7.

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Eran cerca de las ocho de la mañana cuando la madre de Levi le llamó para cerciorarse de que ese mismo día llegaría con Eren para quedarse una semana de descanso. La señora Ackerman había reaccionado muy bien a la noticia de que tanto su hijo como el mayor llegarían de visita ya que según ella, en ocasiones sentían muy solitaria su casa.

Asegurate de traer todo lo necesario.— le dijo su madre mientras él doblaba unas cuantas camisas y las ponía dentro de una maleta. —¿Cómo dijiste que se llamaba tu amigo? Tiene tiempo que no lo vemos, era el que trabajaba contigo, ¿no?

Si, fui su asistente en la clínica donde trabaja. Su nombre es Eren.— contestó, pero su mente se quedó estancada en una palabra en específico. AMIGO. ¿Realmente seguían siendo eso? Hace varias semanas que habían estado saliendo a citas, se daban besos, caricias y se tomaban de la mano como una pareja normal, pero Eren nunca se lo había pedido de forma oficial. Aunque no dudaba que después de un tiempo lo hiciera, y tampoco le importaba si no lo hacía, solo le bastaba con ver las acciones del mayor para con él, ver sus ojos verdes iluminarse cuando se le quedaba mirando por bastante rato en sus citas y el cariño con el que le había empezado a hablar al bebé dentro de su vientre.

...Levi, ¿me estás escuchando?— la voz de su madre lo trajo de vuelta a la realidad, y sacudió la cabeza tratando de eliminar todos los pensamientos incoherentes que estaban comenzando a aparecer. Aun sin haber escuchado una palabra del sermón que seguro había soltado la señora Ackerma, él dijo que sí, con tal de no seguirla escuchando. Y es que no era por desprecio hacia ella, claro que no, él amaba a su madre, solo que algunas veces hablaba demasiado. Después de unas breves palabras de despedida, colgó la llamada y terminó de alistar lo que llevaría.

Se metió al baño con la intención de darse una ducha, así que mientras quitaba las prendas de ropa de su cuerpo comenzó a cantar una canción infantil que había escuchado el día anterior cuando buscaba artículos de maternidad en una tienda. Reguló el agua de la regadera para que no saliera ni tan fría ni tan caliente, y una vez la sintió perfecta dejó que corriera por todo su cuerpo, empapándose para después comenzar a pasar el shampoo en su cabello, lavándolo a consciencia y enjuagandolo cuando lo consideró bien limpio. Cuando estaba por tomar el jabón de la repisa, sintió una mano colocarse en su cintura y otra en la que estaba agarrando el jabón, los vellos de su nuca se erizaron y aun sin darse vuelta abrió sus ojos con asombro y miedo. Estaba por comenzar a gritar por ayuda cuando unos labios besaron el lóbulo de su oreja izquierda y una voz completamente sexy y excitante le susurró: "Hola, bebé." En ese momento se desarmó por completo, ya sabía de quien se trataba.

Algunos días atrás, tanto Eren como Levi habían llegado al punto de darse besos y caricias subidos de tono, pero nunca iban más allá de eso, era como si el castaño tuviera un límite o se sintiera limitado de alguna manera, porque después de sacarle la camisa al azabache y marcar su cuello, clavículas y pecho, le daba tiernos besitos en la boca para colocarle de nuevo la prenda y, ¡mierda! Que hombre más desconsiderado era. No sabía las ganas inmensas que Levi tenía de patearlo cada vez que hacia eso, porque de por sí sus hormonas ya estaban alborotadas por el embarazo y luego venia él a descomponerlas aún más para después dejarlo con las ganas.

Así que en este momento lo estaba disfrutando al máximo, sentía la piel expuesta de Eren en su espalda y su erección rozándose con sus glúteos. Gimió y se sostuvo de la pared de enfrente cuando el mayor tomó sus nalgas para apretarlas a su antojo.

Estoy Yo [Ereri] ||Mpreg||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora