Capítulo 4: Orgullo y testarudez.

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~ Dedicado a todas las chicas hermosas del "lado oscuro", quienes hacen mis horas en Facebook, mucho más divertidas e interesantes... y al dueño de mis latidos, DJM. Ya que si no fuese por su gran ayuda, ésta historia jamás hubiese visto la luz. ~

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Capítulo 4: Orgullo y testarudez

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Los personajes de NARUTO no me pertenecen. Son propiedad y obra de Masashi Kishimoto. Capítulo con contenido sexual leve y lenguaje soez.

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Luego de la danza de la victoria y la presentación de la hermosa mujer tributo —que él no la aceptase del todo no significaba que no apreciaba su gran belleza— su padre se dispuso a concluir la reunión con la tradicional calumet*. Fugaku, como anfitrión que era de aquella fiesta, le dio la primera fumada; lanzando las bocanadas de humo hacia el cielo, a los cuatro vientos y a la tierra. Se tenía la firme creencia de que con esto se invocaba al mundo divino y al humano; creando una especie de lazo, una forma de diálogo entre lo espiritual y terrenal.

Después de aquel acto, la pipa pasó entre todos los reunidos, quienes al fumar de ella reforzaban su hermandad con el resto de los integrantes de la gran tribu a la que pertenecían en un rito a la mar de simbólico y especial.

Casi una hora había transcurrido desde aquel suceso y ya la mayoría de los hombres estaban ebrios o en medio de una desafinada interpretación músical —que en su opinión, parecían aullidos de coyote agonizando—. Sobre todo si los intérpretes eran el tonto de Suigetsu o el escandaloso de Inuzuka Kiba.

Una mirada al cielo nocturno —específicamente, hacia el punto en el que se encontraba la luna— le bastó para deducir la hora. Pasaba de media noche y Sasuke decidió que era tiempo de retirarse a su tienda para descansar, pues la vida en la aldea comenzaba nada más al presentarse la aurora. Quería dormir profundamente y reponer sus energías ya que, escuetamente, había quedado en ir de cacería con algunos de los muchachos al presentarse el amanecer.

Se levantó sin llamar la atención del resto, pero poco antes de ello, le dedicó una fugaz mirada a su padre —quien se encontraba conversando tranquilamente con Hiruzen, los consejeros y algunos de los hombres más importantes de la tribu—. El gran jefe se percató enseguida de que estaba siendo observado por su hijo, componiendo en ése momento una sonrisa leve y una expresión, hasta cierto punto, condescendiente para con él.

Fue en ése preciso momento que Sasuke suspiró resignado.

Sabía lo que aquel simple gesto significaba. Fugaku esperaba que el antiguo acuerdo con sus aliados se cumpliera palabra por palabra. Y para eso él tenía que pasar la noche con la mujer de pelo rosa. Cosa que, pensándolo bien, no representaba en absoluto un sacrificio —dada la belleza de la chica y su creciente curiosidad por ella—.

Tributo 【SasuSaku】Donde viven las historias. Descúbrelo ahora