─ ¡Efra! ─ ¿Qué pasó Ferny? ─ Hola. ─ ¡Vamos Ferny!, ya nos saludamos hoy, al grano chico. ─ Bueno, te quería preguntar si habías quedado en el mismo salón que Salma. ─ Chispas Ferny, porque tenías que recordármelo. ─ Déjame adivinar, ella quedó en otro salón. ─ Maldición, ¿Cómo lo adivinaste? ─ La acabo de ver salir del salón siete. ─ Oh, bueno, eso lo explica, ¿Eso era todo? ─ No, ven, vamos a hablar al piso de arriba. ─ ¿Al fin saldrás del guardarropa? ─ ¡No!, yo no soy así. ─ ¡Ya lo sé pedazo de idiota!
Efra se reía mientras subíamos las escaleras, ese chico era un bromista, siempre caía ante sus bromas. Al subir, yo le conté lo que había pasado, también aproveché para decirle que en las mesas fuera de biblioteca estaría la chica que le gustó y el tipo casi grita de la emoción, pero antes de irnos para allá, me dio su opinión sobre el chico misterioso.
─ ¿Y que crees que tenga guardado ese chico, o que secreto ocultará? ─ Me preguntó Efra con seriedad. ─ La verdad no sé, es lo que quisiera saber. ─ ¿Y entonces mañana lo verás en receso? ─ Pues si, no se porque la verdad, antes me intrigaba el como las chicas lo veían tanto, ahora quisiera saber la historia de ese tipo. ─ Eso suena como acoso sabes, si no te conociera, diría que te gusta. ─ ¿De nuevo pensando que soy homosexual maldito Efraín? ─ Efraín soltó una carcajada que se escuchó por todo el segundo piso. ─ ¡Caramba que eres fácil de cabrear amigo! ─ Hay ya ¡Cállate!, ya vamos con las chicas que nos deben estar esperando. ─ Seguro amigo, solo que yo prefiero ir atrás, no vaya a ser que si te guste el arroz con pop… ─ Lo empujé antes de que terminara de decir la frase, pero seguía riéndose el chico, ¡valla que era exasperante!
Caminábamos, era raro caminar por la escuela, mirar como los de tercer y quinto semestre caminaban con tanta calma, como si ya conocieran a toda la escuela por años, y los de primero solo los veía en las paredes, como tomando sombra o yo que sé. Ya íbamos llegando a las mesitas fuera de biblioteca, ahí estaban las chicas, nos acercamos, nos sentamos y empezamos a charlar muy bien.
…
Ya llegó la hora de salir, hoy estuvo muy bien, como cualquier primer día solo nos presentamos y no hubo clases, y como era la primera semana, era la semana de cursos, por esa razón salimos a las 6:40, y bueno, me despedí de mis amigos, los padres de Efra pasaban por el hasta la escuela y el vivía en una colonia distinta a la mía así que no me iba con el, en el camino me topé con el chico misterioso, le avisé que el día siguiente, podría juntarme en receso con el.
Ya iba directo a tomar el camión, eran solo dos calles de la escuela, había tantos alumnos esperando camión que preferí seguir caminando por la calle para agarrar primero el camión y alcanzar lugar.
Ya que iba en el camión y los demás alumnos empezaron a subir, valla que era un desastre, empezaban a gritar, a hacer sus ridículos, había una pareja que se fue hasta atrás a besarse y tocarse!, supongo que eso jamás acabaría, era algo que odiaba pero no podía hacer nada más que resignarme, a demás, hoy mi día había estado muy interesante para sorprenderme por otra cosa como ver a una pareja follando con ropa en el bus.
Llegué a mi casa, ya eran las 7:10 y ya estaba un poco oscuro, aun no había nadie en casa, era hijo único y mi madre salía del trabajo a las 7 y tardaba un poco en llegar, y mi papá, supuestamente sale también a las 7 pero a veces llega hasta la madrugada, no se donde trabaje pero mi mamá no le dice nada así que supongo que todo está bien. Dejé mi mochila, me cambié de ropa, calenté unos nuggets, encendí la tele y me puse a holgazanear mientras llegaba mamá.
Pasaron quince minutos y escuché el coche de mamá, salí a ver si podía ayudarle con algo y para mi sorpresa, llegaron papá y mamá, es rara la vez cuando llegan juntos pero para ser sincero, me gustaba cuando llegaban juntos. Habían traído comida china, ¡genial!, por un momento pensé que mamá me regañaría por solo haber comido nuggets pero esto debe ser una bendición de Dios!, Para estas ocasiones mi holgazanería desaparecía y para antes de que mis padres entraran, yo me apresuré a acomodar platos y vasos en la mesa, Demonios que olía bien. Ya una vez que entraron mis padres, nos saludamos, se arreglaron, empezamos a comer, ¡Al fin!
─ Amor, ¿Cómo te fue en tu primer día de clases? ─ Mi madre me preguntó, me quedé callado por un momento pensando en que le diría y que no, obviamente no le diría todo, así somos los adolescentes. ─ Pues estuvo bien. ─ ¿Hiciste amigos nuevos? ─ Me preguntó mi papá, sinceramente era raro escuchar su voz, a veces llegaba tan tarde que yo ya estaba dormido cuando el llegaba, no evité el hecho de sonreír mientras le respondía. ─ Si papá, hice nuevos amigos.
No pasó mucho cuando acabamos de cenar, nos levantamos de la mesa, lavamos los platos y cada quien se fue a sus asuntos, yo me fui a mi cuarto, me puse a escuchar música y bueno, la rutina comenzaba. Después de media hora, como a las 8:10, mi puerta se abría y vi que quien estaba entrando era mi padre, no sabía que quería, se me hacía demasiado raro ya que nadie más que yo entraba a mi cuarto, usualmente me gritaban por fuera si me ocupaban para algo, pero bien, solo lo dejé pasar.
─ Hijo, ¿se puede? ─ Si papá, pasa. ─ Mi papá estaba pasando cuando de repente la duda se salió de mi mente y la dije. ─ ¿Qué haces aquí papá, que no usualmente te preparas para ya irte a dormir a estas horas? ─ Si hijo pero primero quisiera hacer algo. Se que estos últimos 2 años y medio no he estado para ti y que no he sido el mejor padre. ─ ¿A qué quieres llegar papá? ─ Ahora verás, deja acabo. ¿Recuerdas cuando tenías ocho años y te compré tu primer pescadito dorado? ─ Jaja si, pobre pescado. ─ ¿Te gustó ese pescadito? ─ Si, recuerdo que siempre estaba sentado a lado del tanque esperando que pasaran 6 horas para darle de comer y verlo como comía, pero lastima que murió, creo que ese pescadito no contaba con que mi mamá pusiera insecticida por toda la casa y no tapara el tanque del pescado, pobresillo. ─ Así es tu madre, te avienta insecticida cuando menos lo esperas. ─ Jajaja, ¿a ti ya te ha aventado insecticida? ─ Que va, a mi me avienta cosas peores, pero bueno, quiero que sepas que no importa el tiempo que esté para ti, que todo lo que hago, lo hago por verte bien a ti y a tu madre porque los amo, son todo lo que necesito para ser feliz… ─ Empezó a hablar emocional, me puso los ojos llorosos. ─ Y ahora pasaré más tiempo con ustedes dos, eso es todo lo que quiero, ustedes son mi felicidad. ─ ¿Enserio estarás más con nosotros papá? ─ Puedes apostarlo pequeño araña. ─ Aun recuerdas ese nombre. ─ ¿Cómo olvidarlo? Recuerdo que a los 6 años tú amabas al hombre arácnido, siempre que veías algo que tuviese que ver con el, llorabas por que te lo comprara. ─ Ajem, era un niño papá, ya no tienes que recordármelo, que vergüenza. ─ Pero si antes adorabas que te dijera así, a veces querías trepar las paredes tanto que te caías y llorabas por no poder treparlas. ─ Jajaja hay papá!
No recuerdo cuando era la última vez que mi papá y yo platicábamos así, creo que era la primera vez, seguimos platicando así por una hora creo, y la verdad no me molestó, me agradó saber que tenía un padre que me quisiera de verdad y hasta me contó la historia de cómo conoció a mi madre, fue algo ridículamente hermoso, por poco vomitaba arco iris, espero y de verdad mi padre pueda estar más tiempo conmigo y con mamá, de verdad lo necesitamos, aunque algo no me queda claro, ¿lo despidieron de su trabajo? O no sé, otro misterio que debía resolver, solo faltaba que llegara un perro cobarde parlante y su equipo de misterio a ayudarme, pero fuera de eso, estaba feliz, hoy dormía con una sonrisa en la cara, hice nuevos amigos, comí comida china con mis padres y mi papá se apegó más a mi, después de bastante tiempo, me sentía verdaderamente feliz.