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¿Lo oyes? Tic tac tic tac.

Ese tintineo lento empezó la cuenta atrás a consumirme en una bocanada de nieve, fría como el hielo. 

Quieta queriendo entre el cambio de la tarde y la llegada de la noche aguardarme bajo el don de la invisibilidad.

Una noche cálida mis sentidos se dejaron desconectar de ti, y no pude oír como la línea que me unía a él la rompería de un plumazo, como si nada de mí misma le importase.

Y comprendí que se había convertido en alguien cruel o quizá la egoísta era yo, por querer que se quedará conmigo.

Sin querer escuchar sus palabras que hacían de mi un laberinto, donde no conseguía poder dejar ahuyentar ese dolor asfixiante.

Auxilio por no encontrar aquélla salida a la superficie.

Sólo mi única salvación era una coraza, y hizo de mí cuerpo una estatua.

Me paralice, como cuando en invierno sales a la calle y el clima solo te responde abrazando fríamente a tus labios agrietados, a tus manos gélidas aún con los guantes, a tus pies con la difícil tarea de seguir caminando, fría como el hielo.

Solo sé que no sé nada.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora