5.

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Un mes se pasó más rápido de lo que pudo haber imaginado. Su mente estaba albergando tantas cosas e ideas que no se preocupó del tiempo que había pasado, no le dio importancia. Hizo varias visitas a casa de sus padres y entonces fue que pudo decirles que serian abuelos, sus caras de sorpresa y las lágrimas que derramó su madre le hicieron saber que tendría su apoyo, luego la confirmación estuvo cuando comenzaron a reprocharle a Mikasa que como hija mayor debió ser la primera en tener un hijo.

Mikasa y Jean tenían unas cuantas semanas de vacaciones, así que cada que podían iban a su departamento y le hacían compañía. Pero la compañía fue algo que no le faltó ningún día desde que llegó, pues había una persona que siempre estaba al pendiente de él en todo momento. Eren casi que se había cambiado a vivir al departamento del azabache, después del trabajo o antes o en su tiempo libre siempre iba a ver como se encontraba, si le hacia falta algo o simplemente para pasar el rato.

Su trabajo era otra de las cosas que rondaba por su cabeza. Hablando con su castaño amigo llegaron a la conclusión de que podía llegar al consultorio tres días a la semana para evitar que se agotara tanto, y aunque Levi alegó que no había problema para él con llegar toda la semana, Eren no cedió y en su papel de jefe le dijo que solo tendría los lunes, miércoles y viernes para trabajar. De mala gana aceptó la propuesta, solo porque necesitaba el dinero ya que los ahorros que llevaba juntando desde hace tiempo los estaría tomando para cosas que tuvieran que ver con su embarazo o su bebé.

Era una tarde lluviosa de martes, el azabache estaba haciendo el almuerzo cuando un mensaje llegó a su teléfono móvil. No dejó lo que estaba haciendo, terminó primero todo en la cocina antes de tomar el aparato. Es que no le agradaba cocinar usando el dispositivo, ya una vez había tenido una mala experiencia cuando se le quemó una olla de arroz al atender una llamada. Cuando se estaba dirigiendo a la mesa donde había dejado el móvil, una llamada entró haciéndolo sonar nuevamente.

Llamada entrante de Eren.

Con una sonrisa en el rostro y sintiendo el corazón cálido respondió. —Hola.— fue lo primero que le dijo. —¿Qué ocurre?

—Ey, estás haciendo algo. Te he mandado un texto pero como no respondías decidí llamar.— al fondo de la llamada, Levi escuchó leves ruidos de autos, también las gotas de lluvia que de seguro golpeaban el coche al caer.

—Estás conduciendo.— afirmó más que preguntar. —Guarda el teléfono, Jeager. No quiero que alguien llegue aquí y me diga que tengo que ir a reconocer tus restos esparcidos por el asfalto.

Eren soltó una carcajada para después responder: —Tranquilo, estoy en un semáforo. Solo llamaba para decirte que ya voy a tomar el almuerzo.

Levi sonrió y se sonrojó, desde hacía ya un tiempo que Eren le llamaba para decirle que almorzarían juntos en su apartamento o fuera de él. Siempre esperaba paciente por las llamadas cuando no iba al trabajo, sabía que Eren le avisaría si pasaba por él para salir o si esperaba que tuviera lista la comida.

—Bien, te espero entonces.— terminó por decir el azabache y colgó. Sin saber por qué, sonrió como colegiala enamorada y terminó de poner la mesa para esperar a su amigo.

Después de la comida, Eren le dijo que quería que hablaran de algo importante, a lo que Levi le contestó que terminando de recoger la cocina podrían hablar mientras tomaban un poco de café. Para el castaño era increíble ver al contrario ahí parado frente a él, con esa belleza que lo caracterizaba, tan delicado, con su piel lechosa y sus cabellos negros, con su sobresaliente abdomen de cuatro meses. Cuando se conocieron y se hicieron amigos, Levi le comentó que era de aquellos hombres que podían concebir o quedar embarazados y cuando Eren quedó prendado y enamorado de él, en sus fantasías siempre estuvo el hecho de querer formar una familia con el azabache.

Estoy Yo [Ereri] ||Mpreg||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora