IV.

1.9K 152 42
                                    

Narra Ivar.

—¿Qué fue lo qué pasó?—inquiero después de cierto tiempo, Hans estaba acostado en una cama con la pierna vendada, al parecer uno de los dientes de la bestia lo había herido en la batalla, después de todo no supe qué pasó con su equipo.

—En cuanto el gas tóxico llegó hacia donde estaba salimos corriendo, no sin antes tirar todas las flechas que pudimos, no recuerdo bien lo qué pasó después ya que me desmayé llegando al bosque...—me relataba.—supongo que ese diente cayó en mi pierna aún cuando estaba inconsciente, porque ni siquiera lo sentí.—agregó riéndose. 

—Eres un maldito con suerte.—le digo riéndome también y frunciendo el ceño por el dolor que causa la risa en mi estómago maltratado.

—Tú pareces más lastimado que yo...—me dice.—¿Qué pasó con el Tricyptor?

—Un poco quizá, nada que el gran Ivar no pueda soportar.—respondí con falsa soberbia.—Ahora respecto al dragón... lo terminó matando otro: un Raybraker para ser exactos... estúpidamente el clima no estaba así adrede, la bestia lo estaba causando mientras surcaba los cielos, aún así debo agradecer porque de cierta forma ayudó a salvar mi vida de ser devorado por el Tricyptor.

—Vaya mierda ¿eh?—dice para estirarse un poco.—A todo esto... ¿cómo llegaste aquí?—me pregunta y siento como el estómago se me revuelve con solo recordar cuál es la historia.

—Una jodida mierda...—respondo y me acerco un poco más a él para susurrarle.—el hijo del líder Sigurd me rescató.—le cuento con pena y él ríe.

—Por los dioses, ¿sabes que significa eso, no?—me dice molestoso, claro que sabía lo que significaba ello.

—Sí, por lo mismo no quiero que nos lleven y que mi padre se entere.—digo, enojado.

—¡JA! Ya quiero ver tu cara cuando el mismo Jorgen Leonste te repita las reglas de honor, y más ahora que ya eres todo un vikingo.—agrega con risas y me limito a hacer muecas.

Lo he pensado, no hay forma de que me libre del líder Sigurd en mi estado actual, tendré que enfrentar las consecuencias de mi debilidad.

Narra Lars.

Tenía que salir de la casa e ir a meter mis narices donde no me llamaban para joderme en este problema... ¡mi vida no podía ir peor!–pienso, estaba en la orilla Del Mar, remojando los dedos de mis pies según para tranquilizarme pero no lo logro, sólo puedo enojarme más entre mas lo pienso.

—¡Agh! ¡Te maldigo Ivar Leonste!—grito embravecido, creando una pequeña ola que se extendió al mar frente a mí, rápida y bruscamente.

Eso fue... extraño... ¿Podía ser que mis emociones estén ligadas directamente con mis habilidades como lo había dicho antes el maestro Regnar?–pienso, y es que antes cuando era pequeño mi padre me llevaba seguido con el maestro Regnar para aprender más sobre la magia que poseía, era muy pequeño en ese entonces pero recuerdo perfectamente esas palabras: "El poder de Lars puede disminuir y aumentar tanto como sus emociones lo hagan, es más seguro mantenerlo estable". El anciano es muy inteligente, por lo que podría tener razón, después de todo casi no he experimentado con mis habilidades gracias a que mi padre me ha limitado desde siempre.
De hecho... ahora que lo pienso me toca ir con él para mi revisión, que es cada treinta lunas, así que me paro y salgo del lugar para dirigirme a la cabaña del maestro Regnar.

(...)

—¿Maestro Regnar?—inquiero mientras toco la puerta algunas veces.—Soy Lars.—agrego.

Amor VIKINGO. | Pausada ❗️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora