NO ME VEAS ASÍ

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Llevaba seis horas esperando por los pasillos del hospital, impaciente, al borde de la histeria. Paraba a cada doctor, enfermero o asistente que se cruzaba para preguntar su estado. Quería, no, necesitaba saber cómo estaba. Pero el hospital estaba desbordado y era imposible conseguir información que fuera lo suficientemente tranquilizadora.

La villa había sufrido un nuevo ataque, de nuevo todos padecían el sufrimiento y las pérdidas de una guerra. Ya daba igual preocuparse por el enemigo; había sido derrotado y no importaba. Ahora había que poner los ojos en los heridos y en todos aquellos que habían luchado por defender la Hoja.

Y cada vez que pensaba en eso cerraba los ojos y las imágenes volvían a su cabeza, por culpa de su torpeza, por débil e inútil se había puesto en peligro... pero él había aparecido para defenderle; de nuevo se había interpuesto ante el peligro para protegerlo. De nuevo Kakashi le había salvado la vida.

Le habían pedido que se marchara, pues hasta el día siguiente no se sabría nada de su estado, pero no lo hizo. Pasó la noche cabeceando en una silla tan incómoda como vieja, que chirriaba con el mínimo movimiento. Aunque daba igual, tampoco es como si pudiera dormir plácidamente; no sin saber cómo estaba. Hasta entonces seguiría allí. Solo salió diez minutos al exterior del edificio, para coger aire fresco porque sino se volvería loco. Caminó por el césped y se le ocurrió coger una flor del jardín. Era muy infantil hacer algo así, pero era lo que se hacía con los ingresados. Cogió una pequeña y amarilla y la guardó en uno de los bolsillos de su chaleco.

"Se la daré", se dijo mirando las cientos de ventanas que tenía el edificio, tras alguna de ellas estaba Kakashi y estaba seguro que estaba vivo. "Y se la daré antes de que se marchite, estoy seguro".

El primer turno comenzó a las seis de la mañana y tuvieron que pasar tres horas más para que los heridos leves se pudieran marchar a recuperarse en sus casas y los enfermeros pudieran dar noticias sobre los más graves.

"Los más graves", se torturaba Iruka. "Ha salido de peores. Es fuerte. El más fuerte. Él...".

—¿Familiares de Hatake?

—Aquí —dijo rápidamente Iruka, aunque estaba más que lejos de ser familia de Kakashi, cuando apenas no eran ni conocidos.

El doctor le miró, e Iruka miró a Gai, quien nada más recibir el alta había buscado a sus amigos, ya el último que quedaba era Kakashi.

—Está despierto —dijo el doctor y ambos hombres suspiraron de alivio— Pero aún es demasiado pronto así que solo pueden entrar de uno en uno. ¿Quién pasará primero?

Iruka se puso nervioso, si apenas conocía a Kakashi mucho menos a Gai, así que si su amigo pedía entrar a verle, él se tendría que ir, pero Gai le devolvió la mirada y le indicó que podía pasar él primero. Le agradeció infinitamente con la mirada y prácticamente corrió a la puerta.

Tocó suave, con miedo a lo que le iba a decir pero con una ganas tremendas de verlo. El doctor le advirtió de que tenía solo cinco minutos, así que debía ser claro y directo. Sacó con las manos temblorosas la flor del bolsillo, con cuidado de que no se cayera ningún pétalo. Estaba algo más mustia, pero viva aún.

Kakashi no contestó nada así que Iruka entró de todas formas.

Allí estaba Kakashi, tumbado en la cama, con el cuerpo envuelto en vendas, demasiadas vendas, y con un suero conectado al brazo. Estaba despierto y le miraba. ¿Por qué no había contestado?

—Hola, Kakashi... —dijo extendiéndole la flor, pero este ni la miró así que Iruka para no sentirse idiota la dejó sobre la mesita

—¿Qué haces tú aquí? —preguntó un poco hostil, e Iruka pensó que tal vez le había molestado no haber dejado pasar primero a su amigo. Aunque él tampoco podía saber quienes estaban fuera de la habitación.

NO ME VEAS ASÍ [KAKAIRU]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora