𝙏𝙬𝙚𝙡𝙫𝙚

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—¡¿Jimin, ¿dónde demonios estás?! Lo que pasó anoche, yo... mierda —escuchar a Jungkook maldecir al teléfono no le sorprendió, el omega se alegró de oír su voz, aún cuando trató de mantenerse firme y dejar de llorar, pero simplemente no pudo.

Realmente la había cagado; no merecía que Jungkook viniera a buscarlo. Pero Jimin sabía que lo haría y le había llamado antes de poder pensar en ello. Solo quería estar con él, que el castaño lo abrazara y que nunca lo dejara ir de nuevo.

—Minnie, bebé, tienes que decirme dónde estás y qué pasó, ¿de acuerdo? ¿Necesitas... que llame a alguien, a la policía o...?

—N–no... solo... v–ven y–y re–recógeme... —después de haber conseguido dejar el peor gimoteo hasta ahora, Jimin frotó su ojito mientras leía de alguna manera algún letrero de la calle y el número de la casa, sintiéndose enfermo en tener que esperar aquí hasta que Jungkook lo recogiera.

Todo su cuerpo temblaba y se sentía asqueado.

—Y–yo... l–lo siento, J–Jungkook...e–es t–toda mi c–culpa...

—Shh, está bien. No es tu culpa, ¿de acuerdo? Voy a ir a buscarte, Jimin. Todo estará bien, ¿sí? No importa lo que pase. ¿Estás herido? ¿Algún alfa te... hizo algo? —esas preguntas no eran extrañas teniendo en cuenta que Jimin había ignorado treinta de las llamadas de Jungkook y fácil unos cincuenta mensajes de texto.

Decidió mejor mentir. No podía decirle, ni siquiera por medio de un maldito teléfono.

—N–no... sólo p–por favor a–apresúrate... —el rubio apenas podía soportarlo, mantuvo la mirada preocupada en la puerta principal del edificio, temblando como loco mientras trataba decirse a sí mismo que no cayera en pánico.

—Estoy en camino, ¿de acuerdo? Estarás bien, Jimin, voy a buscarte. Solo... quédate donde estás, ¿sí? —su voz era tan suave, pero había pánico escondida en alguna parte de ella. El rubio sabía que había conseguido que se preocupara, a puro propósito, y se sentía tan mal y tan culpable por ello.

Quería vomitar, más por lo que había sucedido hace unos minutos.

—Jimin, yo... —y entonces de repente, la voz de Jungkook quedó atrapada en medio de la frase.

—¿Jungkook? ¿J–Jungkookie? —al principio, Jimin pensó que el alfa le había colgado, pero cuando miró su celular casi muerto, se dió cuenta de que había olvidado cargarlo la noche anterior, y mierda, ahora era el peor momento como para que dejara de funcionar.

Jimin iba a morir allí, lo sabía. Jungkook nunca lo encontraría con sólo una escueta dirección y él no podía moverse, y... oh dios, ni siquiera había coches pasando o gente caminando. Solo estaba el omega ahí, sufriendo un quiebre emocional y abrazándose mientras temblaba como una mierda absoluta.

Prefería ver al castaño acostado con dos omegas con el fin de poder borrar este asqueroso día de su mente.

No habían planeado salir a una cita el día de hoy, Jimin sólo dejó el departamento, tratando de olvidarse de sus emociones y sintiéndose tan malditamente enojado y celoso, y aunque había llamado al alfa unas horas después de caminar sin un fijo objetivo, rogó por verlo y tal vez exageró un poco, porque fue demasiado coqueto.

Lo besó inmediatamente incluso antes de decir un "hola", a pesar de que la idea lo estremecía. Y luego, después de dar un paseo y de comer algo, el rubio había usado casi todo el poco conocimiento que tenía de las películas o lo que fuera, para que pudieran ir al apartamento del alfa.

Y éste lo había hecho, mucho más rápido y mucho más dispuesto de lo que Jimin había pensado.

No lo disfrutó ni un segundo, había pensando en Jungkook todo el maldito día, y todo se volvió aun peor una vez que llegaron arriba. Una vez que se estaban besando y las manos del alfa estaban sobre su cuerpo, agarrando su ropa.

𝙁𝙖𝙡𝙡𝙞𝙣𝙜 ¦ 𝙆𝙤𝙤𝙠𝙢𝙞𝙣Donde viven las historias. Descúbrelo ahora