No estoy sola

12 2 0
                                    




La tormenta nocturna se fue para darle paso a la calma, el Sol se corona como el rey de los cielos en este mismo instante. Aún así hace bastante frío, y por ello me dispongo a buscar los cuatro trapos que me he llevado conmigo.

- ¡Eh! ¿Y mi maleta?¿Y mis zapatillas?¿Y quién me ha quitado un calcetín? - grito mientras busco por el cuarto mis pertenencias -. ¡Esto debe de ser una broma de mal gusto!

- ¿Necesitas ayuda, Ari?

- ¡Sí! Sí que la necesito. ¡No puedo ir a desayunar en bragas y me muero de hambre! - contesto seguido de un estornudo no muy apacible -. ¡Genial, encima me he resfriado! Espera... ¿No llevo pijama?¿y con quién estoy hablando?

Presto atención a mi alrededor, no hay nadie más en esta habitación así que me asomo al corredor. De nuevo escucho al silencio, no parece que tenga compañía alguna. Cada vez me ruge más el estómago, necesito comer algo. Cojo las sábanas y me hago un vestido ruin con ellas para poder dirigirme a la cocina.

Vuelvo a caminar por el interminable pasillo y, no señores, no estoy sola. El silencio murmulla y susurra en mis oídos pero no consigo entender nada. Mi objetivo ahora mismo tan solo es comer, así que sigo andando hacia mi destino. Al llegar a la cocina, me encuentro la mandarina más reluciente que he visto en mi vida. Decido que formará parte de mi desayuno y empiezo a pelarla calmadamente hasta que, de repente, mis manos se detienen al escuchar el llanto de un bebé.

- ¿Eso es un niño? - Me digo a mí misma mientras mi rostro se llena de muecas de confusión-. Oh Dios , se oye como si estuviera cada vez más cerca ¿o soy yo que me estoy volviendo majara?

¿Qué será lo que tienes, Mar?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora