Capítulo 21

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Narra Nora.

Me tocaría dormir con Iván esta noche porque no quiere que duerma sola. No le veo sentido ya que siempre duermo sola en el cuarto de Nat, pero como no me importa pues dormiré con él.

Me sentía algo extraña, eso sí, pero sentir el calor corporal de alguien cuando duermes es lo más protector que puedes sentir.

Cuando se adentró Iván en el baño, guardé las cosas de costura en el canasto y lo dejé en una mesa de la habitación. Me dirigí a la planta baja para tender el vestido en el tendedero del salón y se secase porque todavía seguía lloviendo. Me quedé observando como caía la lluvia, como hacían carrera las gotas de agua por el cristal... se sentía paz y tranquilidad. Apoyé el hombro sobre la pared y pensé, ¿qué pasará con mis padres? ¿Lograrán recuperarse?

Sentí unas manos acariciar mi cintura por la espalda y unos brazos fuertes abrazándome.

-Deberías descansar, estas helada y cansada.- Dijo Iván a mi espalda.

Me giré y las manos de Iván todavía seguían en mi cintura.

-Deja de pensar. Sólo conseguirás sentirte peor.

-Lo se... pero de alguna manera es como si me sintiese culpable de lo que les ha pasado.-Le respondí a él.

-No lo sientas porque no es tu culpa.

Me miró fijamente y lo que dijo, lo dijo de verdad, no fueron palabras de un borracho cualquiera. Me separé de él y caminé hacia las escaleras.

Ya en la habitación, me puso Iván una manta sobre la cama para entrar en calor antes y la extendí. Me ayudó a colocarla bien y cuando terminamos me metí entre las sabanas.

Él hizo lo mismo y encendió una pequeña luz para estar mejor. Una luz amarillenta y clara, dándole una sensación de satisfacción a la habitación. Miré la herida de Iván, esta dejó de sangrar hace un tiempo pero tenía restos de sangre seca incrustada en la herida. Le pregunté el porqué de aquello.

-¿Porqué te dieron con una botella?-Le dije acurrucándome en la cama y tocando alrededor de la herida.

-Unos hombres querían pelea porque Rafael no les puso más whisky. Ya habían bebido demasiado pero querían más...

-Y por eso te metiste, ¿para proteger a Rafael?- Terminé de decir.

-Exacto. El pobre hombre no tenía culpa ninguna y encima querían pegarle.

-Pues si... pobre Rafael.-Le dije triste.

-Y gracias a ti se me curará la herida. Pero te seguiré pidiendo perdón por haberte dejado afuera con la lluvia durante tanto tiempo.-Me dijo disculpándose.

-No pasa nada.-Le sonreí.

Él acercó una de sus manos y me acarició la mejilla con la punta de sus dedos. Me miraba con delicadeza.

-Eres tan mona cuando te pones así.-Sonrió.

Me sonrojé por el comentario y no pude evitar sonreír, pero sin darme cuenta acercó sus labios a mi frente dándome un beso tierno.

-Descansa Nora.

Ante esto, sonreí mucho más y me dormí mientras me acariciaba.


Sueño.

- Venga Nora tienes que seguir.

- Estoy haciendo lo que puedo.

- No es verdad, ¡sigue adelante!

Niñera durante un verano | S.J. | Cancelada.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora