Alastor En La Oscuridad

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Alastor despertó, escuchando el constante goteo del agua, la cual se filtraba a través de las paredes; su cuerpo le pesaba, al incorporarse, recordó que llevaba puesta la armadura, ya un tanto mellada debido a su constante uso, incluso teniendo varias áreas previamente resanadas torpemente seguramente hechas por su inexperto dueño, su tono anteriormente de un brillante plateado en su mejor época reflejaba su alrededor como un espejo, esto era ahora cosa del pasado siendo opaco  y debajo su cota de malla, la cual apenas tenía mejor suerte que su protección exterior. Su cabeza daba vueltas, se sentía de pésima forma, buscando mejorar su mareo llevó sus manos a ella, descubriendo un Yelmo sobre sí, con esfuerzo consiguió retíralo, tenia una abolladura prominente detrás de la cabeza, asustado pasaba su mano por su melena negra un tanto larga, en su palma encontró lo sospechado, sangre. Desconcertado y temeroso hizo lo posible para traer a él sus memorias, los recuerdos eran muy confusos, erráticos, ciertamente era frustrante, gritos y alaridos venían a un vertiginoso ritmo, similar al de una cascada, era mucho, imágenes carentes de sentido por si mismos y peor al juntarlos, todos hacían eco causándole una terrible ansiedad tan aguda que le dificultaba respirar, sintiendo de pronto que toda su protección multiplicaba su peso y ejerciendo sobre su pecho una presión asfixiante, sus manos empujaron la pechera en búsqueda de un desesperado anhelo por aire. Sus jadeos llenaron el  oscuro corredor.

En su cabeza aún vagaba una torre con pronunciados escalones que invitaban a todo visitante a subir, obligándolo a dar vueltas sobre está estructura para llegar a su insólita cima, está arquitectura emanaba un aura siniestra que podía palpar aún en estás esporádicas memorias, el inquietante sentimiento obligaba a esté a rehuir de su presencia pese a nunca haber estado (hasta donde el creía saber). Luego llegaron a él unos extraños grabados en las paredes las cuales sugerían ser un desesperado mensaje, esto último no era una mera suposición debido a la previa aparición de la torre sino por ver restos de uñas y por su propio tamaño, un mensaje sangriento en su momento tallado por manos desnudas. ¿Cuánto miedo debe uno infundir a un ser humano para recurrir a tales extremos? ¿Era tan antiguo que incluso el habla era otra? ¿O era peor que una mero anuncio? ¿Una suerte de sortilegio macabro? ¿Una suplica quizás? El recuerdo no era un mensaje apenas marcado sino uno bien pronunciado en aquella superficie áspera, todo esto acompañado de alaridos capaces de helar la sangre de todo buen hombre de mundo. Tras esto venían unos ojos semihumanos, cargados de una ferocidad temible, era incapaz de ver más allá de esa penetrante mirada sabiendo que su portador debía ser un ente de mucho cuidado, lo más siniestro de estos amarillentos ojos era que aún pese está bestialidad conservaba una conciencia, un raciocinio equiparable al de un humano, lo cual lo hacía mucho peor que solo una bestia la cual solo caza para existir. Lo más apremiante era que este ser voraz sin límites morales lo miraba fijamente a él, a sabiendas de quien sabe cuál deseo y eso lo conmocionaba hasta la médula, era revisado por aquella inhumanidad, era desnudado sin rodeos, estudiado con diligencia, sin omitir ninguna parte de su ser, aquellos ojos parecían poder llegar hasta lo más profundo de su alma, sus deseos, sus miedos, su alegría, pasado, presente e incluso su futuro, nada escapaba de este terror. La cuarta imagen que le sobrevino fue la silueta de castillo sobre una colina, era de noche y únicamente era visible ante la luz proyectada de la pálido astro nocturno, una imagen bastante tranquila en comparación a las previas un respiro entre tanta perturbación, lentamente en un inicio sin notarlo la estructura creció, se alargó, incluso muros fueron levantados a su alrededor, su exponencial crecimiento fue tal que incluso arremetía con tragarlo y entonces la puerta se abrió como si fueran las fauces que irían a consumirlo de una vez por todas, la calma una vez adquirida se convirtió en pánico y los ojos volvieron aparecer dentro de aquellas fauces que atentaban directamente con su existencia. Todo volvió a cambiar para ver una espada envuelta en fuego tirada sobre un piso manchado con sangre. Un hueco le fue formado en su pecho, un dolor que no tenía nombre le fue sembrado en su corazón.

Hill's Mortem: The Dungeon Volumen 1 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora