Capitulo 11. Una reunión exagerada.

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Capitulo 11. Una reunión exagerada.


Ya era sábado a la mañana. El despertador de ranita sonriente sonaba muy insistente mientras que su dueño aplastaba la almohada sobre su cara con mucha frustración. Bajo aquel almohadón se oían gruñidos y quejas angustiantes. No quería levantarse. Con todo el mal humor en su cara miró con odio a su preciado despertador, se levantó, se colocó frente a este y levantó en alto la almohada para asestarle un golpe tan fuerte para romperlo, golpe que no llegó porque no supo, solo miró que su ranita reloj seguía sonando como correspondía. Largó un sonoro suspiró y pesadamente apago la alarma.

- Condenado día – Murmuro grave. Desde la visita de la familia Uchiha, había perdido su ritmo de sueño. No lograba dormir lo suficiente y siempre estaba cansado. En el transcurso del día se espabilaba hasta recuperar su alegría, pero en tiempos le daba ataques de cansancio, ganas de siestas o cuando debía dormir le daba insomnio. – Sí. Mi vida es un asco – Se rasco la pancita y se metió en el baño.

Hoy trabajaba hasta medio día y debía correr a tomar el metro para irse a la casa de su disque bastardo prometido. Pensar en que iba a pasar un fin de semana en Tokio no le atraía para nada. Pero lo que fuera por sacarle canas al bastardo Uchiha menor. Una vez listo arrastró los pies a su cocinita a prepararse un chocolate con leche para subir su azúcar. En vez de sentarse en la mesa, se sentó en el sillón.

El departamento de Naruto, modesto y cálido, constaba de una habitación, un baño y una sala comedor cocina. Apenas se abría la puerta principal, dabas a un pequeño pasillo en el que caminabas unos y tocabas con pared. Girabas a la izquierda y ahí el sillón azul lo suficiente para tres personas con cojines crema, frente al sillón estaba la mesita de madera de té y frente a esta un bajo mueble donde estaba su pequeña tv, encima de esta un reproductor de DVD. Siguiendo por la derecha a unos cuatro metros estaba una mesa con seis sillas y en medio un florero, pasando la mesa estaba la pared con una gran ventana donde entraba toda la hermosa luz de la mañana. A la derecha de la mesa de comer había una entrada donde la puerta era una cortina que se dividía a la mitad de color verde fuerte y espirales naranjas, en esa habitación estaba la cocina. Compuestas de la cocina y a sus lados dos encimeras, al lado izquierdo una y otra a la derecha. Tres alacenas pero sobre la estufa el extractor de aire y la heladera sencilla. El hogar de Naruto se componía en colores cálidos, una mezcla de claros y fuertes. En su sala comedor eran dos colores para cada pared de distinto color, una naranja como cheddar y otra crema banana. En su cocina verde que según el catalogo era bahía mágica y en los bordes de las esquinas y techo blanco. Su habitación era color blanco.

Naruto amaba lo que hizo con su pequeña morada, toda cálida y decorada con sus plantas, fotos y cuadros de Deidara, no había nada más feliz. Disfrutó su chocolate caliente y unos bizcochos. Lavó sus tratos porque no iba a volver hasta el lunes después de trabajar. Una vez en la puerta de entrada con sus zapatillas puestas, comprobó que todo estuviera en orden. Cama hecha, piso limpio, platos lavados, llaves de agua y gas cerradas, ventanas cerradas totalmente, cubiertas y con seguro. Artefactos desenchufados, luces apagadas y plantas regadas.

- ¡Bien! Solo falta – Tomó su mochila naranja con estampado de una banda de música y unos pinks de anime – Y la basura – Con la otra mano tomo la bolsa y la saco fuera. – Ya me voy-ttebayo – Dijo a su vacía y silenciosa casa. No sintió nada, estaba acostumbrado. Cerró con llave, la guardó, tomó la basura y camino escaleras abajo.

Llegando al final camino hasta los contenedores donde arrojó la bolsa y se dirigió a la entrada del complejo de apartamentos. En las rejas abiertas se podía ver a unas señoras platicando. Una era una señora que vivía allí y la otra la casera Chiyo.

Ruleta del Destino.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora