Capítulo diez y ocho.

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Nota:
Lamentó decir esto, pero quiero evitar escribir escenas de pasión y amor. Aunque creo que me será imposible.

[. . .]

La noche era oscura y fría, pero para Víctor y Mayo, era todo lo contrario. En la habitación del castaño se escuchaban jadeos y gemidos que resonaban por dicha casa. Algunos de sus gritos de dolor y satisfacción, las llegaron a escuchar quienes vivían al lado de su casa, quejándose por lo ruidoso e incómodo que se escuchaba. La noche duro así hasta el amanecer, que mal.

Al día siguiente, otra historia comienza con el noviazgo de Trollino y Ela. Quienes hace poco empezaron a salir, ya que ambos se gustaban, bueno, eso quería creer Trollino. En la cabeza del vinagrito, se escuchaban regaños a si mismo, por no haberle dicho a su "amigo" favorito lo que sentía por este. Estaba frustrado, y más por haber aceptado ser pareja de alguien que no ama tanto como al otro. Fingía su felicidad con ella, pero sospechaba algo.

—Yo realmente te amo, ¿Sabes?— Decía mientras besaba los labios de su acompañante.

—Lo se tonto...aunque, estás algo distinto. ¿Ocurre algo?— Preguntó devolviéndole el beso de hace un momento, estaba realmente enamorada de su novio.

—Nada, nada. Tan solo me preocupa que no les agrades a mis amigos, aunque creo que sea lo contrario!— Se dió animos a si mismo y a su novia, ambos habían pensado comentar su noviazgo con sus conocidos, aunque no buscaban el momento exacto.

—¡Apuesto que si!.

[. . .]

Trollino fue citado a la casa de Rius, así que tuvo que dejar para otro día su cita con su novia. Era raro que lo citara Rius, con el no era mucho de hablar, pero tan solo iría porque todos se encuentran sus amigos se encontraban ahí. Al llegar, todos lo miraban de manera ansiosa, ellos planeaban algo para su querido amigo.

—Ustedes traman algo,¿Qué hicieron?— Preguntó intrigado, no le gustaba para nada el mirar de los demás.

—¡Es porque tenemos una sorpresa!— Grito Mayo ya emocionado, con la esperanza de que le guste a su amigo lo planeado.

—Vaya, gracias!. Entonces, cuál es la sorpresa?.

—¡Tan solo ven, se que te gustará!— Rius, agarro de la mano al azabache y lo guío hacía un pasillo de su hogar, ya que ahí se encontraba su sorpresa, el cuál esperando con nervios y vergüenza.

Al llegar, Trollino no supo cómo sentirse. Allí estaba el...él amor de su vida. Su expresión de felicidad no tardó en aparecer en su rostro. Su querido vestía de una camisa amarilla con una flor entre sus cabellos castaños, junto a una falda del mismo color. A su vista, el parecía una belleza inexplicable de decir, aunque su deseo de abrazarlo y besarlo desvaneció, el ya tenía a alguien, y no sería justo besar a alguien más que no fuera esa persona. Trago en seco, vaya desperdicio ya quería irse pero,no sabía si realmente hacerlo. Tal vez daría una pequeña opinión y fin, aunque los chicos tenían planeado otra cosa.

La mentalidad de Mike era la misma, el sabía del noviazgo del vinagrito. El lo descubrió por cuenta propia ya que fue una "coincidencia", aquel día el se encontraba paseando por el parque de su ciudad. Aunque fue para mal, al cruzar una calle hacia el parque, se encontró a aquella chica y su único amor besandose con amor. Pero, no quiso decir nada tan solo se retiró con lágrimas a punto de salir por su rojizos ojos. Sentía lastima por si mismo por querer una nueva oportunidad que no conseguirá.

—Lo siento trolli, ellos me convencieron de hacer esto...— Repentinamente empezo a derramar lágrimas. El de cabellos oscuros no sabía que hacer, su cuerpo no se podía mover, se sentía impotente.

—"Mike..."— Si quiera hablar podía, era un infierno aquello. Su inmovilidad y falta de palabras lo hacía ver mal ante al amante del chocolate.

—Yo mejor me voy...!— Dijo tomando rumbo hacia la salida de aquel pasillo, ahora había perdido su dignidad y con el peor momento.

Trollino logró moverse, pero tan solo se quedó parado pensado en que nunca debió traicionar a su cariño y amor.

[. . .]

Mientras tanto, la pareja protagonista de esta historia disfrutaban de la presencia del contrario, mirándose con cariño.

—Tienes unos hermosos ojos, pollo.— Acaricio la mejilla de este, brindándole una sonrisa de confianza.

—Tú también los tienes...me encantas Timba— Sentía que gran parte de su rostro ardía, que pena.

Después de poco tiempo, todos los del lugar empezaron a retirarse, con aquella frustración de no haber logrado lo planeado. Excepto Timba, claro.

—Bien...supongo que el plan fue decepcionante— Soltó una pequeña risa, vaya vergüenza que pasó Mike.

—See...— El lugar se inundó de un silencio tranquilo. Y esto a el le inquietaba un poco, así que se acercó a su acompañante para darle un beso. El cuál el contrario correspondió a aquel beso, convirtiéndolo en un beso profundo y duradero. Después de unos largos segundos, separaron.

—Bueno...¿Quieres jugar a algo?, estoy aburrido~— Dijo en un tono coqueto, posando ambas manos en el pecho de su amado. Aquello le avergonzó y rio ligeramente, quitando sus manos de contrarió—Lo siento, lo siento. No se que paso por mi cabeza, jaja.

Timba tan solo se vio en una  crisis existencial, pero, también río. Le era genial pasar momentos así con el joven albino, este siempre suele ser muy cariñoso y amoroso con él. Era muy empalagoso pero, no le importaba, todo su amor era lo que había guardado por varios años. Así que,¿Por qué rechazarlo?.

—Pollito, no sabes lo hermoso que eres?.Te amo!—Dijo feliz de estar con el, feliz de que el amor de su vida existía.

—¡Yo también te amo!— Gritó.

Ambos se miraron mientras sonreían de manera cariñosa, estaban realmente felices. Timba, tomó la iniciativa y se acercó a su amado, acariciando las suaves mejillas que su contrario portaba. Era suaves, le encantaba. Rius quería decirle lo mejor del peli-azul, pero sus labios fueron atacados con un suave y cálido beso, disfrutando por milésima vez el momento. No querían desaprovecharlo, además, estaban solos. ¿Quién los vería?¡Nadie, era su momento perfecto!.

Timba por su parte, empujó levemente al suelo al joven pollo, si parar su beso. Tuvieron que parar por un momento, por la falta de aire. Entonces, Timba aprovecho para poder meter sus manos algo duras bajo la prendas, acariciando cada parte del cuerpo de su amado. Rius, disfrutaba ser tocado, le gustaba que este explorara cada parte de su cuerpo, al igual que le gustaba sentirlo en su interior.

Después de algunas caricias calenturescas. Las prendas de ambos fueron retiradas, así dejando expuestos sus cuerpos, mostrando la perfección de ambos. Era mala idea hacerlo en la cocina, sabiendo que mancharían aquel lugar con su sudor y semen.

Necesitaban una pose perfecta para hacerlo, aunque a Timba realmente no le importaba cuál tomarán. Así que, Timba se sentó en una particular silla, seguido Rius se sentaría encima de este, aunque no estaba preparado. Sabría el gran dolor que causaría esto, pero no hubo otra opción, ambos deseaban tanto empezar, tan excitados estaban. Y así fue, Rius se sentó en el peli-azul, haciendo que el miembro duro de este, entrará en su delicada entrada.

Por cada segundos y minutos que transcurrían, la lujuria en ambos aumentaba. Resonando así los choque de pieles, gemidos , suspiros y jadeos que se escapaban de ambas bocas. Siendo uno mismo aquel mismo día, un encuentro amoroso después de hace algunos días.

[. . .]

Palabras de hace unos años:
“Gracias para esas personas que me apoyan e inspiran a seguir escribiendo”

Riumba. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora