UN DÍA IGUAL

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«—¿Es muy incómodo? Llevar ese tubo para mear...

—¿Estás de broma?

—Es que he pensado que... ya te lo podrían quitar. Yo paso muchas horas contigo, te podría llevar hasta el baño y así no tendrías que llevar eso puesto todo el dia.

—¿También quieres masticarme la comida? Ridículo...».

Kakashi recordaba aquella conversación con lejanía, ni recordaba cuánto hacía que lo habían comentado. Simplemente lo tomó como algo trivial que no iba a ningún lado. Pero ahora Iruka había cruzado todas las líneas del respeto dejando el valor de este a cero. Esa mañana tras sus chequeos habituales la enfermera le había sacado la sonda.

No iba a decir que no se sentía aliviado cuando lo hizo. Cualquiera lo estaría de que le sacaran un ruto de plástico metido por la uretra. Pero su paz duró hasta que recapacite. Él no podía todavía desplazarse con autonomía hasta los dos trustres metros que separaban su cama del baño. Entonces? Que solución alternativa le iban a dar.

— Ese chico, el que te cuida, nos insistió en que te la sacaramos. Por las mañanas estamos nosotras haciendo terapia y por las tardes se ha comprometido a venir siempre a cuidar de usted de modo que no le será necesaria. Por las noches tendra un orinal justo aquí al lado.

—¡No!

—¿¡No quiere el orinal?

—¡No! Lo que no quiero es a ese chico por aquí cerca.

La enfermera le sonrió.

—Es una solución mejor para todos. Incluido usted. Eso le obligará a moverse más y evitará infecciones.

—¿Ya estás gruñendo Hatake? —entró otra enfermare, como siempre, burlándose con cariño de Kakashi.

—Es tan tierno.

—¡No hablen así!

—Nos vemos más tarde, Hatake. Si tienes ganas nos das una voz.

A la tarde, ese mismo día, tal y como era de esperar, llegó Iruka. Kakashi tenía pensado echarle una gran bronca por esa libertad que se había tomado. Pero antes de la comida los dolores arremetieron contra él y lo empastillaron al punto de que se quedo dormido y aun cuando despertó estaba demasiado pastoso para reñir a Iruka.

—Buenas tardes dormilón.

Como odiaba no tener fuerzas. Ser dependiente. Estar indefenso.

—Iruka... llama a una enfermera...

—¿Qué problema tiene?

—Ninguno, tú llámala.

—Dígame qué le duele para que avisarlas.

—No me duele nada, tengo que usar el baño.

Iruka sonrió y se remangó.

—Yo le llevo.

—No me toques. No me toque jamás, Iruka. ¿Quieres ser útil? Llama a una maldita enfermera.

—Yo estoy para eso. Sabes que si las llamo se molestarán y volverán a meterle eso...

Kakashi chasqueó la lengua. Era verdad.

—Sé que es incómodo pero lo hago porque creo que es lo mejor para usted. Así que vamos... ¿qué le preocupa?

Kakashi se agarró con fuerza a los hombros de Iruka y se dejó levantar por este quien le cargó en la silla.

Kakashi veía la puerta del baño. Le costaba más preparase para ir que llegar. Estaba a dos pasos y sin embargo allí estaba.

Iruka le cargó de nuevo cuando llegaron al baño y le sentó.

—Sentado... como las mujeres.

—¿Y qué tiene de malo? —preguntó Iruka mientras Kakashi se agarraba de nuevo a sus hombros y le bajaba el pantalón y la ropa interior— me avisa cuando termine.

Salió del baño y Kakashi se quedo mirando el suelo más tiempo del necesario. Pasar de ser la élite de la Hoja a aquella lamentable situación requería de varios minutos de asimilación.

NO ME VEAS ASÍ [KAKAIRU]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora