Un inicio clásico

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Puedo verlo... Esta es la historia más tierna que se pueda conocer, una reina generosa que unirá a dos almas que cambiarán más adelante...

Claro, si no ocurre un accidente menor dentro de los siguientes días...

Y todo deberá de empezar con el siguiente anuncio:

~~~

―¡Jóvenes, hoy se nos unirán dos alumnos que vienen del extranjero! ―Anunció el profesor con gran entusiasmo para con sus alumnos, quienes compartieron dicha emoción, pero ninguno estaba más emocionado, que una joven mestiza, quien miraba a la puerta del salón tamborileando con los dedos esperando a que el profesor terminase de hablar sobre la inclusión y los buenos tratos hacia los nuevos, para que ingresen sus futuros compañeros.

Era un nuevo día en el Instituto de Arte de San Fransokyo, y todo el mundo estaba emocionado por las nuevas experiencias que podrían inspirarles desde que surgió una extraña horda de robots destructivos hace un par de días, pero estos fueron parados por los Grandes Héroes, es más, todos pensaban en cómo se podrían guiar los chicos nuevos con estas locuras, seguro que se adaptarían a menos que se noten miedosos, pero si se unieron a una escuela de artistas, es muy seguro que no le temen a los retos ni a los riesgos.

El profesor terminó su discurso con lágrimas de emoción y se dirigió a la puerta:

―Adelante, no sean tímidos.

¡Qué alivio! La misma chica con chaqueta de cuero de aquel día, si ella está aquí, eso significa que el otro chico...

¡Playera blanca artesanal! ¡Y la hermosa guitarra blanca estaba reposando en la espalda de aquel muchacho bajito, pero de sonrisa tierna! ¡Todo salió bien!

―Adelante, háblennos de ustedes. ―Se emocionó el docente al invitar a los nuevos ingresados.

―Damas primero. ―Ofreció el chico con esa tierna sonrisa y un gesto galante.

―Se nota que eres un joven caballerito. ―Reconoció la contraria con una sonrisa agradecida. ―Bueno, yo me llamo Queenie Lione, pero mis amigos me dicen Queen, me mudé de muy lejos porque, no les voy a mentir, gané una beca por una composición que realicé, recibí también una oferta por otro proyecto pero preferí dedicarme a las artes. Fuera de eso, en realidad no pienso decir mucho de mi pasado por el momento, pero estoy emocionada por conocerlos y ser su amiga para confiarles mi historia. Agrego que no estoy asustada por ingresar a los dieciséis, después de todo, se nota que no soy la más joven. ―Sonrió cómplice de ver que el chico a su lado apenas y pasaba los once años, todos lo reconocieron y ella de inmediato fue a sentarse cerca de la pared, varios compañeros a su alrededor le saludaron y ella los recibió cordiales pero fugaz.

―Es un gusto que estés con nosotros Queen, nosotros también estamos emocionados por ser tus amigos y por conocerte más. ―Reconoció el maestro con emoción, luego dedicó su atención al más joven. ―Ahora tú, muchacho, háblanos de ti.

―¡Oh! Bueno, yo soy Miguel Rivera, y tampoco les mentiré, yo sí estoy bastante asustado por esta experiencia. Vengo de Santa Cecilia, México; y así como Queen, yo me dedico a ser músico, pero yo no hice una composición, participé en una audición a la que me apuntó mi profesora por mis capacidades. Al recibir la noticia mi familia no estaba del todo emocionada porque tenía que mudarme, pero pude convencer a mis padres de irnos, así que somos ellos, mi hermanita y yo. Ehh... tampoco diré mucho de mi vida pero ya quiero conocerlos y poder hablarles de esos detalles.

―¡Sin duda ustedes dos son fascinantes! ―Aplaudió el maestro con euforia. ―¡Miguel, tú y Queen sin duda serán las estrellas más prometedoras de la música! Sé que al ser nuevos en San Fransokyo muchas cosas serán aterradoras, pero sus mentalidades tan abiertas sin duda los llevarán a encajar. ―Prometió confiado en sus instintos. ―Ahora... había otro asiento disponible en...

Cambiarás mi MundoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora