Capítulo 1: Inesperado regalo.

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~ Dedicado a todas las chicas hermosas del "lado oscuro", quienes hacen mis horas en Facebook, mucho más divertidas e interesantes... y al dueño de mis latidos, DJM. Ya que si no fuese por su gran ayuda, ésta historia jamás hubiese visto la luz. ~

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Capítulo 1: Inesperado regalo

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Los personajes de NARUTO no me pertenecen. Son propiedad y obra de Masashi Kishimoto.

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Los obscuros ojos de Sasuke Uchiha contemplaron con cierto alivio el claro situado justo en medio de aquel espeso bosque; el cual marcaba —como si de un mapa natural se tratase— el camino hacia su aldea. Konohagakure no Sato.

Tenía la certeza de que aunque le arrancasen los ojos de sus cuencas, todavía a tientas hallaría el camino a casa. Ajustó la cinta roja que rodeaba su frente, ya que los largos mechones de alborotado pelo azabache —así como el par de plumas de águila que se encontraban cosidas en éste—, no le permitían tener una vista lo suficientemente clara de su alrededor.

El relinchar de su imponente caballo negro lo sacó de sus divagaciones.

—Tranquilo, Sombra — dijo en un susurro, dirigiéndose al animal mientras le acariciaba el lomo para calmarlo —. Falta poco para llegar.

Un breve vistazo a sus espaldas le hizo recordar la situación en la que se encontraba pues decenas de miradas se posaban en él a la espera de sus indicaciones.

—Sigamos—. Ordenó, haciendo uso de su grave y fría voz, poniéndose en marcha al igual que el resto de los presentes.

La sangre seca de sus heridas, la pintura de guerra totalmente corrida de su rostro, sus rasgadas ropas, así como el cansancio y dolor de su maltrecho cuerpo, no se comparaban siquiera a los daños que había sufrido el resto de la tropa en aquella feroz lucha. Después de todo, enfrentarse a Orochimaru "La serpiente blanca", acérrimo enemigo de su tribu y clan, no era un asunto que debía tomarse a la ligera en absoluto.

Cien valerosos guerreros de Konoha —incluyéndole— habían emboscado el campamento provisional de aquella escurridiza serpiente con la maestría y habilidad de los más experimentados combatientes. Ya agradecería debidamente al flojo —pero inteligente— Nara Shikamaru por su casi perfecta estrategia de asalto. Y decía casi, porque como en toda batalla... siempre hay grandes y tristes pérdidas.

Ahora solo regresarían ochenta y cuatro de los cien. Dieciséis valientes hombres de su tribu no volverían a ver la preciosa luz del sol jamás. Ellos ya no danzarían en las ceremonias de la aldea, tampoco cazarían, no lucharían... nunca volverían a abrazar a sus mujeres y, mucho menos, tendrían la oportunidad de ver crecer a sus pequeños hijos.

Tributo 【SasuSaku】Donde viven las historias. Descúbrelo ahora