Debí pensarlo.

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Mi madre me pidió que estudiara medicina, por que así podría ayudar a las personas que lo necesitaran. Entonces así ella podría descansar en paz. Pero, ¿por qué estoy aquí? con ropa algo reveladora, buscando la manera recaudar suficiente dinero, para luego volver a la casita tan humilde hecha de palos y de zinc, lo único que me dejo el padre de mis cinco hijos. Quien desapareció en las penumbras con la excusa que iría a comprar unos cigarros.

Mientras cruzaba por el callejón del barrio Los manguitos, me topé con un señor, quien se encontraba tendido en el suelo agonizando. En ese instante recordé a mi madre, la cual siempre que podía me recalcaba que debía ayudar a los necesitados y eso hice. Con toda la fuerza que tenía, lo ayude a levantarse y lo introduje a mi morada. Desde que tengo uso de razón, tengo la costumbre de poseer un botiquín. Por esto tuve la facilidad de tapar la hemorragia externa, vendarle la cabeza y entablillar la su tobillo derecho. El señor está perdiendo la razón y con el poco tiempo que tenía le pregunte; ¿quieres que llame una ambulancia?, el rápidamente me sujeto del brazo y me rogó que no lo hiciera, y en ese instante se desmayó.

Al día siguiente me levante y lo observe mientras dormía. Tenía una cara hermosa a pesar de los moretones, era pelinegro, con unos pectorales exquisito, todo de él era tentador. El comenzó a quejarse del dolor mientras despertaba, yo rápidamente me acerque y le pregunte si necesitaba algo, el solo respondió agua. A pesar de que él no quería nada más, lo obligue tomar unos calmantes, esto hizo que se tranquilizara.

—Gracias —dijo.

—Aun no me agradezcas, necesito que me digas la razón por la cual no quieres que llame una ambulancia.

—Por tu seguridad no creo que deba decírtelo —comento mientras se sentaba.

—soy la agente federal Renata, todo lo que usted diga quedara bajo confiabilidad —dije mostrando mi placa.

—No lo puedo creer, a noches estabas vestida de prostituta.

—Estoy en una misión.

—Si lo sé, soy el agente Rodolfo, me comendaron ser el compañero de la agente Renata Cruz, pero aun no sabía que estabas en cubierto.

—Solo mis superiores lo saben, pero ¿Por qué a mí no se me comentaron que trabajarías conmigo?

—Porque tienes mucho que no mandas tu informe a la central.

—Cierto, se me complica mucho, pero aun no me dices porque estas herido.

—Eran tres delincuentes que estaban siendo perseguido por la policía, y sin querer chocamos, y así me apuñalaron, pero no es nada grave.

— ¿Estás seguro que no fue intencional?

—Sí, eso creo.

—ok, bueno te tengo que dejarte, debo arréglame para ir a trabajar.

—ok, déjame prepárame.

—Sabes que no vas a ningún lado ya que no estás en condiciones, cuando estés mejor vemos que hacemos contigo, mientras descansa.

Me retire de lo que llamaba sala, me introduje en el baño y estando allí me bañe y me cambie. Me despedí de Rodolfo y salí de la casa. Todo estaba de costumbre, acepto tres caras nuevas. Nada extraño supuse. Al llegar al local de mi trabajo, mi jefe me hiso seña de que subiera al tubo hacer mi acto. Como siempre enloquecí al público, pero por primera vez, llame la atención de Joaquín la cabeza del barrio. Al terminar mi baile este me llamo.

— ¿Eres Karen cierto? —pregunto Joaquín.

—Así es señor.

—Un lindo nombre para una linda dama.

—Gracias señor por el cumplido, pero, ¿en qué puedo ayudarlo?

—En lo que mejor sabes hacer... bailar.

— ¿Lo quiere ahora mismo señor?

—No, la quiero en mi casa, ¿me acompañas?

—Por supuesto señor.

—Acompáñeme —se levantó junto con sus matones y caminamos hacia su camioneta negra estando allí me puso un funda de almohada negra en la cabeza —lo siempre presiona pero no puedes ver el camino. —Tardamos algunas treinta minutos para llegar, me introdujeron a la casa y me quitaron la funda —llegamos princesa.

—Este no es tu casa, este es un lugar de lavar dinero —dije algo molesta.

—Lo se agente Renata —dijo sobando una pistola.

— ¿De qué hablas? —cuestione.

—No hay necesidad que sigas ocultando lo que eres —tiro una carpeta a mis pies, pude observar que tenía varias fotos donde estoy vestida con el uniforme de la CIA. — ¿necesitas más pruebas?

—Solo haga lo que tenga que hacer —creo que debí ser doctora como madre quería.

—Y es lo que haré con todo el dolor de mi alma por matar a una bella dama como tu.

Se escucharon disparos y me tire al suelo. Muchas personas caían conmigo, pero, con la diferencia que ellos estaban heridos. Yo estaba desalmada y trate de coger el alma de uno de los matones que estaban tirados. Joaquín estaba escapando, así que olvide de los disparos y lo perseguí, cuando él estaba ya en la puerta, apareció Rodolfo junto con gran apoyo policial.

—Crees que tengamos suficientes pruebas para encerrarlo? —le pregunte a Rodolfo.

—Claro que si agente y si no haré todo lo posible por conseguir más, pero con una sola condición.

— ¿Cuál?

—Si me invita una taza de café —no pude evitar sonreír.

— ¿El martes en la noche?

— ¿A las siete?

—Pues no se diga más —finalizo.

Vía de Escape. [Terminado]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora