01

1.5K 68 7
                                    


El caminar en ese manto blanco era ya tan común para él, sin importar el cómo se hundieran de forma desigual sus piernas por la concavidad de la nieve. Esa tarde no había ningún indicio de que hubiera ventisca o tormenta. Por lo que aprovechó para pasear a Goliath; el cual a pesar de tener toda una cadena de cuevas subterráneas, deseaba a veces a tomar el sol. Cosa extraña en su especie...

Ya regresando a su casa, noto un jet frente al gran castillo, entre cerró los ojos con cierta molestia; quien fuera sus guardias ya los habrían apresado y llevado a interrogatorio; sino es que ya estaban muertos...

Sin embargo, en cuanto le vieron llegar con su fiel mascota y guardián uno de sus guardias se le acercó algo nervioso. Eso no le agradaba, quién fuera hacía que sus subordinados reaccionarán de forma extraña.

Seguramente sería su padre, era la única persona con la que habían a veces reaccionado de tal forma, eso fue cuando su madre aún vivía

- ¡Hola! - Escuchó tras el vehículo y noto a nada más ni menos que a un hombre hecho y derecho; algo dentro de él se movió ante el gesto de que fuese a verle hasta ése lugar; pero luego imaginó que no estaría allí por placer, de solo saber si seguía vivo, sino que deseaba o necesitaba algo.

- Ahórranos trabajo y ve al grano, Grayson. - Exigió mientras le hacía una seña a su gran monstruo rojo para irse.

- Nunca me cansaré de ver lo hábil y amable que eres con los animales. - Soltó el otro tratando de evitar el tono mordaz para con él. Aunque los esmeraldas le quisieran aventar en algún risco cercano. - Ahhh... Está bien; mira, sé que esto no será fácil para ti... - Empezó el oji azul con algo de nerviosismo, haciéndose ver más sospechoso con los que le rodeaban.

- Damián, Tim va a casarse y desea que estés en la boda. - Pronunció cada palabra mientras sacaba un sobre de invitación y notando el sello del tercer gorrión de la casa Wayne.

- Sabes bien que esa cosa, es un medio de tortura de ése sádico de Drake, ¿cierto? - Indicó el menor con cierto hastío y negándose a ver el mismo objeto. El ex primer Robín suspiro, sabía que las cosas iban a ser así o incluso peores... si, se había ilusionado mucho.

- Mira, yo sé de más, que tienes tus problemas con Tim... Pero él, en serio quiere verte en la boda y arreglar las asperezas. - Hizo una pausa y miro al ahora líder de esa Liga de Asesinos no tenia de otra, debía de sacar su última jugada. - Y qué decirte de "él"; se culpó por tu decisión de venir a vivir a éste lugar. - Espero a ver algún gesto que le dijera que habían hecho efecto sus palabras, pero no había ninguna señal. - Mínimo hazlo por él... ya sabrás si haces las paces con Tim o no. - Empezó a caminar hacía su vehículo, no sin antes lanzarle el sobre a Damián, el cual la atrapó de forma tan ágil como siempre.

El ruido y aire que provocaba la máquina, no le hizo dejar de ver la mentada invitación. Tantos años y aún no deseaba enfrentar sus demonios, su única derrota le enviaba hasta una invitación elegante para asistir a su pabellón de la muerte.

**********

- Oh, Dios. - Exclamó algo agotado un pobre mayordomo, al ver que le habían enviado los arreglos florales de otro color. Pero no iba a desistir.

No, él mismo había planeado y llevado cada una de las fiestas de gala en la mansión Wayne y una boda no iba a ser diferente. No caería derrotado ante una florería con bajo manejo en sus pedidos. Saco su móvil y marco a otros locales que estaban casi listos con los arreglos de contingencia; mientras sacaban los errados y los enviaban de regreso, cosa mala para la reputación del comercio, que con ese error ya habían perdido un impórtate cliente.

Suerte ImprevisibleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora