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Judas's POV

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Judas's POV

¿Por qué tengo que ser tan idiota? Con solo un toque de su mano, me ha hecho recordar aquella electricidad que sentí alguna vez con esa persona que siempre creí correcta, lo sigo creyendo. Pero, Isabelle no es ella, es solo un error. Y posiblemente la logre sacar de mi mente en unas semanas. Es algo pasajero, cuanto menos lo piense, más rápido se va a ir. Como aquellas pesadillas que de niños, se nos olvidaban al despertar.

El aire se cuela a través de las rendijas del casco, acelero y el rugir del motor resuena en mis entrañas. Pronto llego a mi casa, apago la moto y simplemente me quedo ahí sentado mirando hacia la acera gris recordando mi tan ridícula retirada de aquel lugar, me quito el casco y despeino mi cabello con los dedos, totalmente frustrado. La suave brisa de otoño me golpea y me bajo del vehículo para guardarlo en el garaje. Pero, una bocina llama mi atención haciéndome voltear hacia la calle.

Veo a una persona bajando de una Scrambler negra, el tipo de moto que cualquier corredor anhela tener a su alcance. Sin embargo, no logro ver el rostro del individuo gracias al casco sobre su cabeza. Cuando se lo quita, quedo pasmado.

¿Vieron que en las películas cuando la chica que gana la carrera se quita el casco dejando caer su cabello como en un comercial de productos para el pelo?

Bueno, algo así está sucediendo. El cabello castaño de Isabelle cae despeinado sobre sus hombros hasta debajo de su busto. Lleva puesta una chaqueta negra bastante ajustada, en conjunto con sus jeans gastados azules. El comentario resaltando lo bien que le queda aquella ropa, pasa por mi mente por una milésima de segundo, pero lo descarto inmediatamente.

Salgo de mi trance cuando se acerca a mí con una expresión entre molesta y confundida, logrando que una arruga de forme en su entrecejo.

- ¿Qué pasó?

Pregunta agitada, si bien es bastante alta en comparación a las demás chicas,sigue siendo un poco más pequeña que yo, así que levanta ligeramente la barbilla para enfocarme con sus ojos negros.

- ¿Por qué tendría que pasar algo, Dutch?

Evado su pregunta con otra, a lo que responde molesta.

-No te hagas el menso, Judas.

-No pasa nada, simplemente me aburrí y decidí irme, no me digas, ¿lastimé tus sentimientos de princesa?

Digo frío desafiándola con la mirada, pero al mismo tiempo un pinchazo de dolor me llega cuando pronuncio esa pregunta haciéndome desviar la mirada al suelo por segundos casi imperceptibles. Pero, no lo suficiente. Me sostiene la mirada, decidida intentando buscar algo que le dé alguna pista del porqué de mi actitud.

- ¡Haces eso, desvías tu mirada a cada segundo!

Mierda. Está empezando a sacarme de mis casillas, pero no recibe respuesta alguna de mi parte.

- ¿Puedes dejar de ignorarme, Judas? Porque no entiendo qué mierda hice para que actúes tan frío conmigo. Aunque pensándolo bien, eres así con todo el mundo, ¿sabes qué? Eres un idiota, me harté de intentar lidiar contigo, ni siquiera te quiero cerca mío, eres un puto raro antisocial que nadie llegó a amar nunca en su vida, pobre de la estúpida que haya caído en tus redes de puto acosador y...

Le agarro de ambas muñecas bruscamente, acercándola a mí para que logre escuchar mis siguientes palabras claramente, la miro fijamente a sus ojos y lo digo.

- ¿Sabes lo culpable que me siento de la última "estúpida" que se metió conmigo? La llegué a amar tanto que solo llevó a destruirnos, este puto raro antisocial tiene miedo de que ocurra lo mismo contigo, porque con ella sentí lo mismo que sentí al tocar tu puta mano. Pero, tú no eres Alex, no le llegas ni a los talones.

- ¿Quién es Alex?

Dice más para ella, que para mí. Dejo sus muñecas libres y masajeo mi cien exasperado, intentando aclarar mis ideas e intentando procesar mis ya dichas palabras. No soy capaz de devolverle la mirada durante segundos o tal vez minutos.

-Judas...

-Isabelle, solo aléjate de mí. No quiero lastimarte a ti también.

Digo todavía de espaldas a ella. Siento sus pasos alejarse, pero pronto se detienen y le escucho pronunciar.

-Todos tenemos un pasado duro, Judas. A veces, lo mejor es superarlo, no es fácil, pero duele menos que lamentarnos eternamente.

Silencio. Solo nuestras respiraciones se escuchan. Ella suspira, quieta en su lugar y yo en el mío.

-Sentí lo mismo que tú.

Volteo sorprendido, pero no importa porque el sonido de sus pasos le siguen al rugir de su vehículo. Solo logro divisar su espalda y su melena castaña siendo sacudida por el viento.

Cierro los ojos con fuerza e ira. Termino lo que dejé a medias y guardo todo en el garaje. Subo a mi habitación sin mediar palabra. No me importa quedar fuera de ese estúpido grupo, puedo aprobar por mi propia cuenta la materia del goblin y sin problema alguno.

Lo que me preocupa era ella y nada más que ella. No puedo traicionarla así, le he prometido algo y lo pienso cumplir. Alex, había pasado de ser todo, a escurrirse entre mis dedos sin lograr aferrarla a mí. Y ya no sé si fue culpa mía o de ella...

Me siento en mi cama, respirando descontroladamente, sin saber por dónde comenzar a arreglar mi vida, intento tranquilizarme y me acomodo hasta quedar acostado mirando al techo.

¿Debería llamarla? Definitivamente no.

¿Debería ignorarla? No parece una mala idea.

¿Qué me había hecho sentir Isabelle realmente? No estoy seguro, en lo absoluto, ha logrado ser tan raro, pero al mismo tiempo tan placentero, el darme cuenta que aún no me encuentro completamente podrido o vacío por dentro, es refrescante, pero al mismo tiempo ensordecedor.

Por un momento, había logrado que me sienta con vida, nuevamente. Había logrado que por un momento sintiera que todo estaba resuelto, por un momento los problemas se esfumaron junto con los recuerdos. Sólo éramos yo y esa oji-azul.

Pero, yo no amaba a Isabelle, ni siquiera tuve la oportunidad de conocerla realmente. Y sobre todas las cosas:

Isabelle no es Alex.

JudasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora