“Los primeros rayos del sol”
Parecía ser un día completamente normal dentro de casa, las cosas de en frente, arriba, abajo y a los alrededores también eran normales y por supuesto su manera de levantarse de la cama era la misma de todos los días; quitarse el pijama, darse una ducha, arreglarse y bajar a desayunar. Nada, ni siquiera el canto de los pájaros parecía ser distinto.
Jocelyn tenía un fuerte presentimiento. El televisor a alto volumen —que mantenía su padre mientras reposaba en uno de los sillones de la sala—, no le dejo hallar a su madre con facilidad, en la cocina no estaba y —pasando por detrás de su padre para que él no la atrapara y le pidiera salir a ver si el periódico ya estaba en el buzón— salió hasta el jardín trasero, en donde estaba su querida madre tendiendo las sabanas de las camas que acababa de lavar.—¿Te ayudo? —cuestionó, dándole unos ganchos de madera
—Hola mi amor —su madre hizo de lado la tela y le regalo la primera sonrisa de la mañana—. Claro, en esa cubeta están los calcetines de tu hermano, exprímelos y tiéndelos
—Claro —Jocelyn hizo caso inmediato—. Mamá, esta noche hay un pequeño concierto de una banda local cerca de la universidad ¿Puedo ir? Irá conmigo Isabella, su novio y Harry —a Jocelyn se le pusieron las mejillas rosadas
—No lo sé, querida, ese permiso te lo debe dar tu padre
Jocelyn al terminar de escuchar las palabras de su madre y al pasar cerca de la puerta, se detuvo a mirar a su padre que lograba asomarse desde el sofá. No la tenía fácil, pero tampoco tan difícil. Afortunadamente el padre de Jocelyn, el señor Sebastien Baldwin —un hombre de descendencia francesa—, no era un padre exagerado con sus reglas, todos sus hijos tenían obligaciones y derechos también, por esa razón él era justo en cada detalle.
La familia de Jocelyn era de clase media; su padre era dueño de unas fábricas de hilos, su madre se dedicaba al hogar de lleno, su hermano mayor Timothy, estaba ejerciendo trabajos de medicina veterinaria en una granja del sur y sólo en vacaciones o fin de año podía visitarlos, su otra hermana mayor Louisa, ya había formado una familia con un vendedor de autos y tenía dos hijos, pero ella se encontraba viviendo en Manchester, bastante lejos para visitarlos sólo en ocasiones. En casa sólo estaban Jocelyn y su hermano tres años mayor que ella, Gerald, que era un recién graduado universitario y pasaba sus tardes todavía buscando trabajo en algún bufete de abogados.—¿Y crees que me de permiso? —Jocelyn se dirigió a su mamá, que pasaba cerca de ella con el cesto de ropa en las manos
—No le has pedido permiso —la señora ironizo la situación—. Yo creo que si te lo va a dar
Susurro sonriéndole con complicidad, Jocelyn también le sonrió porque eso significaba que su madre podía intervenir para que su padre le autorizara la salida y la entrada pasada de la media noche. Mientras la chica —de tan sólo veintidós años—, tendía los calcetines con su respectivo par colgados de un solo gancho e imaginaba qué ropa sería la adecuada para llevar en una tocada de rock and roll, no iría jamás con un abrigo, ella prefería usar uno de todos esos vestidos cortos y ajustados que podía comprarse a escondidas de sus padres y que tanto le gustaba lucir.
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Don't Forget To Remember Me
RomanceEn mi corazón yace un recuerdo que le dice a las estrellas: «No olvides recordarme, mi amor.» La historia es totalmente idea original de @FanficsDeQueen No puedes hacer ninguna adaptación sin consentimiento de la escritora. Quedan prohibidos los pl...