El siguiente día había llegado, ya estaba apurado para que fuese receso y saber que era ese gran secreto del chico, de una manera estaba impresionadamente intrigado de que sorpresa me llevaría, pero por otro lado tenía miedo a decepcionarme que lo que me diga sea una completa estupidez, pero bueno, hay que tomarse riesgos en la vida.
Cuando desperté y pasé por el pasillo del segundo piso, estaba la puerta del cuarto de mis padres abierta, mi papá estaba ahí, levantándose, me dio mucho gusto poder verlo levantándose, no recuerdo haber visto jamás una imagen así, y al bajar las escaleras, mamá estaba preparando el desayuno para ambos, era todo tan perfecto, antes era todo muy malo, me despertaba, pasaba por el pasillo y el cuarto de mis padres siempre estaba cerrado, cuando bajaba, era de que tenía que apurarme para bañarme, comer y arreglarme ya que mamá me llevaba a la escuela y su trabajo quedaba a dirección contraria de la escuela desde la casa, esos eran los momentos que más extrañaba a mi papá… pero hoy, hoy tengo a mi papá, el prometió llevarme a la escuela, en bus pero no importa, así era suficiente, y mamá tenía más tiempo ya que no tendría que rodear todo de nuevo.
Yo ya estaba abajo, estaba listo para comer y entonces bajó mi padre.
─ ¡Buen día mi hermosa familia! ─ Dijo mi padre al vernos a ambos, mi madre y yo sonriendo le correspondimos el buen día.
─ ¿Estás listo para que te lleve a la escuela hijo? ─ Un poco, solo falta que acabe de desayunar, cambiarme, poner en mi mochila los útiles que ocuparé hoy y listo. ─ No me refiero a eso retoño, me refiero a que si estás preparado para que tu viejo te lleve a la escuela. ─ Más que preparado. ─ Hay ya dejen sus preparaciones para después, tomen, coman y pónganse gordos. ─ Dijo mi mamá con una esplendorosa sonrisa.
Ya íbamos camino a la escuela, mamá se había ido muy contenta y tranquila al trabajo, y mi papá y yo a la escuela. En el bus fue genial, mi papá no dejaba de hacer cosas “tontas” que me hacían reír, podrá estar un poco mayor pero aun tiene ese toque joven que nos une incluso más ahora, es como si tuviese un amigo, un mejor amigo ahora, se que Efra es mi mejor amigo pero Efra es solo ese amigo con el que hago cosas con las que me divierto mucho, con el que me junto porque es casi como yo, pero a mi papá le puedo hablar de cosas más serias, y eso me hacía sentir tranquilo, como cuando ya habíamos llegado a la escuela y mi papá me dijo algo que ciertamente no olvidaría esa semana.
─ Hijo, buena suerte en tu segundo día de la escuela. ─ Muchas gracias papá. ─ Fernando, antes de que entres, ven… hijo, quiero que sepas que siempre estaré para apoyarte, en cada problema que tengas, tu solo nunca olvides que eres mi pilar hijo, tu y tu madre son mis pilares, si no fuese por ustedes, yo ya estaría en el suelo, tirado, quebrado, pero ustedes me han sostenido, así que nunca te caigas hijo, nunca dejes que nadie te derrumbe porque si tu caes, me llevas a mi contigo, y se que la vida en estos momentos será difícil para ti, quizá en un futuro lo sea incluso más, yo lo sé, yo también fui adolescente, pero nunca es demasiado grave como para no contárselo a tu viejo, nunca intentes arreglar tus problemas solo mientras tengas la confianza de tus padres, es más, piensa que eso es ilegal y si tienes problemas y no me cuentas, te meterán a la cárcel. ─ Valla forma de acabar papá. ─ Nunca hay que ser completamente serios hijo, ese es otro consejo que quiero que recuerdes. ─ Jamás lo olvidaré papá.
Después de eso, mi papá se acercó y me dio un abrazo, no fue cualquier abrazo, fue ese abrazo que se dan pocos padres e hijos, fue un abrazo tan especial que hizo que me olvidara del pasado, que me hizo darme cuenta de mi presente y que… en mi presente, estaba siendo feliz. Proseguimos a despedirnos, el a regresarse y yo a comenzar mi segundo día de escuela.
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