My Angel [BinWoo] {Adaptada}

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Han pasado dos años desde aquel día, desde que caí en coma por una semana. Desde que dejé de ser un chico normal.

 — ¿Saldrás con JinWoo?—pregunto mi madre entusiasmada.

 — No—respondí seco.

 — ¿Qué ocurrió Moon Bin?—dijo espantada— ¿Qué le has hecho?

 — Nada, no le hice nada—respondí convencido de mis palabras.

Si mi madre supiera lo difícil que es para mí hacer amigos. Si mi madre supiera lo tarado y enfermo que era JinWoo. Si mi madre supiera todo eso, en estos momentos me estaría apoyando.

 — Entonces, ¿adónde vas?—consulto sonriendo fingidamente.

 — Iré al instituto—susurré

 — ¿Para qué? Oí que no tienes clases—dijo algo extrañada por mi repentina salida, y más extrañada aun porque era en mi pesadilla viviente; el instituto.

 — Me inscribí en un torpe taller de música—dije y salí de mi casa hacia mi carro.

Sentía los pasos de mi madre tras mí.

 — Hijo si te sientes mal…

 — Mamá—gruñí—asúmelo de una maldita vez ¿quieres? Ocurrió hace dos años atrás.

Subí enojado a mi auto, conduje rápidamente y con cuidado por las curvas y peligrosas calles de Seúl.

Llegue al frio instituto y baje rápidamente para llegar al taller de música. Entré al salón sin golpear y tomé asiento en unos de los muchos bancos vacíos. No mire a mí alrededor, debía ser invisible y para eso debo parecer ocupado.

Llegó el profesor, un hombre ya de edad a dar la clase, llevaba una sonrisa consigo y parecía tan pasivo y bueno. La clase se comenzó a llenar de a poco.

Pasaron las dos horas y el profesor dio el fin de la clase. Todos nos pusimos de pie de manera rápida y ligera, comenzamos a salir de la clase de forma elegante, sin parecer desesperados por retirarnos, yo nuevamente salí de las ultimas.

Caminé por los pasillos ya oscurecidos del instituto y llegué a la parte delantera, había un grupo de chicos de pie allí mirando no sé qué cosa entusiasmados.

Comencé a agudizar mi vista y logré divisar a un chico en el suelo en medio de ese grupo. Deposité mis cuadernos sobre mi auto y caminé hacia donde se encontraba el chico.

 —Ayúdame—susurró el rubio.

Entonces lo miré a los ojos y pude ver aquel miedo. Estaba golpeado y no tenía otra cosa más como propia protección que sus brazos; los cuales también estaban moreteados.

 —Aléjate idiota—oí que gritaron.

Cubrí al chico que estaba en el suelo con mi cuerpo y tape mi rostro con ambas manos. Sentía los gruñidos y los insultos que habían a nuestro alrededor.

 —¡Largo!—volvió a gritar la misma voz.

Ese aire pesado y delirante que había de un principio se comenzó a desenvolver y solo quedo el aire liviano y que expresa paz.

 —Gracias—le oí decir al rubio.

Saqué las manos de mi rostro y observé a nuestro héroe . Sonreí aliviado, me pareció haberlo visto antes, pero aquello no importaba.

 —¿Cómo lo has hecho? Eran como diez—alargué asombrado y con una estúpida sonrisa en mi rostro.

El chico no hablaba, solo sonreía; no podía ver bien su rostro ya que la luz del sol me lo impedía, pero su anatomía se me hacía familiar.

 —Yo me voy, pero chicos… muchas, muchas gracias. No saben cómo se los agradezco—dijo el chico—nos vemos mañana amigo—susurró y me dedicó una sonrisa. Él era la primera persona que me llama amigo con ese tono de voz tan sensible.

 —Veo que no fui el único héroe—dijo el muchacho y estiro su mano para que yo me pusiera de pie.

 —Yo ya los tenia, no te preocupes—dije riendo tirándome flores a mi mismo.

 Rió agudamente -Como digas.

Hubo un minuto de silencio, una pausa y el chico se movió ligeramente hacía mí, pude notar que su cabello era negro, tan negro como la noche.

 —Me debo ir—le anuncié —muchas gracias.

 —No te preocupes— señaló.

 —Ok, adiós superhéroe—me burlé —gracias otra vez.

 —Adiós, Bin—exclamó cuando ya me encontraba a unos pasos de distancia. Procesé aquello en mi mente y asombrado volteé.

 —¿Cómo sabes mi nombre?—dije al aire, ya que el chico pálido ya no se encontraba allí.

Caminé de manera decidida a mi carro y entré en este para volver a casa. ¿Cómo sabia mi nombre?... esa preguntaba rondó mi mente el resto del día, el resto de la semana siguiente. Con el rubio, SanHa nos volvimos buenos amigos… en realidad no sabría cómo decirlo; quizás nos volvimos buenos conocidos. Es tan tímido como yo, quizás no tanto como yo, pero es tímido.

 —Señor Moon Bin—me llamo el profesor de música—le busca un chico. Subí mi rostro asombrado ¿Quién será?

 —Ve—susurró SanHa.

Me puse de pie lentamente y caminé hacía la entrada, el profesor hizo un gesto y abrió la puerta, quedé impactado.

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¡Hola! Bueno, decidí actualizar capítulos dos veces por semana, así que estén atentos y denle mucho amor~

-Cam💜