.1

31 4 4
                                    

Judas's POV

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Judas's POV

¿En serio? ¿A qué clase de persona se le ocurriría reunirse a hacer tarea un viernes por la noche? ¿Cuándo a todo el mundo le gusta salir o simplemente tomarse una cerveza para ahogar las penas? En mi caso, tengo una carrera y no me la pienso perder por una estúpida tarea.

Está mal de la cabeza, tal vez tantas fechas innecesarias y fórmulas absurdas afectaron sus pocas neuronas.

Ya es viernes por la tarde y lo que pude averiguar sobre la oji-azul, es que ese café es como su hogar. La verdad que prefiero la comodidad de mi casa. Pero, supongo que lo que la jefa decide lo que se hace.

No crean que esa enana malhumorada se va a salir con la suya, quiso arruinar mis planes nocturnos, pero yo arruinaré los suyos y seré un gran grano en el culo.

Bajo corriendo las escaleras dos horas antes de lo acordado, me encuentro con mi madre en las escaleras. Brooklyn Pierce, es una mujer de unos actuales 45 años, es mi única familia desde que mi padre nos abandonó cuando yo solía tener 14 años. Nunca dejó que afrontara las cosas por mi propia cuenta, bueno, solo cuando le era posible.

-Amor, ¿a dónde vas?

Detengo mi andar ante su voz. Supuse que lo indagaría.

-Tengo que reunirme para realizar una tarea de historia para fin de semestre, estaré en Maguie's. Te llamo.

Aseguro tratando de no alargar mucho más la conversación, si tardo más posiblemente no logre mi propósito. Me examina y luego asiente.

-Está bien, cariño, no vuelvas muy tarde. Te quiero.

Le beso en la mejilla y salgo de casa para dirigirme a la dichosa cafetería.

Isabelle's POV

Saber que tendría que estar en el mismo metro cuadrado que Judas Pierce, lograba ponerme por el resto de la semana de muy mal humor. ¿Y lo peor? Ya nos encontramos a viernes, y tan solo en unas míseras horas tendré que soportar ese aura de superioridad estúpida que lleva a todos lados.

A los ojos de cualquier mortal, siempre fue el típico chico malo frente al cual muchas caerían sin bragas, lo único que lo impide es el aire helado que lo rodea en todo momento. Pero, lo que me resulta extraño, es que no me intimida en lo absoluto con sus brazos tatuados y musculosos. Su abdomen definido que en ocasiones se logra divisar a través de sus finas camisetas. Sí, es guapo, pero, ¿y todo lo demás? ¿La calidez? ¿La sonrisa? Exacto, Pierce podrá ser un dios nórdico, pero es vacío, sin chiste ni trama.

Me siento en el mismo lugar de siempre, saco mis dibujos a medio terminar junto a mis auriculares y mi reproductor de música.

No pasa mucho, pero la música me hace sentir como si nadie más estuviera aquí, como si todo se hubiera detenido repentinamente y los minutos me esperaran solo a mi. Me introduzco tanto dentro de los trazos, el compás y los latidos de mi corazón, que caigo en cuenta de que alguien está frente mío cuando este me tira un lápiz en la frente.

Me quito violentamente los auriculares para atacar directamente a la persona que tengo adelante y en cuanto clavo mis ojos en él, mi rostro pasa de enfurecido a sorprendido. Al parecer alguien decidió aparecerse antes de lo acordado, sus ojos grises examinan mi rostro y bajan hasta apoyarse en mi cuaderno, mi reacción inmediata es cerrarlo antes que logre examinarlo también. Pero, al darme cuenta que era inútilmente tarde, le aclaro;

-Emmm, no está terminado.

Miro hacia todos lados, buscando una salida, pero para mis fueros internos me repito una y otra vez que no busca otra cosa que hacerme perder la paciencia.

Sacudo mi cabeza tratando de aclararla y actúo sin más como si su presencia no me molestara e incluso como si en ese mísero momento no estuviera sentado frente a mí, escrutándome con esos ojos grises que me están empezando a poner nerviosa.

Así que sin más abro nuevamente mi cuaderno de dibujo y tomo mi lápiz para seguir los trazos en los que me había quedado hace unos minutos. Coloco mis auriculares en mis oídos, pero, sin embargo, siento su intensa mirada sobre mí, logrando que sin mi consentimiento mis mejillas empiecen a colorearse en un intenso color rojo.

Pronto, me saca un auricular, pero intentando hacer caso omiso a sus actos me lo coloco nuevamente. Segundos después, me arrebata el lápiz de entre mis dedos haciéndome perder los papeles completamente.

- ¡Judas, en serio, ¿qué carajos quieres de mí? ¿No te es suficiente haber descubierto uno de mis secretos? Porque sinceramente y con una mano en el corazón estás siendo incluso aún más molesto que un grano en el culo, ¡mierda!

Examina mi rostro nuevamente poniéndome más nerviosa, si es que eso es posible, pero estoy tan fuera de mí que exasperada me levanto y empiezo a guardar furiosa, los lápices y cuadernos dentro de mi mochila decidida a largarme de aquí, no sé a dónde, pero lejos de este lugar. Lejos de él.

-Espera.

Dice de repente tomando una de mis manos, haciendo que congele mis movimientos bruscamente, ante su toque. Paso mi mirada desde su agarre hasta su cara un par de veces, luego de eso, cae en cuenta de la situación y aparta su mano como si mi piel quemara, haciendo que me sorprenda inevitablemente.

Ahora es él quien se levanta, con la cabeza gacha y yo la que lo examina buscando una señal en respuesta de lo que acababa de pasar en su reacción.

- ¿Judas?

Lo llamo, levanta su cabeza clavando sus grisáceos ojos en los míos negros, veo pasar a través de ellos miles de emociones por un segundo, pero al otro, solo eran profundos y sin fondo, al mismo tiempo vacíos y sin sentimiento alguno. ¿Tocar mi mano ha logrado alterarlo tanto?

Ni siquiera logré descifrar qué sentía, ni una mínima pista de eso, logrando intrigarme demasiado y preocuparme simultáneamente.

-Lo siento.

Contesta atravesando la puerta haciendo tintinear enloquecida la campanita de entrada. Corro tras él intentando detenerlo, pero me quedo plantada en la acera, cuando lo veo subirse a una moto impecable, saca la llave de su abrigo logrando que su camiseta se levante por un momento logrando que pueda divisar un tatuaje en su cadera, en el que figuraba una palabra que me resulta familiar. "Traidor".

¿Quién eres en realidad Judas Pierce?

JudasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora