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Estrello la botella contra la pared y me tambaleo, llevo todo el día bebiendo en mi apartamento simplemente porque sentí la necesidad de hacerlo; no tengo muy claro cada una de mis acciones y llevo un rato intentando contenerme para llamar a Aaron para distraerme. Tomo otra botella de vodka y tomo de esta como si estuviera deshidratada; camino hacía la mesa del comedor y tomo mi teléfono, marco el número de Aarón y me siento en el piso con la botella en una mano y el teléfono en otra, miro el teléfono dudando un poco, lo borro algunas veces y lo vuelvo a poner, resultó mandándole un mensaje que decía "Dame el número de Marie" solo eso. Tomo una bocanada de vodka y la dejo en el piso, me levanto lentamente y camino hacía la puerta principal para salir de mi casa a quien sabe donde.

Bajo las escaleras como si tuviera doscientos años para bajarlas, salgo del edificio y voy hacia el bar de Matt sosteniéndome de algunos muros para no caerme; llego al bar después de sufrir mucho y voy hacía la barra donde está él limpiando unos vasos como ultima tarea del día, me mira y se sorprende.

-¿Qué haces aquí Amy?- Deja de limpiar un vaso y camina hacía mi

-Mis pies me trajeron hasta aquí- Digo pensando en otras cosas.

-¿Estás borracha?- Me pregunta "Preocupado".

-No, solo estoy ensayando para un papel de una obra de teatro- rodo los ojos.

-No estoy bromeando Amy, ve a casa y descansa.

-¿Bromeas? Vengo de allí, no pienso volver hoy- Encojo los hombros

-Tienes que cuidarte Amy, no siempre tendrás la suerte de hacer lo que quieras sin consecuencias.

Pongo mi dedo índice en su boca para que deje de hablar y me río sin motivo

-Dime Matt, ¿Tu quién eres para decirme si debo cuidarme o no?- Acaricio su boca con mi dedo- Si tuve la suerte de llegar hasta aquí también tengo la suerte de hacer lo que a mi se me venga en gana.

Me dirijo hacía la salida del bar pero Matt hace el intento de tomarme de la muñeca aunque falla; salgo del bar sin más, sin explicaciones, sin motivos y sin cordura. 

Camino sin rumbo observando como algunas casas tienen sus luces apagadas debido a la hora de la noche; alguien me hala del brazo y me dirige a un callejón que de pura casualidad estaba ahí, antes de poder gritar me tapa la boca con su gran mano, entro en pánico y lo miro, jodido Adrick. Rodo los ojos y relajo mi postura.

-El destino se encargó de juntarnos en un lugar de New York- sonríe satisfecho y quita su mano de boca.

-Genial- sonrío fingidamente- el destino es tremendo hijo de puta.

-¿Eres más ruda borracha?- Se burla.

-Adrick cariño, ¿Quieres joderle la vida a otra persona por favor?- digo irritada- Mi fascinante vida no puede dedicarte mucho tiempo.

Su sonrisa se ensancha y acaricia mi mejilla

-Tu forma de ser me encanta, estás tan hundida pero eres tan sarcástica- se ríe un poco.

-¿Y qué hago?-Levanto una ceja- ¿Te aplaudo?

-Deberías- acaricia mi boca-¿Quieres aplaudir en mi casa?

Rodo lo ojos, me separo de él y salgo del callejón con él detrás intentando tomar mis manos. 

-¡Vamos Amy!-A duras penas y puedo estar de pie- ¡No seas aguafiestas!

Se acerca mucho a mi, ¿Qué demonios le pasa hoy?.

-No me toques Adrick- Lo empujo- Vete al demonio

House Of CardsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora