Cap 2

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Ignorándote.

Era tiempo de luna nueva, lo que significaba que Inuyasha perdería sus poderes de demonio. Ese mismo día Aome quería aprobechar para estudiar, ya que pronto tendría un exámen, pero aprovechando que esa luna no se veía a Sango, Miroku y Shippo se les ocurrió una idea. El hanyou y la sacerdotisa irían a la época actual, Aome para hacer sus cosas e Inuyasha para protegerse de Naraku. Como era de esperarse el hanyou y la miko habían peleado por esa situación, pero al final se resolvió y los 2 terminaron yéndose. Aome estaba sentada en el escritorio de su habitación muy concentrada estudiando. Dentro de dos días tendría un examen de matemáticas, y tenía que ponerse al día cuanto antes si no quería suspender sus exámenes de admisión.

— Aome, ¿qué es esta cosa? —habló Inuyasha a sus espaldas.

La miko siguió con su tarea como si nada, sin prestarle atención.

— Aome —la volvió a llamar con tono cabreado.

En el rostro de la chica se formó una leve sonrisa maliciosa de lado, pero siguió sin hacerle ningún caso. Ni tan siquiera cuando el hanyou se puso a lanzar improperios y sus voces apenas la dejaban oír sus propios pensamientos.

Aome estaba cansada, siempre era igual. Ella volvía a su mundo para concentrarse en sus estudios y él la tenía que seguir como un perrito faldero. Rondándola, distrayéndola, exigiendo su atención, haciéndola perder su valioso tiempo. Pero ya se había cansado y, tras sus infructuosos intentos de razonar con el cabezota de Inuyasha, había determinado que ya era el momento de tomar medidas más drásticas. Y eso era lo que ahora mismo estaba poniendo en práctica. A lo mejor, si le ignoraba, se acababa yendo él solito por su propio pie sin necesidad de gastar otra importante porción de su tiempo en discutir con él.

Otra hora paso e Inuyasha seguía allí, ahora sentado en su cama, gruñendo y gritándola a cada rato. Aome sonrió otra vez. El hanyou se estaba resistiendo a reconocer que sus intentos por llamar su atención eran inútiles, pero al final tendría que hacerlo. Ella era Aome Higurashi, y cuando tomaba una decisión la seguía hasta el final. El orgulloso de Inuyasha no la iba a ganar a cabezota.

De pronto la habitación se sumió en un profundo silencio, lo único que se escuchaba era el sonido del lápiz escribiendo sobre el papel, hasta que este también se dejó de oír. ¿Inuyasha se había cayado así, de repente? Pero aún no se había ido, ya que le sentía dentro de la habitación. El repentino silencio la daba mala espina, pero resistió sus ganas de girarse a mirar. Puede que eso fuera precisamente lo que pretendiera el hanyou y ella no iba a caer. No podía arriesgarse después de haber aguantado firme hasta entonces. Así que volvió a centrar su atención en sus libros y volvió a escribir.

Otros interminables minutos pasaron, hasta que repentinamente sintió la caliente respiración de alguien en la curvatura entre su cuello y su hombro derecho. Ella se tensó de inmediato ante esa sorpresiva sensación. ¿Era Inuyasha? Tenía que serlo. ¿Cómo se había acercado tanto sin que se ella se percatase? Y lo más importante, ¡¿qué se suponía que estaba haciendo?!
Los pensamientos de la miko se cortaron cuando sintió la nariz del hanyou rozando su cuello, respirando profundamente, causándola una extraña sensación que derivó en un pequeño escalofrío. Después sintió algo húmedo y cálido recorrer la misma zona que antes había olfateado. ¡¿Podía ser su lengua? Un escalofrío más intenso que el anterior la recorrió de la cabeza a la punta de los pies, y sintió una sensación nueva, totalmente desconocida, dentro de ella. ¿Se estaba excitando? Su cara debía estar ya más roja que un tomate maduro, pero no iba a voltear, no mientras la quedara cordura para impedirlo.

Aome volvió a coger el lápiz que se la había caído antes debido a la impresión e intentó volver a escribir. Pero antes de tocar el papel, la mano de Inuyasha se estiró desde detrás de ella para arrebatárselo y arrojarlo lejos.

Inuyasha x Aome [lemon] ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora