Seguí sin poder mirarla, me concentré en una planta que adornaba la recepción. Pero solo ese segundo me bastó para saber que era una mujer muy hermosa. Empecé a contar los segundos y a repetir en mi cabeza las reglas más importantes. No la mires por tanto tiempo y sé amable.
-Puedo asumir que no me conoce y que es nueva. -mientras no dejaba de ver la estúpida planta.
- no se equivoca, hoy es mi primer día acá. Y se me informó que todas las personas que suben por acá deben anunciarse y en caso de ser empleados, tener su identificación. - (joder porqué mira tanto esa planta) - usted es empleada o viene a visitar al alguien?
- Trabajo acá. - mientras mi voz interior me repetía que no la mirara, giré y entró de nuevo en mi campo visual. Pude apreciarla a detalle, calculé que era de mi estatura. Casi el 1,75. Sus ojos verdes, cabello negro con ondas en las puntas, delgada pero no raquítica. Todo muy bien distribuido, sí, definitivamente es muy bella. Me apuré a responderle -generalmente no uso esta entrada. Y no tengo mi identificación a mano, pero acá trabajo.
- me indica su nombre, llamaré a mi supervisora y si no hay problemas, podrá subir. Son las reglas, lo siento. - hubiese preferido que siguiera viendo la planta, sentía que con su vista me atravesaba. Su mirada era muy extraña, sus ojos que en un principio me parecían color avellana habían cambiado a uno más turbio, me di la vuelta y tomé el teléfono. - buenas tardes, señora María, tengo acá abajo a la señorita ... busqué en la mujer de mirada turbia la respuesta ya que no le había preguntado el nombre.
- Alejandra Monsalve. Dígale que soy la presidenta del consorcio.
Estoy segura que hasta la señora María pudo notar mi cambio de color. La presidenta del consorcio no había terminado su frase cuando la señora María me respondía asustada - Sophía, ella es la dueña, no la detengas más por favor. Corté y cerré los ojos para poder calmarme. Abrí inmediatamente y me dirigí a la que era mi jefa.
-Disculpe, de verdad lo siento.
- no tenías porqué saber quién era, puedo seguir?
- claro, y una vez más disculpe.
- bienvenida al consorcio ....
- Sophía, Sophía Aravena. Mientras le extendía la mano.
- Sophía. - le respondí el saludo. Me di vuelta y tomé el ascensor.El trayecto desde el subterráneo hasta mi oficina fue para repetirme una y otra vez.
"La miraste por mucho tiempo. La miraste por mucho tiempo. La miraste por mucho tiempo" Empuñé tan fuerte mis manos y apreté tanto mi mandíbula que sabía que debía hacer una cosa al llegar a mi oficina.-Fuentes. Necesito verte hoy. - Y tan rápido como llamé y sin esperar la respuesta de mi doctor que también era mi padrino, corté.
ESTÁS LEYENDO
Sin Sentimientos. Mi Gran Secreto
Romancepuede una mujer que nunca ha sentido amor ni empatía enamorarse?