Encuentros. 3

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Mi despertador sonó a las 6 de la mañana. Lo apagué e inmediatamente me puse de pie. No pude dejar de ver a mi gata Teo y a mi perro Merlín acostados en mi cama a todas sus anchas, no entiendo en qué parte estaba durmiendo yo. Los miré con envidia y empecé a prepararme para mí primer día de trabajo.


Tengo 24 años y mi pasión es la fotografía, estudié artes visuales y mi sueño es tener mi propio estudio fotográfico y presentar mi trabajo en galerías. Pero tengo claro que para poder cumplir esto debo tener cierto capital y entre los estudios y mi equipo de fotografía se llevaron gran parte de este. Así que acepté gratamente el empleo de oficinista que me ofreció mi tía madrina. Ella movió sus influencias y a pesar de que no es mi trabajo soñado ni es lo que estudié, tenía experiencia en el área ya que siempre trabajé medio tiempo en cargos similares. Con la gran diferencia que acá la paga sería muy buena y si administraba bien mis gastos podría reunir un buen dinero que me diera seguridad económica y me ayudara con mi proyecto.


Trabajar en el Consorcio Monsalve me ayudaría a estar más cerca de mis sueños.


Me bañé, desayuné y me puse mi nuevo uniforme y gafete que había retirado el viernes en la tarde, el proceso de ingreso a esta empresa es largo. Así que desde mi primera entrevista hasta la entrega de mi dotación de uniforme pasó exactamente un mes, mi tía solo me había recomendado así que desde que me llamaron para la primera entrevista, hasta hoy que ya llevo mi uniforme azul marino con el logo de la empresa atravesé por mi cuenta el proceso.


Saqué a Merlín a rastras de mi cama y lo bajé al parque para que hiciera sus necesidades, me despedí de ellos y les deje su comida lista. Ya estaban acostumbrados a quedarse solos los dos y estoy segura que la pasaban muy bien, ya que siempre encontraba prueba de ello.



Tomé el transporte público que me llevaría a mi nuevo trabajo, no quise ir en mi auto porque quiero ahorrar lo más que pueda y el combustible sabemos es muy caro. Solo uso mi carro cuándo debo trabajar con mi cámara y llevar todo mi equipo.


Llegué al que sería mi nuevo empleo, iba un poco asustada pero sabía que esto no implicaba un gran reto para mi. Iba a apoyar a la secretaria ejecutiva de recursos humanos y mis responsabilidades era ejercer de recepcionista cuando hiciera falta, tomar llamadas, sacar copias, imprimir informes entre otras.


-buenos días, señora María. - me presenté extendiendo mi mano, estaba en la oficina que me indicaron debía acudir en mi primer día, cuando me hicieron entrega de mi gafete y uniforme.


- buenos días, Sophía! Así es que te llamas no? No soy muy buena con los nombres. Sígueme por favor, que bueno que llegas a tiempo.


- así es señora María, mi nombre es Sophía Aravena. - mientras la seguía. Era una mujer mayor de aproximadamente 55 años. Me recordaba un poco a mi tía madrina y sin conocerla mucho me daba confianza. Ella sería mi supervisora inmediata y la que me indicaría las actividades que debía hacer.


- justo hoy no ha podido venir la recepcionista del subterráneo, así que te voy asignar allí el día de hoy, no hay mayor actividad ya que es la entrada de algunos empleados y visitantes. - subimos al ascensor y bajamos del piso 18 al -2. - luego te presentaré con todos, como sabrás el Consorcio Monsalve es grandísimo, este es el edificio principal, acá está presidencia y varias oficinas comerciales de las diferentes empresas que conforman el consorcio. Hoy como ya te dije vas a estar acá, pero ya mañana subes conmigo al 18.


Llegamos al subterráneo y me encontré con una recepción igual de grande que la de la entrada principal, todo muy elegante y muy bien decorado.


-bueno Sophía, acá te dejo el instructivo del servidor telefónico, es muy fácil de manejar, así que no te preocupes. Revisé la agenda y afortunadamente será un día tranquilo, no esperamos visitas importantes. No puedes dejar de entrar a nadie sin autorización. Me llamas a la extensión acá marcada. Los empleados que suben por acá siempre deben estar identificados con su gafete y pasarlos por el identificador. Que tengas un buen día.



Alejandra Monsalve


Había tenido una mañana agitada, firmando nuevos acuerdos comerciales y muchas llamadas desde el extranjero, decidí ir a almorzar. Siempre almorzaba en el mismo restaurante, ya tenían un sitio reservado para mí y que estaba un poco apartado de todos. Ya los empleados sabían que debían evitar cualquier contacto conmigo y que el silencio era muy bien agradecido por mi parte.


Volví al edificio, y cuando me disponía a subir por mi ascensor privado me encontré con unos de los señores de mantenimiento en la puerta con la cara pálida como si había visto un muerto. Esa cara me las conocía desde siempre, sabía que me iba a decir algo que no me iba a gustar y que temía por mi reacción. Me acerqué a él lentamente y con el simple movimiento de mi cabeza le pregunté que pasaba.


-hola señora Monsalve, le tengo malas noticias. - seguí en silencio sin reacción alguna. - verá, falló el tablero electrónico, y solo se vio afectado su ascensor. Ya solicitamos el repuesto y estará corregida la falla a más tardar la próxima semana.


- próxima semana? - ya para ese momento había apartado mi vista del pobre hombre que estaba nervioso al darme la noticia. - Vi la entrada de la recepción y empecé a caminar hacia ella. Tenía mucho tiempo sin entrar por allí, desde que tenía mi ascensor privado eran contadas las veces que usaba esa entrada. Me evitaba tener contacto con mucha gente ya que el privado me llevaba directo a mi oficina. Abrí la puerta y me dirigí al ascensor común cuando escuchó una voz que me habla.



-Disculpe, debe anunciarse primero. Y si es empleado, debe tener su gafete.



Mis ojos buscaron la dueña de esa voz y responsable de esas palabras y me encontré con una mujer poniéndose de pie empezando a caminar hacia mí. Tuve que apartar mi mirada para ver a otro lado. Había visto a la mujer más jodidamente hermosa.





Sin Sentimientos. Mi Gran SecretoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora