Era un secreto muy nombrado, estaba en boca de todos y no le sorprendía a nadie. Tenía nombre y apellido, y muchos entusiastas de vivirnos.
Pero se sentía como tal. Escondido abajo de la cama, entre la ropa usada y los sueños perdidos, mi mano estaba caminando por su cuenta. Se sentía como el infierno el hecho de que no poder gritarle al mundo cuánto la amaba. Siempre pensaba... ¿soy yo lo que está ocultando? ¿lo que tenemos? ¿mi lado más oscuro?
Luego de mucho tiempo comprendí que no era yo el problema. Ni ella. Pero le pertenecía.
Nunca terminé de entender por qué, quizás se sentía expuesta entre tantos espectadores, pero darle un beso entre la multitud era un dilema. Yo no quería presumirle a nadie, no es tema de objetos o el buzo que me compré ayer. Sólo presenciaba al amor frente a mis ojos silenciando todo el exterior, para mí, no había nadie más. Hubiese besado esos labios en todo momento, tiempo y espacio, eran mis auriculares en el bondi cuando estás pasando un mal día, mi consuelo en mis máximos estados de felicidad, un abrazo directo al corazón. Estaba tan agradecida de tenerlos, que intentaba no cuestionarme el por qué no podía fotografiarlos.
En un futuro muy lejano, fue doloroso. Vi como otros labios fotografiaban lo que mi mente había registrado como una mismísima obra de arte; frente a todos. Ella ya no era, ni tenía un secreto. Se estaban queriendo tan abiertamente, sin fronteras, sin importancia a las cámaras o al ojo público, le agarró la mano.
Le agarro la mano, la puta madre.
No le importó nada más.
¿Se habrá sentido libre?
¿La habré atado?
Deseé ser ella, deseé que me mire con esos ojos otra vez, que se muera de amor por mí, que quiera agarrarme la mano tan fuerte como a ella.
A mí nunca me hubiese besado así.
Dolió, pero me fui con una sonrisa. Porque verla crecer es una de las cosas más hermosas que presencié, luego de sentir su amor. Lo logró, logró sentirse libre, le dió un beso y ¡qué beso! ¿Me hubiera gustado ser yo quién lo recibía? Sin duda alguna, pero si no pude ser parte de la película, entonces me voy a convertir en una gran seguidora. De ella y de su amor, de su arte y de su crecer; como pareja, como persona. Ojalá supere todos sus miedos y su mejor amiga sea la felicidad, esté o no yo en la historia.
Logra frustrarme en ocasiones; ella no fue la única que salió adelante. Yo también lo intenté. Alguien más también tomó mi mano, pero.. ¿con orgullo? Debatible.
Era divertido, pero fue fugaz. Desearía ser la persona especial de alguien, que alguien le hable de mí a sus pares, de como me toma la mano y lo orgulloso que está de ser partícipe de mis ideas, siempre y por desgracia fui un secreto, bien escondido, donde nadie lo pueda escuchar. Me tocó ver a mi escape, escaparse de mí. A mí nunca me iba a presumir cual trofeo, y tan horrible es llegar al punto de necesitarlo. De necesitar una alardeada; este es mi amor y cruzaría los siete mares por verla ser.