My Angel [BinWoo] {Adaptada}

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— Debe haber una solución—propuse mirando sus destrozados ojos.

— No la hay, esta es mi condena—murmuró y secó sus lágrimas con brusquedad.

— ¿Cómo fue que ocurrió?—pregunté sin pelos en la lengua.

— ¿Qué cosa?—consultó mientras trataba de calmarse al igual que yo.

— ¿Cómo fue que te hallaron, Min? Quizás, solo debemos juntar pistas y pedirle al hombre, a tu jefe, que te de una nueva oportunidad.

— MoonBin, me maté ¿comprendes?—dijo enfadado

— Pero…

— ¡No!—gritó—jamás habrá otra oportunidad para alguien que decidió acabar con su vida por decisión propia. Es ley.

— DongMin—sollocé—no te pueden impedir vivir. -Acarició mi espalda y besó mi frente con cautela.

— Ni siquiera el paraíso es la gran cosa —susurró y me estiro una de sus pálidas manos.

— Aun así sientes dolor—reclamé entre dientes.
El chico asintió y enrollo mi cintura con uno de sus brazos.

— ¿no crees que ya es hora de dormir?—dijo en un susurro mientras me arrastraba hasta la cama.

— ¿juntos?—consulté con la esperanza de que digiera que sí.

— Como siempre.

Me recosté bajo las sábanas con DongMin a mi lado, sin darme cuenta me quede dormido y abrazado a él. Sintiendo ese calor tan especial, sintiendo el latido tan tranquilo de su corazón y la reconstrucción del mío, sintiendo su aliento chocar contra mis labios, y deseando que aquello fuese para siempre. Que en nuestra historia no exista un último beso, una última caricia, que no exista un último adiós.

Parpadee antes de abrir los ojos del todo y observe mi habitación completa, DongMin no estaba. Me puse de pie a duras penas e ingresé al baño para tomar una cálida ducha. Luego de quince minutos me encontraba listo para bajar a desayunar.

— Mamá, ¿has visto mi…

No termine la oración al ver que se encontraba conversando animadamente con una de las personas, la cual jamás imagine volver a ver.

— Bin, veo que estas como nuevo—susurró amablemente. Yo asentí, mi estado era en shock, no podía creerlo.

— Hijo, Grace ha venido a visitarnos—dijo mi madre y se puso de pie junto a la mujer. Un extraño escalofrió recorrió mi cuerpo recordando aquel día. Grace, la madre de Minhyuk se encontraba en mi casa.

— ¿Cómo te ha ido con la recuperación?—preguntó la mujer mientras se acercaba para abrazarme.

— Bi…bien—dije asustado mientras me envolvía en sus brazos.

— Binnie, ¿te encuentras bien?—consultó mi madre algo intranquila. Negué con la cabeza y entonces el timbre de la casa sonó.

— ¡Yo voy!—grité y salí corriendo hacia la entrada. Abrí la puerta rápidamente y allí estaba de pie DongMin. Por suerte, aún podía sentir cuando le llamaba, quizás no podía leer mi aura pero aún podía recibir mis llamados. Me lancé a sus brazos y traté de tranquilizarme en estos.

— Tranquilo, ya se ira—dijo refiriéndose a la madre de Minhyuk —pero ella no es como su hijo.

— ¿Cómo lo sabes?—pregunté.

— Solo lo sé—me anunció. Entro a la casa tomado de mi mano y mi madre sonrió.

— DongMin, ¿Cómo has estado?—preguntó.

— De maravilla.

— Hola—dijo Grace saludando a mi chico.

— Hola—murmuró Min.

— Mamá, saldré con Minnie—le anuncié.

— ¿adónde van los tortolitos?—preguntó divertida.

— Por allí—dije y comencé a empujar a DongMin para salir lo más rápido de la casa. Ya afuera comencé a caminar pero el pelinegro de un leve jalón me detuvo.

— Ni creas que caminare hasta la casa de JeongHan—susurró y comenzó a reír.

— ¿a no?—pregunté.

Negó con la cabeza y me condujo hasta un auto, una camioneta aparcada a la salida de mi casa. El color rojo era tan llamativo que no pude creer lo despistado que estaba al no verlo antes.

— Él auto es hermoso—susurré embobado.

— No se compara contigo—dijo haciéndome sonrojar. Le codee el pecho y quise abrir la puerta para entrar, pero el con amabilidad y rapidez él la abrió antes que yo.

— Aún tenemos algo de tiempo antes de ir a la casa de mi familia—dijo sonriendo ya dentro del auto.

— Si—susurré.

—¿te parece si vamos a dar una vuelta?—consultó algo nervioso.

—¿una vuelta?—pregunté sin entender.

—Ya sabes, ¿no?

Negué con la cabeza y luego me eche a reír. Me acomodé a su lado y besé su mejilla.

—Sabes que puedes llevarme a donde quieras—murmuré y besé sus labios lentamente.

DongMin sonrió y comenzó a conducir sin dejar de mirar la carretera. Sin distraerse con mis caricias, ni con mis pequeños besos en su cuello.

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Hola~, perdón por no haber actualizado en un tiempo, no había podido editar los capítulos. But I'm back~