❪ 一 ❫ Declaración de guerra

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—Así que el chocolate no servirá... Qué mal por Okuda-san. Bueno, tal vez pueda dárselos a algui-

Karma iba distraído pensando en las relaciones de sus compañeros de clase, más en específico la de Kayano y Nagisa, y frustrado porque los chocolates que le había preparado la chica experta en ciencias terminarían en la basura o en la boca del primer bobo que se cruzara en su camino.

Por lo que para él, chocar con Asano de camino a su casa fue algo genial. El roce en cuestión fue casi nulo, ambos haciendo uso de sus reflejos pudieron apartarse de inmediato y mantener la distancia de un metro.

—Akabane —dijo Asano, utilizando su voz calmada y gruesa, pero imperativa.

Karma pudo ver cómo se aseguró de examinarlo (¿contemplarlo?) solo un segundo, para así no darle razones de comenzar él una pelea porque lo haya estado mirando.

—Asano-kun —puso un falso tono de meloso respeto, con el único objetivo de enfadar a su contrario—, ¿qué haces por estos lugares? No creo que cerca de aquí podamos satisfacer tus finos caprichos.

Gakushuu —al parecer de Karma— o estaba muy calmado o había comenzado a mejor el arte de la disimulación y fría indiferencia. Ante su comentario ni se inmutó, cosa que hizo intranquilizar el espíritu competitivo del pelirrojo.

Karma abandonó la postura complaciente y se irguió con el semblante serio, las manos jugueteando con la caja en una declaración de obvio hastío. 

—¿Qué pasa? ¿Te ha comida la lengua Sakakibara? —Ni siquiera él sabía de dónde había salido ese comentario que atentaba contra la sexualidad del presidente. Aun así, el semblante que este coloco no tuvo precio—. Ah, así que con eso sí puedes reaccionar, ¿eh, Asano-kun?

El pelirrojo hizo girar entre sus dedos los chocolates con una mueca complacida al ver que Asano suspiraba al pasar un dedo por sus sienes. Le encantaba aturdirlo. El mayor levantó la mirada y se acercó.

—Akabane, no estoy aquí para discutir temas sin importancia contigo —Karma mostró su decepción sacando su lengua.

—¿Ah, no? ¿Entonces qué haces aquí, Gakushuu?

El nombrado soltó otro pequeño suspiro, decidido a actuar de manera correcta y necesaria y no sucumbir ante las provocaciones de Akabane. ¿Por qué no respondía a sus ataques? Era frustrante pelear con una pared.

—El Director me ha dicho que te entregue esto —le pasó a Karma el sobre que había estado estrujando en sus manos.

El pelirrojo lo tomó y antes de abrirlo lo inspeccionó un poco por fuera.

Parecía una carta normal del Director. La leyó con cuidado y al terminar le sonrió a Asano, arrogancia incluida.

—Así que pediste que me colocaran en tu misma clase. ¿Tanto temes que te pueda superar incluso en una clase D? Parece que quieres tener al enemigo cerca, eh.

—Si te vas a quedar, al menos lo haremos divertido. —Fue la respuesta que recibió acompañada de una mirada afilada.

Gakushuu no había sonreído al decir eso, no lo decía en plan amistoso. Era una clara invitación a que en el próximo curso pudieran seguir enfrentándose, velando por ser el mejor. Él quería mantener en alto su motivación, y nada lo alentaba más que pensar en las disímiles formas en las que derrotaría a Akabane.

El pelinaranja dio media vuelta, estuvo esperando al chico durante media hora y todavía le quedaban ciertas responsabilidades que terminar. Sin embargo, la inesperada acción de Karma al agarrarlo del antebrazo para que no comenzara a caminar en dirección a su limusina, lo hizo detenerse. No reaccionó de forma violenta. La forma en la que el pelirrojo lo sostenía le decía que no era por provocación, así que volvió a encararlo.

—Gakushuu, ten —Karma le lanzó una caja azul en forma de corazón atada con un lazo rosa y explicó—: De seguro te han regalado un montón de chocolates, pero ninguno como este, a que sí.

Gakushuu sacudió el recipiente, verificando que el sonido se asemejara al de los dulces, luego se lo acercó a la nariz y olfateó.

—Claro que ninguno como estos, nadie sería tan valien-, digo tonto como para entregarme confituras envenenadas.

Sonrió y echó a andar con la caja entre sus manos y un Karma detrás gritándole «¡Cómelos, ¿eh?, dice que solo a los tontos afecta. ¿O es que Gakushuu es un tonto también?». Su contrincante no tenía remedio.

Ya se enteraría Karma. Después de todo, ahora tenía tres años para torturarlo como quisiera.

❝ Infusión de naranja y fresa ❞┊ASAKARUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora