AMOR CLICHÉ || T. H. [EN PAUSA]

CAPITULO 15. Sufre mamón

NARRA: TOM

Me sentí mal, de verdad, me sentí mal.

Escuchar a ____ sollozar, en lo que yo le dicta una gran mentira sobre Peter, me hizo pensar si de verdad quiero cumplir esta tonta apuesta, sabía que en algún momento me iba a hacer débil y es por eso que he trasteado de llamarla pata decirle que es mentira, pero no puedo, no puedo quedarle mal al equipo.

Si se llegan a enterar que he renunciado, me matarán, ellos no aceptarán un no por respuesta. Saben que he hecho que Hazza subiera la apuesta y ahora no hay vuelta atrás.

Así que ha ponerse bien los pantalones y luchar por esa chica que me dejará una buena recompensa.

La ropa es lo más sencillo para una fiesta, unos jeans claros, playera blanca y unos converse, sencillo, y una chaqueta de mezclilla.

La casa me queda un poco lejos, pero en mi coche llegaré en algunos minutos, o puede que en algunas hora si es qué hay tráfico, Nueva York no es una ciudad muy pequeña así que a conducir se ha dicho.

Necesito relajarme así que la música no me hace nada mal... mi telefono hecha a perder todo cuando empieza a sonar.

— Hola— digo seco.

— Bro, ven por mi, no tengo como ir a la fiesta de tu chica— dice Harrison.

— Claro, mi chica, jajaja, estaré ahí en unos minutos—

— No olvides que hoy tienes que darle por lo menos un beso— ase el desagradable sonido de un beso— ah y recuerda que hoy tenemos visitas, Kavinsky—

— Eso ya lo tengo resuelto, no te preocupes y lo del beso, ya lo veremos—

— Aquí te veo, Don Juan, jajajajaja — y se corta la línea.

La canción comienza a soñar y esta no puede estar en mejor momento.

Sufre mamón, devuélveme a mi chica

O te retorcerás entre polvos pica pica

Sufre mamón, devuélveme a mi chica

O te retorcerás entre polvos pica pica

Me hace pensar tanto en la situación que estoy pasando, Peter si que quiere a ____, en cambio yo solo la quiero para hacer lo mariano que Margott me hizo; pagar una maldita apuesta.

Estoy en casa de Hazza. Lo veo y lo saludo con la mano, me ve y trata hacia mi coche.

— Hola, señor seriedad— ruedo los ojos

— ¿Ya nos podemos ir?—

—Claro— dice— no querrás llegar tarde a la fiesta que está organizando la chica que no se enamorará de ti—

— Eso ya lo veremos— arranco el coche y comenzamos a escuchar música.