𝙉𝙞𝙣𝙚

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Sin darse cuenta, Jimin se limpió la boca con el dorso de la mano mientras se apresuraba a subir las escaleras. Estaba desesperado de llegar a casa, meterse en la cama y olvidarse de todo lo que había sucedido hoy.

Se sentía enfadado, en su mayor parte, porque durante los últimos días sus emociones habían sido un desastre, y en lugar de resolverlas, como siempre, hizo ese algo que ahora lo tenía aun más perdido.

No podía creer que lo besó. A ese alpha. No podía creer que fue él quien tomó la iniciativa y lo besó. Y sí, el tipo había reaccionado de inmediato y profundizado el contacto, casi violándolo con su lengua.

Probablemente nunca se había lamentado tanto en toda su vida.

Fue asqueroso.

Una voz en su cabeza le había estado diciendo que rompiera con ese sujeto. Porque, mierda, no le gustaba. Ni un poco. No quería nada más con él.

Pero entonces...¿por qué demonios lo había besado?

Jimin sentía como si estuviese volviéndose cada vez más loco desde que tuvo sexo con Jungkook. Su lobo lloriqueaba por hundirse en su calor y restregarse con su varonil aroma, y es que, joder... esos sentimientos por su mejor amigo siempre habían estado allí, en algún lugar.

Es solo que... realmente nunca pensó en ello. Nunca se imaginó entre los brazos del castaño después de haberse apareado y de repente descubrirse enamorado de él. Pero todo tenía sentido ahora, ¿no?

Jimin siempre había bromeado acerca de ello, de lo fácil que sería para ambos enamorarse y salir juntos; porque se conocían de toda la vida y confiaban tan ciegamente el uno del otro. Y sin embargo, también sabía que nunca podría ser el omega de Jungkook. Nunca sería lo suficientemente valiente para decirle que lo ama.

¿Por qué tener que confesarse?, igual no sería correspondido.

Atravesar por esto había sido bastante difícil, porque a pesar de que siempre habían estado juntos como amigos, de repente, Jimin sentía esa necesidad de aferrarse día y noche a Jungkook. De estar con él y dormir en su cama, de sentarse en su regazo y tomar sus manos.

El alpha no lo había rechazado hasta ahora, pero... él sabe que realmente necesita bajarle dos rayas a su comportamiento.

No podía permitirse enamorarse más de Jungkook. Enamorarse no lo llevaría a nada, más que a un corazón roto.

Pero por lo menos ahora sabía por qué se sentía tan celoso de las omegas con las que el castaño había salido, por qué había estado tan ansioso de que fuera Jungkook quien le enseñara a besar y por qué necesitó que fuera él con quien tuviera su primer apareamiento.

Nunca tuvieron una amistad normal, ¿cierto?

Así que sí, tal vez Jimin no había dejado de reunirse con ese sujeto porque ahora se sentía aún más desesperado por tener a un alpha. Estar con alguien para poder olvidarse de ese tonto amor por su mejor amigo.

Lo cual había resultado ser grave error, porque honestamente... ese beso ni siquiera se acercó a los que Jungkook le había dado.

Cada día deseaba estar más con él, y... estaba jodido, ¿verdad?

De alguna manera, ni siquiera tenía ganas de decirle al castaño acerca del beso, solo quería verlo ahora mismo. Su lobo había empezado a extrañarlo literalmente cinco minutos después haberse separado y Jimin sabía que esto no era nada bueno para él.

No podía permitirse caer tan profundo, simplemente no podía.

Sus manos estaban temblando con anticipación mientras insertaba la llave en la cerradura. Eran apenas las diez de la noche, lo cual era bastante tarde teniendo en cuenta que el rubio ni siquiera tenía idea de lo que había hecho con ese alpha durante tanto tiempo.

𝙁𝙖𝙡𝙡𝙞𝙣𝙜 ¦ 𝙆𝙤𝙤𝙠𝙢𝙞𝙣Donde viven las historias. Descúbrelo ahora