2

224 24 3
                                    

¡No podía creer lo que leía! No comprendía cómo ese sujeto se enteró que había sido grosero con Aoko ¡¿Acaso lo estaban espiando?! Al pensar en eso miró a su alrededor para comprobarlo, nada, no había nadie. Se estaba poniendo paranoico así que decidió entrar a su casa no sin antes volver a mirar la calle.

Qué debía hacer entonces, contaba con muy pocas pistas para saber la identidad de su rival, siguió pensando en eso hasta que escuchó el sonido de un cristal rompiéndose ¿Ladrones? ¿Acaso trataban de robarle? ¿El universo no estaba satisfecho con quererle quitar a la chica que amaba sino que también querían quitarle sus cosas?

Tomó uno de sus zapatos y se dirigió al lugar en donde provino el sonido, dispuesto a atacar al intruso...

- ¿Es enserio, tratabas de pegarme con un zapato? -dijo alguien detrás de él, conocía esa voz, volteó lentamente topandose con el propietario.

- ¡¿Mamá?! ¿Qué haces aquí? ¡Pensé que alguien se había metido a robar! -contestó bajando su arma.

Chikage estaba feliz de volver a ver a su hijo, pero nunca imaginó que la recibiría con tal escena.

- Y como defensa escogiste eso -apuntó lo que sujetaba en mano-. Al parecer es un arma mucho más peligrosa que una pistola. -comentó divertida.

Avergonzado botó a un lado el objeto, para después abrazar a su madre, tenía meses de no poder hacerlo y le vendría bien uno.

- Te extrañé mucho, jamás vuelvas a irte lejos mucho tiempo.

Gustosa correspondió el abrazo de su hijo. Cada vez que volvía sin avísarle para sorprenderlo, era ella la que se llevaba la sorpresa pues la recibía de diferentes maneras, las cuales le agradaban.

- No, no he visto a nadie merodiar por aquí. -respondió a la pregunta de su hijo para después entregarle un trozo de pastel.- En todo caso ¿cuál es la razón por la que quieres saberlo? No me digas qué...

- No es lo que piensas. Esos sujetos están en donde deben estar, pagando por todo lo que han hecho -dijo antes de darle un bocado a su postre.

Afortunadamente ese asunto ya estaba cerrado, al fin había colgado la capa y eso le había quitado un gran peso de encima.

- Es por otra cosa. Una que debo resolver lo más pronto posible. Pero no te preocupes y quita esa cara, te digo que no es grave, solo es una cuestión personal, sobre todo privada, ya te enterarás a su tiempo.

- Vamos, dime por lo menos de que se trata -suplicó.- Kaito...

- Ya te dije que no, es algo privado.

"Aunque supongo qué, terminaré pidiéndote ayuda." -Pensó finalmente.

•••

- Estupido Kaito, mira que dejarme sola y todo por sus malditos cambios de humor.- se quejó antes de abrir con dificultad la puerta de su casa.

Agotada dejó sobre la mesa de la cocina las compras que había realizado, encontrándose una nota de su padre.

"No creo poder llegar para la cena, así que no me esperes. Recuerda revisar el correo.

Atte: papá"

Se dirigió al buzón antes que se le olvidará de nuevo, pero se topó con alguien en la entrada, era Kaito con su correo y una rosa. Espera ¡¿Qué?! ¡Una rosa!

Se encontraba atónita viendo a su amigo con su correo, que poca importancia le daba en esos momentos, pues lo que en verdad centraba su atención era; la rosa que traía en manos.

-Me parece que esto es tuyo -dijo entregándole la rosa con la tarjeta.

No podía estar hablando enserio o sí. Por qué se hacía él desentendido, como si no fuera obvio que era él quien le había estado dejando las flores las veces anteriores. Quiso seguirle el juego.

- S-sí, lo es. ¿Por qué tú...?

- Lo encontré junto a tu correo, ya sabes, suelo entregártelo aveces. Yo jamás... Jamás pensé que hubiera algo tan privado -lo último fue con un tono más molesto de lo que esperaba pero ella no lo notó.

- Entiendo.

Se miraban fijamente, queriendo descifrar lo que ocultaba el otro.

"vamos, sé que eres tú, confiesa" -era lo que realmente quería demostrar con su mirada.

"Dime quién es." -ponía él.

No podían, no lograban interpretar lo que verdaderamente querían decir con sus ojos. Permanecieron así hasta que Kaito habló.

- Lo siento, no quería entrometerme en tu privacidad, solo quería dejarte tu correo y disculpame por dejarte sola, he tenido muchas cosas en la cabeza y me desquite contigo. También decirte que mi mamá los invita a cenar está noche...

- ¿La señora Chikage regresó? ¡Que alegría! Con gusto iré -respondió verdaderamente feliz.

- Sí, bueno, debo irme. Nos vemos al rato, adiós - se excusó.

Ver su sonrisa lo encantaba y en cierto punto atontaba pues cuando dio la vuelta para regresar casi tropieza, por suerte para él Aoko ya había entrado a su casa.

You're Going To Lose That GirlDonde viven las historias. Descúbrelo ahora