VI.

943 69 33
                                    

Narra Ivar.

De pronto me encontraba viendo un atardecer, uno muy hermoso, puedo jurar, que por los dioses; es el atardecer más jodidamente precioso que jamás había visto. Una brisa corre por el lugar y menea mi larga cabellera, la cual se mueve junto a los girasoles que me llegaban casi que a la cintura, ni siquiera me había dado cuenta de ello hasta que los sentí chocar contra mi piel. No sabía en qué lugar estaba exactamente, pero me traía paz y tranquilidad, no recordaba haber estado aquí alguna vez.

De un momento a otro siento la presencia de alguien más a mis espaldas, no sé quién sea, al darle vuelta sólo puedo ver una silueta blanca con forma humana, brilla tanto que no logro distinguir algún rostro, aún así, algo me dice que conozco a esta persona, me transmite una enorme vibra familiar, apacible y acogedora, sonrió ante ello, entonces escucho un relámpago, veo al sur, detrás de aquel ente brillante, mis ojos logran ver qué una tormenta que parecía traer consigo el ragnarok, se aproximaba; siento miedo.

—¡Hey! ¡Ven!—grito extendiéndole mi mano.

Despierto.

—¡Cuidado!—grito, incorporándome abruptamente en mi lugar. Veo a mi alrededor, me llevo la sorpresa de que Lars está a mi lado, tocando mi brazo, parecía haberse asustado un poco por mi estruendoso despertar.—¿Qué?—cuestiono su mirada clavada en mí, me hacía sentir incómodo, así que separo mi brazo de su toque desviando mi mirada a otro lado.

—Me dijeron que te despertara, hemos llegado a Olson.—informó con cierta molestia en su mirar y luego salió del carruaje, dejándome solo. Así que estaba de nuevo en mi dulce, dulce hogar...–pienso mientras salgo de la carroza con ayuda de otros vikingos que subieron en mi apoyo y otros que esperaban abajo, unos largos y dolorosos segundos después estaba en el suelo, bueno; más bien arriba de una carreta con la que me llevarían hasta donde mi habitación porque aún seguía lo suficientemente adolorido como para caminar por mi propia cuenta.

—Bueno, ¿listo para enfrentarte a Jorgen?—inquirió Hans a mi lado con una sonrisa socarrona

—Estoy hasta la mierda de esta situación, me ha pasado cada estupidez y ahora para coronar la pila de mierda tengo que mirar cara a cara a mi padre para decirle que fui rescatado por un simple aldeano de Niels.—le digo enfadado.

—Bueno, agradece que ya estás aquí y vivo.—comenta.

—En una carreta porque estoy tan golpeado que no puedo caminar solo.—agrego.—¿Qué formas son estas de presentarte ante tu padre para decirle que has terminado la última tarea?

—Oye, no todos salimos en las mismas condiciones que tú, otros ni siquiera sobrevivieron.—me responde en un tono que rozaba con la molestia.—Deberías agradecer a los dioses.—supongo que me estaba regañando, aún así; el enojo persistiría

Después de unos minutos recorriendo el lugar, me dejaron en mi cabaña, acostado en mi cama; no vería a mi padre sino hasta mañana temprano.

—Thor, dame fuerzas para poder afrontar esta mierda.—ruego mientras dejo salir un largo suspiro.

(...)
Narra Lars.

El día siguiente había llegado, despertando a mi padre y hermano primero, quienes de hecho ya estaba alistándose para la asamblea que se llevaría acabo hoy para Ivar. Mi padre me había ordenado vestirme de igual forma, ya que según él primero saldríamos a echar un vistazo al lugar, debía decir que no me importaba demasiado ya que la única verdad aquí es que quiero largarme cuanto antes.

Amor VIKINGO. | Pausada ❗️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora