Seventeen.

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“Nunca podría decirte lo que pasó el día que cumplí diecisiete. ”

Yo solía ser de una escala mayor, sin embargo, la melodía fue viciada llevándose todo lo bueno de mi vida para traer un día lleno de total y completo caos.

Fue un 10 de octubre de 1985 cuando salí de la vagina de mi madre y me convertí en la luz de su vida durante muchos años; todo era perfecto a excepción de una pequeña —gran— cosa.

Mi padre, un hombre de cabello negro azabache, hombros anchos y un porte que lograba intimidar a cualquiera. Era un jodido adicto a las apuestas, lo arriesgaba todo sin estar seguro de ganar y aún así lograba ser un bastardo con suerte y conseguir todo lo que quería.

Se consideraba el hombre con mas suerte del mundo; mi mamá trabajaba pero con todo el dinero que mi padre ganaba en las apuestas nos era suficiente como para llevar una vida llena de lujos y caprichos.

Fue hasta el 10 de octubre de 2002 en mi cumpleaños número diecisiete cuando todo se vino abajo; no siempre era la prioridad de mis padres pero ciertamente no me molestaba, el dinero llenaba el vacío. Mi mamá se sentía culpable por llegar tarde a la clásica fiesta de cumpleaños que hacíamos en mi familia — y por 'fiesta' me refiero a solo mi madre y padre — papá en cambio seguía metido en el casino mientras mi madre manejaba a toda velocidad fuera del trabajo para llegar a casa.

Insy-winsy cantó la araña.

Mientras mi madre reñía a mi padre por teléfono debido a que no se encontraba en casa conmigo, él trataba de concentrarse en tomar la decisión correcta en su juego de azar.

Ambos fallaron.

La camioneta de mamá se volcó ante el impacto de un carro que venía a toda velocidad; papá soltó los dados del susto y perdió todo lo que poseía.

Lo perdí todo.

Entonces me di cuenta que el vacío que antes era llenado por el dinero de mis padres no era capaz de borrar el horrible recuerdo de mi cumpleaños numero diecisiete. Papá llegó a casa gritando que todo era mi culpa por haber nacido, por seguir existiendo; no le importaba el hecho de que su —ahora— única familia estuviera llorando desconsoladamente en el suelo a un lado de su pastel de cumpleaños por la muerte de su madre.

Después de aquellas pérdidas, mi padre me obligó a trabajar como servidumbre en la casa del dueño del casino, los Mendes. No estaba realmente acostumbrada a portar un uniforme negro y estar de rodillas limpiando los suelos con una esponja.

La peor parte de la experiencia era su único hijo, Shawn Mendes, un niño rico que no ha tenido que trabajar para conseguir sus juguetes, tiene todas las sensibilidades de un chico de clase alta. Cada vez que me gritaba e insultaba por cualquier cosa me hacia recordar a mi anterior vida, como si la vida me estuviera dando un enorme cucharón de mi propia medicina.

Él es como yo lo era hace dos años.

Hoy es 10 de octubre del 2004, mi cumpleaños numero diecinueve y nada iba bien, en realidad nunca estuvo peor.

—Ugh, diablos, este jugo de naranja es lo mas asqueroso que he probado en toma mi vida — gruñó azotando el vaso frente a mi.

—Perdón por no poder hacer que tu jodido árbol de frutos mas dulces — sise clavando mis ojos en lo suyos.

—¿Disculpa? ¿Qué has dicho?

Shawn no era mas que un niño bonito de papi y mami, con ese metro ochenta que lo hacían ser mas alto que yo por casi tres cabezas, su complexión delgada pero musculosa, una sonrisa terriblemente encantadora rodeada por apetecibles labios rosados adornando su bien delineado rostro forrado de tersa piel blanca llena de lunares que caían hasta su cuello acentuando su pronunciada mandíbula.

Universe [Shawn Mendes]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora