Era muy bueno todo lo que le estaba pasando. Tan bueno que llegaba a preocuparle porque no estaba acostumbrada a que las cosas marcharan tan bien.
De un momento a otro se vio con un buen puesto en la empresa, pasando la mejor etapa de su relación con Mauro y terminando de pagar ese préstamo que parecía imposible y solía quitarle el sueño.
Todo tan bien, tan bueno...
Incluso la vecina que le caía mal de su piso decidió mudarse. ¿Qué le faltaba para ser feliz? Nada. Sin embargo, no era feliz.
Muchas, muchísimas personas en el mundo quisieran tener una décima parte de lo que vos tenes, Sabrina. Sos la típica que lo tiene todo y a la vez no tiene nada porque tu alma es tan fría como un puto témpano de hielo y créeme que no es algo de lo que se pueda estar orgullosa.
¡Te lo digo yo! ¡Yo! Soy la Muerte y te digo que no es nada bonito tener el alma fría, no valorar lo que se posee, necesitar, buscar más...
Conformarse... Es complicado. Te lo voy a explicar ahora, en un diálogo tranquilo, te lo voy a mostrar en un sueño para que lo entiendas. Yo explico las cosas y doy mi señales UNA sola vez así que espero que lo entiendas, más te vale que lo hagas.
La cosa es así: imagina que sos pobre y no tenes a nadie, ERGO estás disconforme. Esa disconformidad debe actuar como un impulso y lanzarte hacia lo que necesitas, hacia lo que queres.
Ahora, imagina que tenes plata, tenes tu novio, tus amigos, tu familia... Lo tenes todo pero no estás conforme. ¿Por qué? No sé.
Mira.
Miren, sí, ustedes también... Presten atención acá que es muy importante...
Si vos no valoras lo que tenes, da por seguro que yo te lo voy a quitar. Así de fácil.
La alegría es fugaz pero la tristeza puede durar indefinidamente así que aprovecha cuando tengas todo para ser feliz, porque sos un pequeño insecto que no sabe cuándo va a venir el fumigador a destruirlo todo.
Yo soy el fumigador, pequeña Sabrina.
Sabrina no escuchó, no supo captar los mensajes que dejé en sus sueños. Siguió con esa estúpida indiferencia a pesar de todo lo bueno que tenía.
Primero fue Mauro.
Mauro era un hombre cuya sangre joven clamaba a gritos pidiendo diversión. Sabrina, tan ocupada como estaba en su búsqueda del "no sé qué para ser feliz", no era capaz de brindarle esa diversión en las cantidades que su hombría le exigía.
Fue cuestión de usar a una de mis buenas servidoras y, en menos de un mes, Sabrina pasó a ser historia para Mauro.
Recapituló un poco, hizo catarsis, lo pensó, lo pensó mucho... Un mes después, Mauro era sólo una historia, un nombre irreal, como una lámpara en medio de la más densa tiniebla. Y ella seguía siendo el ente que se preguntaba "¿qué necesito para ser feliz?".
Lo siguiente que le quité a Sabrina fueron sus objetos preciados: unos de mis servidores saquearon su apartamento.
Esto básicamente no le afectó en lo más mínimo. Decidí aventurarme apenas en el territorio de lo más arriesgado y Sabrina fue víctima de un accidente, la atropelló una abuelita al volante. Estuvo tres meses con un yeso en la pierna y un cuello ortopédico.
No pensó en nada esta vez. Y vinieron sus parientes y amigos con las típicas frases de mierda tipo "y bueno, son cosas que pasan..."
"Cosas que pasan", dicen.
"Cosas que pasan...". Eso dicen los ciegos de mierda que no son capaces de darse cuenta que las cosas no pasan porque sí. No. Cada cosa que te pasa tiene un porqué.
¡Pobre estúpida Sabrina!
Me cansó. Tuve que darle lo que quería: una razón de peso para estar triste y dejar de pensar en qué era eso que le faltaba "para ser feliz".
La dulce Sofía. Era una niña, apenas ocho años, la sobrina favorita de Sabrina, la más consentida, la más buena, la más linda... Una niña alegre y feliz.
Se desmayó en la escuela. Estuvo toda la semana siguiente con sangrado de la nariz y debilidad, mareos, desmayos...
La llevaron al hospital. Los médicos se asustaron con los síntomas y un simple estudio confirmó eso que ellos tanto temían: un tumor. En la cabeza. Un tumor que no podía ser extirpado y, por lo tanto, sólo quedaba aguardar con paciencia la muerte de aquél ángel que miraba hacia los lados sin comprender nada de lo que sucedía ni de lo que hablaban los doctores.
Duro. Muy duro. ¿Cuánto? Sólo dos meses.
De los papás de Sofía se van a encargar otros seres que lograrán su sanación. De vos me voy a encargar yo. Y con lujo de detalles, todos los días.
Condené a un ser indefenso y puro sólo por darte una puta lección, Sabrina. Ahora sé que nunca más vas a ser feliz porque esa sonrisa inocente la llevarás atravesada en el corazón y me voy a encargar de que te duela cada vez que intentes sonreír por cosas superfluas, estúpidas...
Siempre vas a pensar en todo lo que tuviste y no valoraste.
Y vos, estoy acá: a tu lado. Aprendé.
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Lúgubre
General FictionLúgubre: Adjetivo. Proviene del latín "lugubris". Triste, fúnebre. Porque quizás aún no sabes si vas a nacer pero te doy por seguro que vas a morir. Y es así que yo soy más fuerte que tú, más perfecta de lo que crees. Y para mí tú sólo eres un ins...