En La Bestia

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Lograron llegar a la bifurcación pidiendo andar de pie, allí corrieron en silencio temiendo que está criatura los buscará, en este nuevo pasaje las irregularidades eran mayores, no existía el cuidado previo, la naturaleza influye más aquí. <Esto no tiene sentido, corrientes de aire, sitios más inhóspitos. ¡¿Acaso vamos al último nivel?!>

—No te alejes de mi, estamos expuestos, este es una apertura, una brecha a la bestia. Los peligros son más apremiantes en estos rincones pero es la única forma de salir de sus entrañas — la autoridad y lucidez seguían vigentes en aquel hombre, pese a esas extrañas alucines dichas.

—¡¿De que hablas?! ¡Este sitio parece llevarnos al fondo de esta mazmorra! — su reclamo no fue suficientemente claro el aventurero se detuvo sin intención de continuar, su deseo era dar con su compañía y salir, no explorar arriesgándose como un principiante.

—¿No lo notaste cuando estabas solo? ¿Cuánto recorriste por tu cuenta? ¿No tuviste la sensación de estar subiendo? ¿Algo cambio? — el silencio le fue suficiente como respuesta — Este sitio engaña, pero existen zonas como está donde uno puede aproximarse a la salida.

Miro con mayor atención delante suyo descubriendo como las paredes temblaban sin dejar caer ni una pizca de polvo, se movían inquietante de la misma forma el piso, el lugar entero parecía estar invadió por serpientes debajo de esa dura apariencia. <Si todo esto es verdad, si todo es obra de una magia tan nefasta algo debe ocultarme>

—¿Lo recordaste? ¿O como es posible este cambio tuyo? — pedía explicaciones antes de acceder a poner su vida en manos ajenas.

—Me lo contó un anciano, un prisionero más de este sitio — solto un suspiro cansino y miro a su compañero — se que es extraño y repentino pero ese anciano suele venir a mi en sueño, habla de cosas que no entiendo en su mayoría, me habló de otros en la mazmorra, un pequeño grupo en otra zona de  Hill’s Mortem, solo que nos aisló el risueño.

Por un momento Alastor quedó congelado, era mucho, posibles disparates de un loco, quizás la comida les cayó mal antes de dormir, quizás ese tipo solo inventaba cosas y sus agudos sentidos los aproximaban a sus compañeros tipos confiables, salvó por uno pero en ellos podía depositar su plena confianza, el mago podría usar conexión con el eterno flujo para llegar a la salida, si curaba heridas fatales una ruta de escape sería cosa de nada.

—¿Hablas enserio? ¿Vamos hacia ese grupo? — al ver cómo asintió su espalda estaba más ligera, listo para correr y escalar de ser necesario — bien vamos, debiste decírmelo antes.

El hombre joven le tomo la delantera pero una firme mano le sujeto del hombro para contenerlo. Erion quien apenas era visible le miraba disgustado.

—Nos moveremos de esta forma, te advertí que este tramo era peligroso, son puntos ciegos para el risueño sin embargo algo suyo, algo de su subconsciente rige este lado — este ultimátum le cayó de peso al hombre en armadura, provocándole una paranoia en esa basta negrura, ello le pareció aceptable al otro y reemprendieron el ritmo.

Las paredes y el techo fueron tragadas por el abismo negro que se extendió desde las esquinas, creciendo gradualmente desvaneciendo todo limitante a la vista, siguieron andando ignorando el progreso de las sombras, la peste a sangre los envolvió, el agarre de Erion gano fuerzas de forma súbita. Alastor solo creyó que debía ser por el cansancio combinado con el olor, sin más que contemplar observo sus pies notando como la luz ya no reanimaba al suelo, la oscuridad reclamo suyo el bajo nivel y no estaba dispuesto a devolverlo para la sorpresa del aventurero.

Hill's Mortem: The Dungeon Volumen 1 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora