Desdicha

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Nota: Este fragmento ocurre después del episodio 21 del anime. Si no lo has visto, asegúrate de hacerlo antes de leerlo para no spoilearte.

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 —¿Y Mista? —Giorno tarda unos minutos en darse cuenta de que Mista no está en el exterior de la barca. A pesar de que la respuesta a su pregunta es obvia, no puede evitar preguntar en cuanto se da cuenta.

—Ha querido entrar y quedarse con Trish. Dijo no se qué de que no quería ver más agua en un rato —informa Naranccia, que a pesar de mirar distraído al horizonte, es consciente de lo que se habla en la barca.

—Necesitará tiempo —continúa Abbacchio, algo más pendiente de la ruta que toman, pero tampoco mucho más—. Han pasado muchas cosas en muy poco tiempo, es difícil de asimilar.

Bucciarati no añade nada, aunque es evidente en su expresión que le preocupa que alguno se arrepienta de su decisión de continuar con él. Quizá por eso Giorno decide entrar en la tortuga para asegurarse de que Mista, a pesar de todo, está bien.

Trish se encuentra tumbada en el sofá. Aun continúa inconsciente, pero el ascender y descender de su pecho al respirar indica que se encuentra estable y cerca de despertar en cualquier momento. Mista se encuentra en otro de los sofás, tumbado y mirando hacia el respaldo.

—¿Mista? —La voz de Giorno hace que el pensativo pistolero salga de su ensimismamiento. Lo hace despacio, casi pareciendo que acaba de despertar de una horrible pesadilla que trata de olvidar antes de levantarse.

—¿Qué? —pregunta incorporándose. Giorno ve este acto como una invitación y decide sentarse al otro lado del sofá.

—¿Estás bien?

—Vaya pregunta. —Apartando la mirada, se fija en su compañera. En la persona por la que Bucciarati y por consecuencia ellos, están arriesgándolo todo—. No lo estoy. ¿Cómo voy a estarlo? He pasado de ser el subordinado de un capo a ser un traidor al que quiere matar un tipo invencible. Y eso sin contar con que Fugo se ha ido y lo peor: que tú lo sabías todo.

—Lo siento. No podía decir nada, yo...

—Ya lo sé. No te estoy echando la culpa, es solo que aunque llevo más tiempo que tú aquí no he sido capaz de ver... nada. Sabía que Bucciarati odiaba la droga, pero no me imaginaba que lo haría hasta el punto de traicionar al boss. Aunque bueno, al final le ha traicionado por otro motivo. Otro que tampoco he sido capaz de ver. Me pregunto... si yo hubiese sido capaz de traicionar al boss de saber que quería matar a su hija —pausa un momento, pensativo—. Está claro que no, yo no tengo tan buen corazón.

A pesar de que a Giorno le gustaría animarle, no encuentra la manera. ¿Qué podría decirle? ¿Que todo saldría bien? Los dos sabrían que es mentira. ¿Que merecerá la pena? Una promesa vacía. ¿Que era lo correcto? ¿Lo correcto para quién?

—Espero que Fugo encuentre su lugar. Me da pena que se haya quedado solo. Aunque ¿qué digo? Seguro que ascenderá a capo tan rápido como lo hizo Bucciarati. Y con lo inteligente que es, no me extrañaría que llegase a ser consigliere o hasta sottocapo.

—Seguro que lo hará bien.

Mista bufa en un intento de risa, probablemente pensando que aunque él lo haga bien, ellos están condenados.

—Yo confío en Bucciarati —continúa Giorno—. No sé si saldremos todos vivos, pero sé que terminaremos por encontrar una debilidad en King Crimson y...

—Se te da muy mal animar a la gente —admite Mista, dejándose caer sobre el hombro de su compañero—. Yo también confío en él, por eso he venido. Y sí, puede que no sobrevivamos todos, pero, ¿qué más da? Sin él ya estaríamos todos muertos. Lo que hemos vivido de más se lo debemos a él.

—Pues si ya lo sabes, ¿por qué estás tan decaído?

—Porque por un momento, allí, esperando todos juntos a que Bucciarati volviera, pensé que podríamos llegar a tener una vida normal. Fue como si me arrancaran la ilusión de cuajo. —Suspira—. ¡Si al menos hubiese sido poco a poco...!

—¿Después de haber sobrevivido a más de diecisiete tiros tenías la esperanza de tener una vida normal? Mira que eres raro.

—¡Oye!

Empujándole suavemente, Giorno hace que Mista se tumbe en su regazo y, quitándole el gorro, comienza a acariciar su pelo. Aunque al principio el pistolero pretende quejarse, rápido nota que es la manera de su compañero de tratar de animarle, de decirle sin palabras que pase lo que pase, estarán juntos como una familia.

Así que tan solo cierra los ojos, dejándose llevar por su agradable tacto, deseando en el fondo, que aquel rato de tranquilidad dure lo suficiente como para olvidar sus vanas y destruidas ilusiones.

[Fanfic] Giorno & Mista - Golden Pistols [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora