capítulo 4

6 2 0
                                    

— Mira niñata todos tenemos problemas y no lo andamos divulgando — la cogió del brazo bruscamente — Antes  de dirigirte a alguien piensalo bien. Cogió él batido de chocolate y se lo vertió encima.
— Ah. ¿ Que haces idiota?— lo empujó a un lado. Pero claro, ella no sería Dariana si dejaba todo así.
En venganza cogió él pomo de kechut y se lo tiró en la cara.
—¿ Estamos a mano verdad?— él desconocido le extendió la mano en son de paz. Pero ella estaba tan hambrienta que cogió su pizza y se marchó.
— Mira que eres idiota Daria fajarte por culpa del hambre — dijo en voz alta.
— ¿ Te llamas Daria?
Ella miro hacia él chico que le hablaba. Este o estaba pidiendo pelea o estaba buscando una amiga o novia.

— ¿ Me sigues?
— No. Es que dejaste esto en aquel puesto — le mostró él monedero.
— Ah que torpe— sonrió apenada.

Mientras en casa de Fabiola.
— Mamá ya te dije que no quiero ver a nadie qué no sean las chicas.
— Pero es Richard.
— Ay mamá como si es...Leonardo Di Caprio.
— Esta bien le diré qué se vaya.
— No espera quiero preguntarle algo.
La detuvo. Johana la madre de Fabiola resoplo.
—Me vas a volver loca.
— Di que quieres. Y rápido que ya debería estar durmiendo.
Richard  sacó de su bolsillo una cadenita plateada con él dije de un angelito con los brazos abiertos y unas iniciales en él pecho. D y T.— Serás sínico esa es la cadena de Dariana la t es la inicial de su hermano...¿ Como te atreves a darme su bien más preciado.
— Ey. Ey para él carro EH niña. Vine a pedirte que se la dieras tú. A mi no quiere verme y la dejó en clase de natación.
— Ah que susto. Caramba dilo antes de sacarla. Yo se la doy.
— Gracias. . 
— ¿ Ustedes estaban .. . saliendo?
Richard  la miro por un segundo.
— Intentamos. Hasta mañana
Fabiola guardó la cadena de su amiga en su mochila para dársela a primera hora mañana.

Fabiola se paso toda la noche pensando en Richard  y en Dariana. ¿ Habrán tenido algo realmente?
A la mañana siguiente se levantó con unas terribles ganas de vomitar y mucho dolor de cabeza.
— ¡ Fabiola!— Gritó su madre Entrando a la habitación bruscamente, aventó la puerta contra la pared haciendo que un cuadro cayera al suelo.
— Ay mamá me duele la cabeza. ¿ Porque Entras así?
— ¿ Y no tienes ardor estomacal? Te has tomado media botella de anís — Fabiola abrió los ojos confundida. Ahora entendía él porque de sus ganas de vomitar y su dolor de cabeza.
— No recuerdo eso mamá. Seguro fue la abuela— mentir y culpar a otros es simple.
—La abuela no durmió en casa. Mira mejor deja eso aquí eh Fabiola ya son las 7...baja a desayunar.
—Si ya voy

Estaba de acuerdo que su semana no había ido bien, y que esperaba mucho por alguien que jamás regresaría. Erin era así, le gustaba ayudar a los demás sin recibir nada a cambio, la ausencia de su madre por culpa de sus viajes de trabajo la convirtieron en una chica independiente. Pero a la vez muy dependiente de sus amigas, todo lo que hacia era con ellas. Si no olvidense de ver a la Erin sola en algún lado.
—Falta Fabiola por llegar — Dijo cerca de la entrada del colegio.
— Me mando un mensaje. Está al llegar— musitó Dariana.
— Bueno Er de todos modos ya casi debemos entrar a clase. Deja un lugar y una hora— Cristal acomodó su mochila.
— Ya ya estoy — Intervino Fabiola sofocada.
— Ya que estamos todas. Nos veremos hoy a las 7 en la casa abadonada.
— Ay... ¿ ahí? Es que me da miedo— Dijo Cristal y todas rieron— Venga vale— resoplo.
La campana anunciaba él inicio de las clases. Todos los estudiantes se incorporaron en sus salones.
— Dari no quiero parecer paranoica. Pero el chico del fondo esta mirándote — Le susurró Cristal haciéndole una seña. Dari que ni era como sus amigas miró discretamente.
—¡ Mierda él chico del batido! — dijo entre dientes cruzando sus miradas.

El pactoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora