casa pero aún no conozco muy bien las tiendas de por aquí ¿Podrías darme un pequeño tour?

- Por supuesto, si quieres puede ser mañana. - en ese momento mi estómago empezó a protestar que hicimos ejercicio sin desayunar e hizo que me sonrojara. - Bueno esa es mi señal para volver a casa

- De acuerdo, te veré mañana entonces. Gracias - antes de que pudiera irme me entrego un pequeño paquete plateado - son galletas, para que no te desmayes en el camino.

Le di las gracias y me dirigí a casa dispuesta a prepararme un banquete, que valga la pena estar despierta tan temprano.

Si Me Amarás También...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora