Super Psycho Love [DkBk] [BNHA fanfic]

s u p e r

-Voyeurismo-
(Advertencia: pseudo-smut enfermo(?)

Luego de aquella propuesta delirante, lógica, arriesgada, Izuku volvió a intentar besar a Katsuki, pero recibió una mordida que le dejó el labio sangrando. Era la única forma de defenderse que le quedaba, tendría que haberlo previsto. Todoroki lo miró, preocupado, pero Izuku simplemente se limpió la sangre y volvió a dirigirse a Bakugou.

—Está bien, Kacchan, te acostumbrarás.

Luego se llevó la silla de al lado de la cama y la ubicó enfrentada a ella y un poco más alejada.

—Todoroki, sé bueno con él, muéstrale que no tiene que por qué tener miedo.

Bakugou miró a ambos con odio.

— ¡No tengo miedo! ¡Libérame y pelea!

—Aunque lo hiciera —comenzó a explicar Izuku, aproximándose a un viejo mueble para buscar algo— no tendrías oportunidad. Estás débil, Todoroki es más fuerte que tú —volvió la vista hacia él, sonriente, mientras mostraba el objeto que había sacado— y no eres a prueba de balas.

Todoroki ya había tomado lugar en la cama, vio como Bakugou empalideció cuando se dio cuenta de que estaba completamente acorralado, no quiso ser brusco así que apoyó su mano sobre el brazo de él para llamarle la atención; el chico lo miró exaltado.

—Escucha, Bakugou, sé lo que Midoriya quiere. Sígueme la corriente y esto terminará pronto.

— ¡No quiero saber nada contigo, te mataré!

El chico suspiró, convirtiendo su suave toque en una caricia.

—Puedo entenderlo... —De a poco congeló la zona que estaba tocando, sin llegar a lastimarle pero lo suficiente para que el rubio hiciera una mueca— No quiero tener que usar mi particularidad, por favor, colabora.

—No se ve que estés muy disgustado con esto.

Todoroki frunció el ceño, iba a responder pero de pronto escucharon a Izuku, que estaba sentado observándolos a una distancia considerable.

— ¿Hay algún problema?

—No te preocupes —respondió Shouto, volviendo a mirar a Katsuki en búsqueda de una señal de aceptación.

—No voy a ser su juguete —le dijo.

—Asúmelo por hoy —susurró sobre su oreja mientras quemaba apenas su pierna.

Bakugou se quejó, pero entendió que no había nada que pudiera hacer, y si seguía retándolos lo único que conseguiría serían un montón de quemaduras. No dejaba de darle escalofríos y náuseas que Todoroki lo tocara o que Deku lo mirara, pero lo tenían literalmente encadenado, era incapaz de detenerlos.

Shouto besó su cuello y aprovechó para hablarle en voz baja.

—Sé discreto, no llames su atención más de lo necesario. —Sintió a Katsuki menos tenso, quizás estaba tratando de entender a qué se refería— Midoriya no es malo, sólo necesita ayuda.

—Él está mal de la cabeza, y no quiero escucharte —Apretó los dientes, evitando levantar la voz.

Todoroki metió las manos por debajo de su ropa, lo que lo hizo temblar, y siguió hablando como si nada.

—Es muy inteligente, sólo se cuestiona algunas normas sociales, y los villanos lo saben; hay que salvarlo.

—Deja de tocarme. —Bakugou quiso que sonara como una orden, pero de repente estaba tan desganado que no lo logró.

Sin embargo, Shouto se detuvo, y miró a Izuku sin saber bien qué hacer. Éste le indicó que continuara, entonces el chico buscó una manera de hacerlo que no fuese mucho más invasiva de lo que ya era. Abrazó a Katsuki, juntando sus cuerpos suavemente, y acarició su cabello.

—No te resistas. —pidió, antes de besarlo temerosamente. Y para su sorpresa no lo hizo; casi casi llega a corresponderle.

Midoriya no había imaginado tal escena ni en sus fantasías, y lamentaba no tener cámaras que registraran aquella maravilla. Ver a sus chicos siendo obedientes era de lo más excitante, y no sabía cuánto más podría aguantar sin abalanzarse sobre alguno de ellos.

Todoroki escuchó a Izuku gemir despacio, observó a Katsuki, que se veía completamente humillado, y sintió que debía aclarar algo.

—No quiero llegar hasta el final contigo, pero debemos continuar un poco más.

Bakugou le dedicó una mirada amenazante, que perdió su propósito gracias al intenso sonrojo que ocupaba toda su cara.

—Eres un traidor mentiroso y un maldito pervertido, tú y el jodido de Deku, están enfermos y los odi-

Pero ni siquiera pudo terminar la frase, Todoroki lo empujó colocándose encima de él violentamente.

—Yo seré un mentiroso, pero Izuku no lo es. Sé lo que le has hecho.

Bakugou se quedó callado, simplemente no pudo responder, era lógico llegar a la conclusión que él había dañado a Deku primero. Pero, ¿era para tanto?

El joven se quitó de encima de él unos cuantos segundos luego, e inocentemente creyó que su tortura había terminado. La decepción y el horror no tardaron en llegar, cuando se dio cuenta de que su compañero sólo le estaba dando espacio a Deku, quien le entregó su arma al pasar por su lado y con aquella mano libre se apresuró a tomarle del cabello.

Con el tirón de las ataduras y ahora también de la mano de su captor, Katsuki lo único que podía mover era su mirada, que se fijó en los ojos verdes, nunca más brillantes, de Deku. Se quedó mirándolo; con repulsión, con temor, con angustia.

Era más soportable su expresión de maniático lujurioso, que tener que enfrentar el asqueroso hecho de que estaba masturbándose en su cara. Ni siquiera se atrevía a maldecirlo, sentía que iba a vomitar. Cuando Izuku comenzó a gemir más fuerte, cerró los ojos, deseando no tener que prepararse para lo siguiente.

Antes de ese día, Izuku pensaba que no podía sentir más placer que cuando había alguna pertenencia de Kacchan involucrada, pero qué equivocado estaba. Toda esa experiencia con Kacchan y Todoroki ganaba por mucho, tanto que creía que podría tener otro orgasmo con sólo recordarlo. Así, sintiéndose tan bien, era difícil darle lugar a la culpa de estar haciendo tantas cosas mal.

Se fue contento hacia la puerta de salida, con Shouto acompañándolo, por supuesto, no sin antes tirarle un trapo a Kacchan para que se limpiara.

— ¿Ya ven que podemos llevarnos bien? —comentó, luego saludó a su nuevo amante, que no podía abandonar la cama donde lo habían dejado— ¡Buenas noches, Kacchan! ¡Hasta mañana!

Katsuki miró el pedazo de tela frente a él; la pieza de arriba de su viejo pijama. Y una vez estuvo encerrado, solo, en ese inmenso, oscuro y sucio galpón; se permitió llorar.